Las marcas blancas secretas de Amazon

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Pascal Rossignol | REUTERS

El gigante del comercio electrónico comercializa productos que se vendieron bien con anterioridad con el nombre de marcas que no existen

08 ago 2017 . Actualizado a las 11:16 h.

Hace más de una década las familias consumían con asiduidad las primeras marcas de los productos. Con la llegada de la crisis, los hábitos de compra cambiaron y esto se vio facilitado, en gran parte, por el bum de las marcas blancas, que siempre se han identificado con «más asequibles para el bolsillo». De hecho, las empresas apostaron desde el principio por este tipo de firmas. El objetivo era acercarse al consumidor y, con ello, lograr su fidelidad.

En la actualidad, este concepto es tendencia hasta el punto de que ya no se concibe ninguna firma que no comercialice una marca propia. Auchan, Hacendado o Lidl, son solo algunas de las más exitosas del mercado. Y es que, en realidad, en el hipotético caso de que un supermercado no contase con su propio «sello», es posible que generase extrañez en el cliente. Es tan sencillo como basarse en la premisa de «si confío en tu tienda, confío en tu marca». Tras la recesión se cambió totalmente la mentalidad, pasando de que dichas marcas fuesen una necesidad a ser la opción escogida. Las despensas de los hogares de los españoles, pues, comenzaron a estar ocupadas por marcas blancas con la normalidad con la que estaría cualquier producto de «primera».

Amazon ha actuado, en realidad, en base a ese mismo razonamiento. La empresa nacía en el año 1994, en el Estado de Washington, y desde entonces no ha dejado de crecer. Entre los años 2000-2010 ha afianzado hasta 30 millones de clientes y esto se debe, en parte, a su brillante estrategia. Envíos en un día, artículos a bajos precios y una experiencia satisfactoria. Y es que después de más de dos décadas vendiendo todo tipo de productos -baterías, mochilas, videojuegos e incluso ropa- la empresa ha tenido tiempo para estudiar el mercado y el comportamiento del consumidor, del que sabé qué quiere y cómo lo quiere.

Amazon sabe cómo debe hacer las cosas. Por ello determina, de entre todas las marcas, cuáles son aquellas a las que los clientes son menos fieles. Un cargador, una bombilla e incluso productos electrónicos con nombres irreconocibles -pero que cuentan con una buena valoración- son escogidos por millones de consumidores. De hecho, se dice que una simple opinión en un artículo puede marcar la diferencia entre vender miles de productos y no vender ninguno. En base a esto, Amazon marca su actuación. Es decir, si ve que un producto se está vendiendo bien, puede decidir fabricarlo por sí misma. ¿Cómo lo hace? Bajo un nombre que parece ser de una empresa independiente, pero que en realidad no deja de ser suya.

Se trata de una estrategia que preocupa a vendedores; tanto porque puede suponer un plagio de productos lanzados al mercado con anterioridad como porque contra el gigante Amazon, pocos pueden competir. Lo que ocurre en este momento, es que la empresa está vendiendo a través de una amplia gama de categorías -libros, supermercado, industria, coche y moto- multitud de marcas que no existen y que, por si no fuese suficiente, no se deja claro en ningún momento que pertenecen a la compañía.

Un ejemplo de ello es la que está potenciando en su sección de moda, la discreta Find, que no se dice explícitamente que pertenece a la empresa, pero que viene pisando de una forma sigilosa y prudente, a la par que fuerte. Para ello, el dueño Jeff Bezos se encarga de seguir de cerca ni más ni menos que al modelo del gigante Inditex. De hecho, tanto es así que ya ha comenzado a negociar con los proveedores de la propia marca de Amancio Ortega. Es por esto, precisamente, que Bezos busca a toda costa las dos premisas para lograr afianzarse en lo que él considera un imprescindible -como lo es la moda- para ser líder mundial: conocimiento y, sobre todo, talento.