Rivera presiona para aplicar el 155 y Sánchez se empecina en el diálogo

Francisco Balado Fontenla
fran balado MADRID / LA VOZ

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BENITO ORDOÑEZ

Las diferencias en la respuesta a los separatistas deshilacha el frente constitucionalista

03 oct 2017 . Actualizado a las 09:07 h.

La convulsa jornada vivida este domingo en Cataluña con la teatralización del referendo ilegal ha supuesto un punto de inflexión en la alianza de los partidos constitucionalistas para hacer frente al separatismo. Los lazos entre PP, PSOE y Ciudadanos están totalmente deshilachados. Con el gran objetivo de fortalecerlos, Rajoy volvió a actuar como lo había hecho hace dos semanas durante el último gran pico de tensión, coincidiendo con las detenciones de una decena de cabecillas organizadores del referendo, y citó en la Moncloa a Sánchez y a Rivera. Y como en aquella ocasión, ya que la foto a tres resulta imposible, no tuvo más remedio que hacerlo por separado y tomarse dos cafés: uno con el líder del PSOE, a las 16.30 horas, que resultó bastante amargo, y otro con el jefe de Ciudadanos dos horas después, algo más dulce, pero todavía con el paladar del primero.

Albert Rivera empujó al presidente del Gobierno a la aplicación inmediata del artículo 155 de la Constitución, que habilitaría al Ejecutivo a tomar las medidas que considerase oportunas para forzar al cumplimiento de la ley en Cataluña. Desde su punto de vista, esta es la mejor manera de intentar parar «el golpe a la democracia», al considerar que en cuestión de días a Puigdemont y sus aliados secesionistas no les temblará el pulso al realizar una declaración unilateral de independencia.

En rueda de prensa posterior al encuentro, Rivera admitió que Rajoy le trasladó «literalmente» que en el equipo de Gobierno «están estudiando las vías para parar esa declaración de independencia que ocupa y preocupa a millones de españoles». En la Moncloa saben que esto no será sencillo. «Se pueden evitar sus consecuencias, pero no el hecho», reconocen fuentes cercanas al presidente, todavía bajo la impresión de lo rápido y lejos que están llegando los separatistas. «¿Pero qué van a hacer después? Si nadie los va a reconocer», plantean, totalmente seguros de contar con el respaldo de la comunidad internacional.

Sin embargo, Rivera no parece estar dispuesto a que se llegue a representar esta teatralización en el Parlamento catalán ni a que «un señor se suba a un balcón de un edificio oficial con una bandera», por lo que invita a Rajoy a que abandone su «inacción» y tome cartas en el asunto cuanto antes.

Asimismo, Albert Rivera ha vuelto a demandar la convocatoria de elecciones autonómicas en Cataluña, la única salida a esta crisis y la mejor forma para «devolverle la voz» a la ciudadanía. Como ya dejó bien claro hace tiempo, descarta la vía del diálogo con Carles Puigdemont, Junqueras y el resto de los «secuestradores» de la democracia.

Recado a Pedro Sánchez

El presidente de Ciudadanos también aprovechó para mandar un mensaje a Pedro Sánchez, exigiéndole que cumpla lo que acordaron semanas atrás y demuestre su compromiso con la defensa de la soberanía nacional y de los derechos de todos los ciudadanos españoles. Para la actual dirección en Ferraz, la aplicación del artículo 155 de la Constitución siempre se ha entendido como una línea roja que jamás se debería traspasar, una actitud criticada por algunas voces históricas del partido, como el mismo Alfonso Guerra, que durante su reciente visita a A Coruña calificó de «miedosos» a «estos demócratas de nuevo cuño».

Sánchez recibió esta punzada de Rivera debido a que la única interpretación que cabe tras su visita de ayer a Moncloa es que se encuentra cada día menos cómodo formando parte del bloque constitucionalista. Ya este domingo mostró su respaldo a la respuesta al desafío en Cataluña con la boca pequeña, porque no ofreció su apoyo al Ejecutivo, sino «a las instituciones, a pesar del Gobierno», y comunicó que exigiría responsabilidades por las cargas policiales. Ayer demostró que tiene decidido seguir haciendo funambulismo sobre un cable de ambigüedad. O incluso desmarcarse todavía más de Rajoy. Al menos es lo que se interpreta en el frío comunicado que difundió su partido tras el encuentro. A diferencia de otras ocasiones, no muestra su apoyo al Ejecutivo ni siquiera a «las instituciones», y tan solo insta al presidente a que abra cuanto antes el diálogo con el resto de las formaciones, entre las que menciona directamente a Podemos, para «superar la dialéctica de bloques», y que retome el diálogo con Puigdemont. Además, concreta que la depuración de responsabilidades por las cargas policiales irán dirigidas contra el Ejecutivo.

En el momento en el que peor se han puesto las cosas, la débil alianza entre los tres partidos ha patinado. En su valoración tras los encuentros, desde el Gobierno se han limitado a agradecer la «lealtad» de Sánchez y Rivera con el orden constitucional.

Sin embargo, fuentes de la dirección del PP admiten que un desmarque como el de los socialistas afectará de forma considerable a la hora de responder a los envites que continúen presentando desde Cataluña, ya que son plenamente conscientes de que «sin el PSOE todo es más difícil». En Génova apuntan a una explicación sencilla para contextualizar este alejamiento de Pedro Sánchez: «Los problemas internos» que arrastran desde hace mucho tiempo, «tanto de liderazgo como territoriales».