Agentes de Vigo y Ourense cercados en una comisaría de Lérida deben comer en Huesca

e. v. pita VIGO / LA VOZ

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Algunos vecinos les hacen seguimientos cuando van a sus hoteles y luego presionan a los dueños para que les denieguen cama

04 oct 2017 . Actualizado a las 13:12 h.

Portavoces de sindicatos policiales de Vigo relataron ayer las peripecias y presiones que sufren sus compañeros enviados como refuerzo a Cataluña. Contaron varios casos durante una concentración ante la comisaría en apoyo de los compañeros destinados en Lérida y Barcelona.

Agustín Vigo, de la UFP, señaló que una decena de policías judiciales de Vigo y Ourense, agentes que actúan vestidos de paisano, estuvieron cercados en la comisaría de Lérida y no podían salir porque una muchedumbre los insultaba a las puertas del centro. Tampoco les sirven comidas en los bares de la capital y han tenido que ir a comer a restaurantes de la provincia limítrofe de Huesca, en Aragón. Los agentes gallegos se quejaron de que algunos vecinos les hacen seguimientos cuando van a sus hoteles y luego presionan a los dueños para que les denieguen cama.

Víctor Vasco, del SUP, confirmó la «fuerte presión» a los agentes. En Barcelona muchos taxistas rehúsan recoger en el puerto a los antidisturbios de Vigo, quienes tienen su base en un crucero-hotel rebautizado Piolín. Y si van a cenar a un restaurante y los descubren, algunos comensales los increpan e insultan.

Rajoy ordena aguantar a los policías y guardias civiles acosados en Barcelona

El contingente seguirá desplazado como mínimo hasta el próximo día 11 de octubre

ALBERT GEA | reuters

melchor sAiz-pardo

Nada de repliegue. Ni un paso atrás. Y menos ahora. La orden fue directa de Mariano Rajoy a las 11 horas de la mañana, cuando las fuerzas de seguridad estaban enfrentándose simultáneamente a una docena de escraches en las cuatro provincias. Los policías y guardias civiles enviados a Cataluña para el despliegue de seguridad del 1-O seguirán en esa comunidad autónoma. En los barcos, en los cuarteles, en las comisarías y en los 41 hoteles en los que están alojados, aunque sean acosados por miles de independentistas.

Rajoy -tras reunirse de urgencia con Juan Ignacio Zoido, Soraya Sáenz de Santamaría y el titular de Turismo, Álvaro Nadal- dio instrucciones de abortar la inminente salida de centenares de funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía de los dos hoteles de la localidad barcelonesa de Pineda de Mar (Checkin Mont-Palau y Checkin Pineda), convertidos en una suerte de icono de la resistencia y que el propio titular de Interior había ordenado desalojar para evitar males mayores.

El mensaje con el que salió Zoido de su encuentro con Rajoy fue que no había retirada. Por fin órdenes concretas, tras horas de confusión en la cúpula de un ministerio casi noqueado por los errores operativos del 1-O y por el hostigamiento popular y cuestionado por todos los sindicatos y muchos mandos.

Las instrucciones a los jefes policiales fueron no repetir bajo ningún concepto las imágenes del lunes de centenares de policías y guardias civiles cabizbajos e insultados abandonando tres hoteles de Calella cuyos dueños cedieron a la presión vecinal y consistorial «mafiosa» (en palabras de la vicepresidenta). Apenas la Moncloa tuvo copia de la carta (luego desmentida) del gerente de los establecimientos de Pineda alegando coacciones del Ayuntamiento para echar a la calle a los policías, el Gobierno también decidió alargar hasta el 11 de octubre buena parte del despliegue de seguridad, aunque no todo.

«Acoso totalitario»

La jornada de huelga general, tras una madrugada de asedios, fue especialmente complicada para los 12.000 miembros de las fuerzas de seguridad desplegados en Cataluña, tanto para los más de 6.500 agentes residentes en la comunidad como para 5.500 guardias civiles y policías del refuerzo del 1-O.

Miles de personas rodearon durante horas la sede de la Jefatura de Policía en la vía Laietana, en Barcelona. Los escraches fueron intermitentes en otras sedes policiales de la capital catalana, como la comisaría de Balmes o la comandancia de la Guardia Civil. Hostigamiento también durante el día en los cuarteles de la Seo de Urgel, Solsona o Mora de Ebro, entre otros, donde con la llegada de la noche se esperaban más acciones de acoso. Los ánimos entre el contingente desplazado a Cataluña, a pesar de todo, eran buenos. «Los policías de Pineda nos piden no abandonar Cataluña», explicó a este diario José Antonio Calleja, presidente del Sindicato Profesional de Policía y portavoz de todos los sindicatos en esta crisis de Cataluña.

Sin embargo, los ánimos no eran tan buenos entre los funcionarios de plantilla. Las amenazas y coacciones a funcionarios concretos, según fuentes policiales, se están repitiendo de manera especial en Gerona y Lérida. Zoido acusó personalmente a Puigdemont de haber provocado esta escalada de hostigamiento contra los funcionarios de Interior, al reclamar que los policías y guardias civiles (también los 6.500 que viven y trabajan en Cataluña) se marchen de la comunidad. El ministro dijo que sus palabras han «alentado el acoso totalitario».

Ciudadanos anónimos ofrecen sus casas a los policías

Desde los incidentes ocurridos en Calella, son muchas las llamadas telefónicas y correos electrónicos de apoyo y colaboración recibidos en las centralitas de las diferentes comandancias de Cataluña y en la Dirección General de la Guardia Civil. Precisamente, la llamada de una mujer ofreciendo su casa corrió ayer por diferentes medios de comunicación. «Llamo desde Barcelona. Tengo noticias de que están echando a compañeros que han venido a ayudarnos, y no sé con quién podría hablar. Yo puedo tener a gente en mi casa, tengo dos casas», decía entre lágrimas. La Guardia Civil, al igual que hizo con esta llamada, se ve obligada a rechazar estos ofrecimientos por cuestiones operativas y de seguridad, aunque agradecen los gestos.

La farsa de la cifra de heridos que no eran reales

Adrià Ropero | efe

La cifra y la gravedad de los heridos que dejó la acción policial durante el referendo abrió ayer un nuevo frente entre las autoridades catalanas y el Gobierno español. El Gobierno catalán aseguró que durante los enfrentamientos del pasado domingo 893 personas resultaron heridas, un dato que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy tachó de «gran farsa».

De esos supuestos 893 heridos -de los que no constan más datos que la cifra global aportada por la Generalitat-, solo cuatro pasaron la noche del domingo al lunes en el hospital. Dos fueron dados de alta en las horas siguientes, uno que había quedado en observación por un golpe en la cabeza y otro que tuvo que ser operado por una sección en el tendón de un dedo. A última hora de ayer solo dos personas continuaban ingresadas: un hombre con una herida en el ojo al parecer por un proyectil de goma lanzado por la policía antidisturbios y otro hombre de 70 años que sufrió un infarto durante los incidentes.

A la polémica sobre la abultada cifra de heridos contribuyó el debate sobre uno de los testimonios más crudos y difundidos tras los disturbios, el de una joven que aseguró que los policías le habían roto «uno a uno» los dedos de una mano. Sin embargo, esta misma joven aclaró más tarde en la televisión pública catalana que en realidad no tiene ningún dedo roto, sino una inflamación (capsulitis) en una de las articulaciones.

Repercusión internacional

La controversia sobre la elevada cifra de heridos llegó a los periódicos de todo el mundo en un momento en el que Cataluña busca respaldo internacional ante su posible declaración de independencia. Si bien las imágenes en un primer momento apoyaban las denuncias de la Generalitat, a medida que han ido pasando las horas se han ido descubriendo imágenes falsas, vídeos antiguos o falsos heridos que han provocado un cambio de opinión de algunos medios internacionales. Ayer mismo el diario francés Le Monde advertía sobre la proliferación de imágenes manipuladas sobre la intervención policial el pasado domingo. «Ciertas escenas de violencia han sido inmortalizadas, pero otros mensajes igualmente difundidos han sido manipulados», destacan en la sección de la web dedicada a verificar informaciones que circulan por Internet.

FABIO BUCCIARELLI | afp