«Juego de Tronos»: Por qué no vamos a ver la última temporada hasta el 2019

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E.P

El actor que encarna a Ser Davos explica la hoja de ruta de la aclamada ficción

07 oct 2017 . Actualizado a las 19:08 h.

Juego de Tronos se resiste a abandonarnos. Los que contaban con asistir pronto al desenlace de la adaptación televisiva de Canción de hielo y fuego pueden ir buscando un confortable lugar donde sentarse y esperar. Sabíamos que David Benioff y D.B. Weiss no nos lo pondrían fácil; que nos harían sudar la gota gorda, comprimirnos los sesos a golpe de complejos croquis -árboles genealógicos incluidos- y disparatadas teorías para entender cómo demonios harán Daenerys, Jon y todos sus compinches para fulminar a los caminantes albinos. Para intuir, ya sin libro que consultar, qué maniobra ejecutarán los pocos personajes que a estas alturas aún siguen respirando para intentar acomodar sus posaderas, al fin, en el Trono de Hierro. Pero esto no. Ya concienciados de que la traca final sobreviviría al verano que viene, confiábamos optimistas en que la solución al rompecabezas llegaría al menos en el último trimestre del 2018. Y entonces llegó Ser Davos y habló, echando por tierra todas nuestras ilusiones.

Juego de Tronos no terminará hasta el 2019. La maquinaria, sin embargo, ya está en marcha. Liam Cunningham -más conocido como el Caballero de la Cebolla- se reunirá el próximo fin de semana en Belfast con el resto del reparto de la superproducción basada en la saga de George R.R. Martin para, alrededor de la mesa de lectura de guiones, echar un vistazo al nuevo material escrito por Benioff y Weiss. ¿Para qué tanta prisa?

Sabíamos ya que la nueva entrega de Juego de Tronos será la más corta -solo seis episodios- y, también, la más cara. Ahora sabemos además que los capítulos serán larguísimos. Los creadores de la serie han renunciado ya a la extensión habitual de sus piezas (entre 45 y 60 minutos) para preparar una contundente y bien armada conclusión: media docena de películas que pondrán el broche final a la historia de los reinos de Poniente. Ya hace unos meses, durante una convención de fans de Juego de Tronos en Nashville, la responsable de sonido Paula Fairfield planteó que los episodios de la octava temporada «podrían tener una duración de ochenta y pico minutos». Como los finales de cada temporada. Un final hecho de finales. Ser Davos confirma ahora que los planes de rodaje son monumentales: empiezan este mes y culminan en verano. Nueve meses de grabación, un auténtico embarazo.

Pinta ambicioso el proyecto: el equipo de Juego de Tronos dedicó seis meses a temporadas de diez capítulos, ahora invertirá tres más para hacer cuatro episodios. Los esfuerzos se multiplican. Y si el plan de rodaje es finalmente fiel a este calendario, no hay tiempo material para tener lista la última entrega para julio del 2018. Al último plan le sigue una laboriosa tarea de posproducción que, con probabilidad, retrasará estratégicamente el estreno hasta el 2019.

Los tiempos no son la única pista para llegar a la conclusión de que estaremos más de un año sin saber de los Lannister, los Stark, los Targaryen y demás casas nobles. HBO tiene ya en el horno, para ser servida a mediados del año que viene, una nueva tanda de episodios de Westworld, que de barata tiene poco. La ficción de los androides, creada por Jonathan Nolan y Lisa Joy, se gasta en cada temporada entre ocho y diez millones, una considerable cifra que, sin embargo, parece ridícula al lado de los 12 millones que Juego de Tronos tiene reservados para cada píldora de su última temporada. Westworld es, además, uno de los grandes caramelos de la plataforma -su primera entrega sedujo a 12 millones de espectadores-, por lo que resulta muy improbable que la cadena vaya a gastar presupuesto y, sobre todo, balas al mismo tiempo.