Un afectado por el terremoto: «¿Cómo te sientes si lo pierdes todo?»

Laura García del Valle
Laura G. del Valle REDACCIÓN / LA VOZ

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ABEDIN TAHERKENAREH | EFE

El peor seísmo del 2017 deja más de 400 muertos en la frontera de Irán con Irak

14 nov 2017 . Actualizado a las 07:26 h.

El seísmo que arrasó la noche del domingo la región fronteriza entre Irán e Irak, -pero que también se hizo notar en Teherán, Bagdad y en lugares más alejados como Kuwait o la costa de Israel-, hizo a los iraníes retroceder en el tiempo y recordar una de las peores pesadillas de su historia reciente: el momento en el que en el 2003 un terremoto acabó con la vida de casi 30.000 personas al sudeste del país. Sin recuperarse totalmente de aquella catástrofe, un duro golpe en forma de temblor vuelve a azotarles dejando más de 400 víctimas mortales, familias destrozadas y ciudades en ruinas que tardarán años en volver a su de por sí maltrecha normalidad.

Especialmente damnificada ha quedado Sarpol-e Zahab, al oeste del país, localidad en la que perecieron la mayoría de las víctimas y donde se encuentra el grueso de los casi 7.000 heridos. En esta ciudad, de 85.000 habitantes, la electricidad seguía ayer cortada y se calcula que la mitad de los edificios han sufrido importantes daños. Las construcciones más afectadas son un conjunto de viviendas de protección social. Allí, mientras los equipos de rescate comprobaban si entre los escombros todavía podían encontrar supervivientes, horas después del temblor, de magnitud 7,3 en la escala de Richter, se producía una réplica. «¡Ya Huseín!», gritaron entonces desconsolados los ciudadanos, implorando al tercer imán de los chiíes y nieto del profeta Mahoma, muy venerado en la república islámica.

La mayoría de los congregados, que veían como la ciudad se desplomaba delante de sus ojos, no eran habitantes de la zona sino familiares de personas que quedaron soterradas por el sismo, como Arsalan Darabí, de unos 50 años. Darabí llevaba cerca de 10 horas frente al edificio en el que vivían su sobrino de 30 años, su mujer y dos hijos, de los que no se sabe nada. «¿Cómo puedo sentirme si lo he perdido todo? No sé si mis familiares están vivos y sufriendo bajo los escombros, o muertos», dijo a Efe entre lágrimas.

El otro lado de la frontera también sufrió los devastadores daños de este terremoto, el más mortífero del año. Darbandijan, que amanecía ayer conmocionada en medio de los escombros, fue la gran perjudicada. En esta localidad montañosa murieron cuatro de las ocho personas que perecieron en Irak a causa del temblor. El miedo y la angustia se palpaba ayer entre los vecinos de la zona, preocupados por las posibles réplicas que puedan causar fisuras en una presa cercana, en el río Diyala. Nizar Abdulá decidió pasar la noche con sus vecinos, inspeccionando las ruinas de la casa anexa a la suya para ayudar en lo poco que podía. «En el interior de la vivienda había ocho personas, algunos miembros de la familia pudieron escapar a tiempo, pero a la madre y a uno de sus hijos los sacaron muertos entre los escombros», explica este kurdo de 34 años, según recoge la agencia AFP. Otros, como Yasin Qasem, cuya vivienda quedó derruida aprovechó para pedir ayuda al Ejecutivo. «Es verdad que somos kurdos, pero también somos iraquíes, el Gobierno nos tiene que ayudar».

Hospitales desbordados

Las réplicas llegaban ayer a 135, que se distribuían en varias capitales provinciales de Irán y se prevé que continúen. Las consecuencias de futuros temblores es una de las mayores preocupaciones para las autoridades, ya que los hospitales de la provincia de Kermanshah, donde están siendo atendidos la mayoría de los heridos, están totalmente desbordados. A la zona cero han tenido que acudir centenares de médicos de Teherán que, en clínicas ambulantes, intentan evitar que el número de víctimas mortales se dispare.