Los «hackers» rusos sobrevuelan el 21D

Francisco Balado Fontenla
fran balado MADRID / LA VOZ

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Jonathan Ernst | Reuters

Un ejército de informáticos reclutados por la falta de otras salidas laborales bombardean desde San Petersburgo las redes sociales durante 12 horas al día para influir con noticias tóxicas

20 nov 2017 . Actualizado a las 13:15 h.

Las elecciones catalanas están a salvo. El Gobierno español garantiza que no existe ninguna posibilidad de que se pirateen sus resultados. Así lo repiten una y otra vez cada uno de los miembros del gabinete a lo largo de sus últimas comparecencias, pero se refieren tan solo al cómputo de las papeletas que se depositen en las urnas el próximo 21 de diciembre. Es decir, que el recuento está a salvo de cualquier pirateo informático que pueda levantar la más mínima sombra de sospecha de farsa o enredo en unos comicios que, aunque sean autonómicos, se celebran en uno de los contextos más comprometidos de la democracia española. Cualquiera que haya formado parte de una mesa sabrá que las papeletas se recuentan una a una por y bajo la supervisión de interventores y apoderados de los partidos. Además, ante la menor duda, «se recurriría a las actas de las mesas y se restablecería inmediatamente cualquier resultado», asegura el portavoz del Ejecutivo, Iñigo Méndez de Vigo.

El problema es que alguien desde Rusia parece dispuesto a participar aunque su nombre no forme parte del censo electoral. Los tentáculos de la potencia rusa ya se hicieron notar en otros procesos electorales: en el triunfo de Trump en las estadounidenses, en la consulta británica que deparó en el brexit, en las presidenciales francesas con las que Macron alcanzó el Elíseo o incluso en Holanda, que se vio obligada a abandonar las nuevas tecnologías que ya había utilizado anteriormente y regresar a la papeleta de siempre ante el temor sufrir posible hackeo.

Rusia cuenta con un ejército de piratas informáticos que se dedican a influir fuera de sus fronteras en beneficio de ese país. Oficialmente, el organismo responde al nombre de Agencia de Investigación en Internet, aunque popularmente se la conoce como los trolls de Olgino, en honor al histórico barrio de San Petersburgo en el que se asientan. Se trata de un grupo de expertos informáticos y blogueros que, organizados en equipos de unas 25 personas, trabajan doce horas al día con la única intención de influir en las redes sociales, principalmente Facebook y Twitter, y otros foros de la Red, a través de montajes, noticias falsas o informaciones tóxicas. Cada uno de estos trolls cobra un sueldo generoso en comparación con la renta media del país, lo que da una pista de la importancia de su papel.

La ciberdelincuencia rusa

Esto enlaza con una idea que aporta Juan González Martínez, responsable de ciberseguridad en Gradiant, que comenta que «en Rusia y en otros países del Este, en los noventa hubo un bum de ciberdelincuentes; personas formadas como ingenieros o físicos que no tenían acceso a trabajos bien remunerados y acabaron encontrando salida como administradores de bots, llegando a crearse una especie de industria dedicada al software malicioso».

Este vigués de 41 años quiere dejar claro que no maneja ningún informe científico para poder afirmar que el Gobierno ruso está tras estas injerencias, y asegura que la atribución de las cuentas falsas es complicada: «Twitter permite geolocalizar los perfiles, pero es relativamente sencillo falsear estos datos», dice.

Respecto a los bots (cuentas que funcionan de manera automática, se estima que en Twitter serían alrededor de un 15 %), destaca su capacidad para ganar seguidores en las redes amplificándose entre ellos formando una especia de cadena.

¿Y la manera de combatir las fake news? Juan González confía en el fact check o la verificación. «Se están empezando a emplear técnicas de inteligencia artificial para el procesado del lenguaje natural; es decir, que una máquina pueda llegar a entender un texto generado por un humano. Extraer información de un contenido para que la máquina entienda». Otra herramienta estaría en la validación de la fuente: «Tecnologías que permiten que la confianza esté distribuida en un montón de fuentes que trabajan en conjunto».

Las ideas difundidas por los Trolls de Olgino

La naturaleza de los mensajes de los bots rusos coinciden con las denuncias del secesionismo catalán, incidiendo en la brutalidad policial y la actitud antidemocrática del Estado español. El objetivo es vender el país como si estuviese íntimamente ligado al franquismo. Estos son algunos de los que recoge el informe del Real Instituto Elcano:

«El uso de la fuerza por parte de la policía ha consistido en violencia deliberada y no en una legítima defensa de la seguridad del Estado; es una práctica franquista y no de un Estado democrático».

«La UE reconocería la independencia de Cataluña después del proceso de adhesión».

«La Unión Europea habría ordenado a España llevar a cabo una ‘acción represiva’ para impedir el referendo, intentando así evitar otro ‘brexit’».

«El referendo es una ‘revolución de color’ dentro de la Unión Europea y el primer paso hacia su desintegración».

«Los europeos son hipócritas por condenar el uso de la violencia en Ucrania por Víctor Yanukóvich y no el de la policía española en Cataluña».

«España está en la misma situación que Ucrania, y Cataluña al borde de una guerra civil como la de Donbas».

«El referendo de Cataluña es como el de Crimea».

«Occidente es responsable del deseo de los catalanes de independizarse de España por crear las condiciones previas para los movimientos separatistas cuando apoyó y reconoció la independencia de Kosovo».

Barcelona se juega 900 empleados de la Agencia del Medicamento

Los países miembros de la Unión Europea deciden en una elección secreta en Bruselas sobre las futuras sedes de la Autoridad Bancaria Europea (EBA) y de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), entre cuyos candidatos figura Barcelona. Las sedes de ambos organismos europeos se encuentran actualmente en Londres y tendrán que trasladarse a otros países comunitarios como consecuencia de la decisión del Reino Unido de abandonar la UE.

En la disputa por la futura sede de la EMA, Barcelona tiene que medirse con ciudades como Milán, Bratislava, Ámsterdam y Copenhague, que en opinión de los expertos tienen más posibilidades de ganar la elección que la capital catalana, cuya candidatura ha perdido enteros a causa de la declaración ilegal de independencia. No obstante, el rey y el Gobierno español han hecho en los últimos días gestiones para conseguir la nominación en favor de Barcelona. La ciudad que gane la nominación podrá contar con enormes ingresos adicionales. Tanto la EMA como la EBA organizan todos los años cientos de conferencias y reuniones con expertos de todo el mundo. En Londres, las dos agencias europeas aportaron el año pasado al sector hotelero unas 39.000 pernoctaciones adicionales. La EMA, responsable de la aprobación de nuevos fármacos en la UE, emplea a unas 900 personas, mientras que la EBA, encargada de garantizar la estabilidad financiera y el buen funcionamiento del sector bancario, tiene una plantilla de casi 200 empleados.

La Comisión de Seguridad Nacional analiza esta semana la posible injerencia desde Rusia

La Comisión Mixta Congreso-Senado de Seguridad Nacional tiene previstas una serie de comparecencias durante los próximos meses relacionadas con la ciberseguridad y que servirán a los parlamentarios para abordar la supuesta injerencia rusa en la crisis de Cataluña y las elecciones del 21 de diciembre. La primera está convocada para el jueves. Comparecerá el director del Mando Conjunto de Ciberseguridad del Ministerio de Defensa, general de división Carlos Gómez López de Medina, y la investigadora del Real Instituto Elcano Mira Milosevich-Juaristi.

La polémica sobre un envío masivo de mensajes a favor del independentismo desde territorio extranjero, en especial desde Rusia y Venezuela, ya estuvo sobre la mesa en la comparecencia el pasado jueves del director del Instituto Nacional de Ciberseguridad, Alberto Hernández, quien dijo no estar en condiciones de determinar el origen de los ataques.