España coloca a De Guindos en el BCE

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

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OLIVIER HOSLET | efe

La retirada del candidato irlandés dejó vía libre al ministro, que dimitirá en breve

20 feb 2018 . Actualizado a las 07:04 h.

Victoria por retirada. El ministro de Economía, Luis de Guindos, se impuso ayer al gobernador del banco central irlandés, Philip Lane, en la carrera por la vicepresidencia del Banco Central Europeo (BCE). A pesar de las duras críticas de la Eurocámara y el rechazo disimulado del supervisor europeo, el español hizo valer los apoyos de sus socios del Eurogrupo para imponerse a Lane y conseguir su preciado pasaje a Fráncfort. Allí le espera la silla que el 1 de junio dejará libre el portugués Vítor Constancio.

Esta vez sí, España acudió a Bruselas con los deberes hechos. Tiró de diplomacia para evitar una nueva humillación como la que vivió el ministro en el 2015, cuando perdió la batalla por liderar el Eurogrupo. Las cuentas salieron. No hizo falta revisar credenciales ni mucho menos votar. El cargo ya estaba adjudicado. Lo reconocía el ministro de Finanzas irlandés, Paschal Donohoe, a su llegada a la reunión. Para no romper el «consenso» entre los socios del euro, Lane decidió renunciar al cargo y retirar su candidatura. «De Guindos tiene cualificación y experiencia como ministro de Finanzas, eso encaja muy bien en el trabajo», resumía Donohoe.

Las deudas políticas, la infrarrepresentación de España en los altos cargos ejecutivos de la UE y el mercadeo de puestos acabaron decantando la contienda a favor del español, quien abandonará la cartera de Economía: «Presentaré mi dimisión en los próximos días», admitió ayer. De lo que no quiso hablar fue de sus posibles sucesores en el ministerio.

Con su elección se ha abierto el debate sobre la politización del BCE y la falta de independencia del supervisor. A Fráncfort no le convencen esos saltos desde la política a los organismos de control, una maniobra también cuestionada por el Parlamento Europeo. «No estamos cruzando ninguna línea roja. De Guindos tiene todas las habilidades para ser un buen vicepresidente del BCE. Creemos que será el hombre adecuado en el lugar adecuado», defendió el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire. «Tiene una buena reputación», añadió el alemán Peter Altmaier. El comisario de Economía, Pierre Moscovici, rechazó todas las críticas y rompió una lanza a favor del reciclaje de políticos en cargos más técnicos: «Son gente de mucha experiencia [...]. Creo que De Guindos puede adaptarse y ser un buen vicepresidente», deslizó antes de negar que existan incompatibilidades. Tampoco el presidente del Eurogrupo, Mario Centeno, cree que el puesto se haya adjudicado a dedo: «De Guindos ha demostrado una buena gestión al dirigir España durante una crisis muy seria y convertirla en una campeona del crecimiento. Su currículo está muy claro».

Intercambio de sillas

Su elección, «por unanimidad» y a puerta cerrada, ha despertado muchas suspicacias en torno a la contrapartida que acarreará. El año que viene queda libre la presidencia del BCE, hoy en manos del italiano Mario Draghi. También habrá otras dos vacantes en el comité ejecutivo. ¿Ha comprometido España su apoyo a algún candidato? De Guindos lo niega: «Nadie nos ha puesto ningún tipo de condición a cambio de su apoyo», aseguró ayer ante las sospechas de que el Gobierno español vaya a aupar al halcón alemán Jens Weidmann a la presidencia. Para los eurodiputados de Los Verdes este es un «muy mal acuerdo para España» y advierten que propondrán al resto de los grupos elaborar un dictamen negativo sobre De Guindos el próximo lunes, cuando el español comparezca de nuevo ante la Eurocámara. Su elección deberá ser ratificada por los jefes de Gobierno de la UE el 23 de marzo.

La estabilidad de la zona euro, en manos de un español

En mayo del 2012, Bankia se derrumbó. Su nacionalización, a cargo del contribuyente, dejó un agujero en las arcas públicas de 23.000 millones. A Luis de Guindos, ya por entonces ministro de Economía, le tocó tomar las riendas y capitanear las intervenciones, saneamientos y fusiones en cadena de entidades de un sistema financiero español que todavía hoy da muestras de debilidad, como evidenció la quiebra del Banco Popular en junio del 2017.

Los créditos dudosos, la baja rentabilidad y las señales de una nueva e incipiente burbuja inmobiliaria podrían poner a prueba, una vez más, a la banca española. Su supervisión pasará, otra vez, por las manos de De Guindos. Como vicepresidente del Banco Central Europeo estará a cargo de la denominada «política macroprudencial y estabilidad financiera en la zona euro», una nomenclatura que emplea Fráncfort para referirse a las labores de mejora de la capacidad de resistencia de los bancos europeos ante crisis graves y tensiones en los mercados. El español tendrá la llave para introducir más requisitos de capital con el fin de aplacar futuros riesgos y limitar posibles contagios en la cadena bancaria. Las negociaciones con Estados Unidos sobre las líneas de la política monetaria no correrán a cargo del español, sino del francés Benoît Coeuré, quien trata, sin éxito, de lidiar con la errática Administración Trump.

La responsabilidad del cargo de vicepresidente lleva aparejado un salario mucho más atractivo que el de ministro: el BCE extenderá un cheque anual de 334.000 euros a De Guindos.