Michelle Calvó: «Cuando te ríes de ti misma nadie puede hacerte daño»

ACTUALIDAD

Michelle no para y se mueve por retos, tal vez por eso esta actriz que fue campeona de vóley playa siempre consigue lo que se propone. Ahora estrena la serie «Cupido», tras el éxito de «Amar es para siempre». ¿Su sueño? «Tener una casa en O Courel»

03 jun 2018 . Actualizado a las 09:23 h.

Si aún no la conoces, quédate con su cara porque Michelle Calvó (Madrid, 1991) ha despegado su carrera como actriz y siendo fiel a sus palabras, es una mujer que cumple todos sus propósitos. Una cualidad que ha ido forjando desde pequeña y como profesional del deporte, ya que esta canaria de adopción, fue campeona de vóley playa. Por sus venas corre también sangre gallega y su sueño, dice, es tener una casita en O Courel, pero con 26 años lo primero para ella es seguir enlazando trabajos como actriz y ahora la vida se le ha puesto de cara. Tras el éxito de El club de los incomprendidos, y su papel como Sofía en Amar es para siempre, participa en el rodaje de Los nuestros y estrena Cupido, una web serie de TVE.

-La serie «Cupido» es un thriller fantástico que desborda amor.

-Sí, pero lo que me gusta es que no trata solo el amor romántico, sino que refleja también la lucha entre supervivencia y el amor en muchas dimensiones. En la vida a veces es normal moverse por el camino del miedo, pero creo que lo más interesante es moverse por el camino del amor, no solo de una relación chico-chica, sino el amor entre amigas, hermanos... Eso está muy bien reflejado.

-En ese camino ¿tú dirías que también te has movido siempre por el lado del amor?

-Yo sí. Cada cosa que hago en la vida la hago por amor, ya sea por amor propio o hacia otra persona. Encuentro amor hasta cuando paseo con mis perros y me pongo a mirar los árboles o cuando hace un buen día... Creo que es más bonito vivir así. Obviamente, entendiendo la realidad, no viviendo en los mundos de Yupi, claro.

-¿Y tú darías ahora mismo la vida por alguien?

-¡Guau, esa es una pregunta difícil!, pero creo que por las únicas personas que podría mojarme son por mi madre y por mi mejor amiga, Ivi, mi hermana de vida desde que tengo 12 años.

-Y eres una mujer también con mucho amor propio: de retos.

-Sí, desde pequeña. No sé si por mi faceta deportista, soy una mujer que me propongo algo y voy a por ello. Y hasta que no lo consigo no paro. Sí es cierto que hace tiempo me puse el reto de ser feliz, entonces cuando otros retos entran en conflicto con este, que es la base para mí, priorizo el ser feliz. El estrés, el tener que demostrar que vales, el estar por encima de... hace que te mueras por dentro.

-No es mal reto. ¿Crees que lo estás consiguiendo?

-Sí, sí. Hay momentos en que me encantaría estar en mi tierra, en Canarias, pero tengo que estar trabajando. Bueno, pero es que trabajar también me hace muy feliz. Yo creo que sí lo estoy consiguiendo, además con los años voy cogiendo más práctica, y voy apartando aquello que no me gusta, cada vez voy perdiendo más el miedo.

-Tienes que estar bien contigo misma, entiendo.

-Sí, yo me preocupo mucho de nutrirme como persona, tengo claro la persona que quiero llegar a ser.

-¿Y quién quieres ser?

-¡Mi abuela! [Risas] Mi abuela es cubana, vivió una guerra. Sin embargo, nunca negó sus ideales, sacó adelante a dos hijos, es una mujer fuerte, independiente, llena de amor, de cariño, de bondad. Nunca miente, aunque duela, porque lo que te dice lo dice para hacerte bien. Tiene un lema, ella dice que no hace caso a los dolores, porque si no los dolores no la dejarían vivir. Y eso me gusta, porque creo que nos quejamos demasiado: vive, disfruta, aprende... Y sé feliz.

-¿Te ha dado algún consejo en particular?

-Que nunca niegue una sonrisa y que tenga educación. Eso lo dice mucho mi madre: que la educación abre muchas puertas. Yo intento estar muy a favor.

-Ya que estamos tan en la felicidad, ¿a ti qué te hace feliz?

-Una tarde con mis amigas. Somos cuatro, de Tenerife, y desde pequeñas estamos juntas. Con ellas he aprendido a vivir, son como hermanas, tengo una unión muy fuerte. También me hace feliz un día de playa con mi madre, un día de surf...

-Has demostrado tener mucho sentido del humor, te hemos visto en «Zapeando» partiéndote de risa, imitando...

-Sí, sí. Yo creo que cuando te ríes de ti misma el resto del mundo ya no puede hacerte daño. Y a mí me encanta reírme y reírme de mí. Me gusta ser fuerte en ese sentido.

-Como Cupido, ¿eres de flechazo?

-Uf, no lo sé.

-A lo mejor aún no llegó.

-Me pasó hace unos años que vi a un chico que conocía de cuando yo era pequeña y a mí nunca me despertó nada, en cambio con los años dije: ‘Mira este...’. Bueno, no hubo nada al final, pero creo que tiene que haber una atracción, si no será tu amigo o tu amiga toda la vida. Pero sí sentí alguna vez eso de quedarte ‘guau’.

-Tal vez hayas provocado tú más flechazos [risas].

-No sé. Yo no me doy cuenta de que lance tantos flechazos. No me gusta sentir que lo manejo, me preocupo de gustarme a mí misma y luego creo que eso se irradia y puedes gustar al resto de personas. Pero no es algo que me preocupe eso de estar guapísima, y menos por el resto del mundo. Sí por gustarme a mí, pero no a los demás.

-Eres muy activa en redes, en Instagram tienes muchísimos seguidores. ¿Esa repercusión cómo la llevas?

-De manera muy natural, también gracias a que sigo teniendo los pies en la tierra. Mi madre nunca me ha dejado que se me subiera, somos un grupo de mujeres y tengo la suerte de que estamos muy unidas... Me gusta que me sigan en Instagram, que valoren mi profesión, pero no le doy demasiado peso. Soy consciente de que podemos trabajar mucho y de repente parar de trabajar, y la gente se olvida de ti. Por eso creo que hay que darle valor a lo importante: a tu familia, a tus amigos...

-Pero ya llevas unos años y ahora estás en racha.

-Sí, yo siempre he tenido claro que quería ir poco a poco, formarme bien, y quiero seguir aprendiendo. Ahora estoy en un buen momento, agradecida y feliz.

-Has empezado Pedagogía, te gustan mucho los niños, ¿no?

-Me encantan, sí, siento debilidad por ellos. Y aunque suene tópico, creo que los adultos tenemos mucho que aprender de ellos, estar cerca y poder ver el avance de cada uno, la energía que te dan. Yo estoy en una asociación, Sonrisas azules, y trabajamos con niños enfermos o en riesgos de exclusión y a mí me encanta estar cerca de ellos, nos dan muchas lecciones. Necesitamos ayudarnos más en este mundo y ser más empáticos.

-¿Qué queda de la niña Michelle?

-La ilusión de seguir aprendiendo y llegar a lo más alto rodeada de las personas que quieres. A mí me encanta estirar el día todo. No paro, mi madre me dice ¡para! Y yo digo: ¿para qué? Ahora he empezado a hacer meditación budista, medito por las noches...

-¿Eres más de día o de noche?

-De día, me encanta coger olas, ir al monte, hacer rutas, me gustan más los planes de día.

-¿Sigues jugando al vóley playa?

-No, ahora no puedo, no tengo tiempo. Pero para mí es una forma de vida, voy al gimnasio, entreno, y ahora que me voy a Tenerife en cuanto acabe de grabar, sí me voy a hacer vóley playa. Siempre he estado conectada con la naturaleza. Mis abuelos maternos me lo inculcaron, mis abuelos gallegos, ¿eh? Que yo de segundo apellido soy Pedreira. Me encanta Galicia y mi sueño es comprarme una casa en O Courel. Soy de monte y de playa, porque en cuanto puedo también me escapo a Pantín a hacer surf.