Casado se desmarca de Cospedal y dice que solo se compromete con los afiliados

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

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Elude cuestionar a la ex secretaria general, pero el PP está a la espera de que renuncie

02 nov 2018 . Actualizado a las 09:10 h.

«Mi único compromiso es con los afiliados que me eligieron por primera vez por un proceso abierto de primarias». El líder del PP, Pablo Casado, rompió este jueves su silencio en torno a la difusión de las conversaciones mantenidas en el 2009 en la sede de Génova entre la ex secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, y el excomisario José Villarejo. Y lo hizo manteniendo un delicado equilibrio entre una tibia defensa de la ex número dos del PP, que según dijo no ha mentido en torno a su relación con el expolicía ahora encarcelado, a diferencia de otros, y un prudente distanciamiento para evitar quedar atrapado en caso de más revelaciones. «Mi compromiso es de ejemplaridad, transparencia y rendición de cuentas, y cualquier conducta que se aparte de esos tres preceptos contará con mi rechazo», advirtió, dejando a Cospedal al borde la de la renuncia.

La posición de Casado es muy delicada, porque es consciente de que su llegada a la presidencia del PP se debe al apoyo que recibió de la ex secretaria general en su batalla en las primarias frente a Soraya Sáenz de Santamaría. Y de ahí que, sin cuestionarla en ningún momento, pretenda abrir un cortafuegos entre la actual dirección en la que, según afirma, «no hay nada que ocultar y nada que temer de cualquier revelación», y lo que pueda haber sucedido en anteriores etapas. Algo que, según afirmó, no podrían decir los miembros de la dirección de otros partidos, aludiendo así al PSOE.

No repetir los errores de Rajoy

Aunque Casado admitió haber hablado en las últimas horas con la exministra de Defensa, todo indica que esta no le ha transmitido el contenido completo de sus conversaciones y tratos con el excomisario corrupto. Por eso, en el PP mantienen la cautela en sus declaraciones para evitar situaciones comprometidas, como las que tuvo que asumir Rajoy tras haber defendido públicamente a algunos de los afectados por casos de corrupción. Lo que parece ya definitivamente descartado es que Cospedal pueda ser la candidata a las elecciones europeas, como se había llegado a especular, o a la alcaldía de Madrid.

Al igual que hacía Rajoy en casos similares, Casado no quiere implicarse personalmente en la exigencia de la dimisión de la ex secretaria general. Pero el PP está a la espera de que sea ella quien renuncie aludiendo a su deseo de no perjudicar al partido, lo que permitiría a la expresidenta de Castilla-La Mancha una salida no traumática de la primera línea del PP. Consciente en todo caso de que la inmensa cantidad de grabaciones que contiene el disco duro incautado a Villarejo es una bomba de relojería, el líder popular trató de vincular con el PSOE las actividades ilícitas del expolicía. Recordó que «la estructura pseudopolicial» se creó «con un gobierno socialista y se desarticuló durante un gobierno del PP». Y, en todo caso, precisó que «lo que ha pasado entre medias yo lo rechazo categóricamente y me comprometo a que cuando sea presidente del Gobierno no vuelva a repetirse». El escándalo de las grabaciones a Cospedal complica la campaña del PP en las elecciones andaluzas, en las que pensaba utilizar el caso de los ERE como ariete contra los socialistas.

El líder del PP pide a Sánchez que se ocupe de dictadores vivos y no de desenterrar a los muertos

El PP quiere evitar que el Gobierno explote en su beneficio la polémica creada en torno a la exhumación de los restos de Francisco Franco del Valle de os Caídos y que se sirva de ese argumento para vincular a los populares con el franquismo. Ayer el líder del PP, Pablo Casado, no rehuyó la cuestión al ser preguntado y reclamó al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que «se ocupe de dictadores vivos» como los de Venezuela o Cuba, en vez de «ocuparse en desenterrar a muertos». Cuestionó además a los socialistas por haber creado un problema aún mayor, con el posible entierro del dictador en la catedral de la Almudena de Madrid. Calificó de «vergonzoso» que «hasta el Vaticano haya tenido que rectificar, como ya lo hiciera Bruselas, lo dicho por la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo», sobre el destino en el que finalmente deben reposar los restos de Franco. La posición del PP en este asunto, según dijo, «es clara» y consiste en «mirar al futuro» porque «quiere saber lo que tiene que pasar en España en los próximos 50 años, no lo que pasó hace 50 años». Y no dudó en reforzar su argumento con las primeras palabras pronunciadas en público por la princesa de Asturias, en las que pudo leer una Constitución que se votó hace 40 años y que precisamente lo que garantizaba, según dijo, era «coser las heridas» y la conquista de una democracia parlamentaria «en la que se aprendía de los errores del pasado y lo que se hacía era intentar no repetirlos en el futuro».