Tres muertos y un desaparecido al hundirse en Fisterra un cerquero que volvía a su base

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Otros seis tripulantes fueron rescatados con vida por embarcaciones de Muros y Corcubión

12 nov 2019 . Actualizado a las 12:10 h.

El regreso a casa se truncó este miércoles de forma inesperada para la tripulación del cerquero Sin Querer Dos, que tras haber vendido en A Coruña el jurel capturado en el Cantábrico, frente a Gijón, había puesto rumbo a Portonovo, donde tiene su base, con el propósito de amarrar hasta después de Navidad. El barco zarpó a las cuatro de la madrugada de la ciudad herculina y poco antes de las dos de la tarde, sin que todavía se conozca la causa, se hundió cuando se encontraba en la zona conocida como O Profundo, a cuatro millas y media del cabo Fisterra. Seis de los diez tripulantes lograron saltar a balsas y ser rescatados por un par de pesqueros, mientras otros cuatro, todos ellos vecinos de Cambados, desaparecían en el mar.

Salvamento Marítimo desplegó en la zona el Helimer 401 y la Salvamar Regulus, que a las tres de la tarde consiguieron recuperar los cuerpos sin vida del patrón del barco, Manuel Serén, de Bernardino Padín y de Teófilo Rodríguez. Los dos primeros fueron trasladados al muelle de Porto do Son, adonde llegaron a última hora de la tarde, mientras que el último fue llevado a Santiago por el helicóptero.

Los esfuerzos se concentran ahora en la búsqueda del cuatro desaparecido, Guillermo Casais. Además de la patrullera de la Armada Tabarca y del buque Don Inda, en las labores colaboran tres cerqueros de Portosín, que acudieron al lugar del suceso tras el llamamiento efectuado por el patrón mayor, Iván Carreño. A última hora de la tarde del miércoles, los trabajos de rastreo se suspendieron, para reanudarlos a primera hora de la mañana del jueves.

Uno de los mejores cerqueros

El Sin Querer Dos es un barco de 26 metros de eslora que los profesionales del sector califican como uno de los mejores del cerco de Galicia. Aunque este miércoles las condiciones del mar no eran las mejores, un armador de Portosín que conoce la zona y que participó durante la tarde en las tareas de búsqueda del tripulante desaparecido señaló que la situación no era especialmente complicada para un barco de estas características: «E menos sendo de día, que ves vir os mares».

En términos similares se manifestaron el patrón del arrastrero muradano Meira da Costa, que llevó a cuatro de los supervivientes al puerto de Muros, y Manuel Rivera, marinero del barco con base en Corcubión Hermanos Silva, que trasladó hasta Fisterra a otros dos supervivientes: «O mar non estaba calmo, pero tampouco había un gran temporal». Es más, «viñan de atravesar zonas de máis ondada», remacha el otro patrón.

Los dos barcos que acudieron al rescate se encontraban faenando en las proximidades y tardaron unos 15 minutos en realizar la operación de salvamento.

La zona en la que ocurrió el accidente es bastante profunda y quienes trabajan en ella con frecuencia descartan que pudiera abrirse una vía de agua en el barco al chocar contra alguna roca. Otras hipótesis apuntan a la posibilidad de que el cerquero hubiera podido impactar contra un contenedor que estuviera parcialmente sumergido o, incluso, un posible problema de estabilidad. Lo que sí parece confirmado por los testimonios es que todo debió de suceder en cuestión de segundos, sin que la tripulación pudiera reaccionar.

«O primeiro que subiu a bordo empezou a chorar como un rapaciño pequeno»

Los barcos Meira da Costa, de Muros, y Hermanos Silva, de Corcubión, rescataron a los seis tripulantes del Sin Querer Dos que pudieron saltar a las balsas. Entre la tripulación del Hermanos da Silva se encuentra Manuel Ángel Domínguez Velay, que cuenta que el capitán los informó de que había recibido una señal de auxilio de un barco: «Viramos, e ao pouco tempo xa vimos unhas bengalas, as balsas e unha mancha de gas». Relata que se acercaron a una de las embarcaciones, en la que iban a bordo dos marineros de origen senegalés, y les tiraron un cabo para acercarla a la suya: «O primeiro que embarcou empezou a chorar como un rapaciño pequeno. Pensaba que estaban todos mortos, e non paraba de repetilo».

El cerquero Sin Querer Dos, en una foto de archivo
El cerquero Sin Querer Dos, en una foto de archivo Manel Audaz

Domínguez Velay cuenta que el otro marinero que rescataron también estaba muy nervioso, por lo que intentaron tranquilizarlo, pues temían que pudiera caerse al agua.

Ambos tenían mucho frío, por lo que los llevaron a una zona que está sobre la sala de máquinas y cerca de la cocina para que pudieran entrar en calor: «Deixámoslles roupa que tiñamos para cambiarnos e mantas, e preparámoslles algo quente para comer e beber, pero un deles non quixo nada». Tanto Domínguez Velay como su compañero Manuel Rivera aseguran que todo debió de suceder muy rápido: «Eu creo que non se decataron de nada».

Unos minutos antes

El arrastrero de Muros Meira da Costa rescató a otros cuatro supervivientes, entre los que se encuentran Cristian Álvarez, Carlos Costa Rial, David Rodríguez Uhia (jefe de máquinas del cerquero, y que ya está con su familia) y otro marinero de origen senegalés.

Se da la circunstancia de que minutos antes del suceso, el barco siniestrado había pasado junto al pesquero muradano. Su patrón cuenta que los supervivientes explicaron que el barco se hundió rápidamente: «Non foron conscientes do que pasou». Para que pudieran entrar en calor los llevaron a la cocina, donde, precisamente en ese momento, se estaba preparando la comida.

A su llegada al muelle de Muros había un par de ambulancias esperando. Uno de ellos, que tenía una lesión en una pierna, ha quedado ingresado en un centro hospitalario.

 Otros naufragios

Hay que remontarse al 26 de abril de 2017 para encontrar una tragedia de similares dimensiones en la costa gallega. El pesquero Nuevo Marcos se dirigía a Combarro cuando a las cuatro de la madrugada colisionó contra una batea, muy cerca de la Illa de Tambo. En el buque viajaban cinco tripulantes, todos vecinos de Campelo, en Poio. El accidente dejó tres fallecidos: Francisco Castiñeiras, Florentino Carballa y Jesús Ligero. Los hijos de dos de los fallecidos consiguieron salvarse. Adrián Ligero sobrevivió agarrado a una batea. Carlos Carballa nadó hasta Combarro. Casi dos horas de travesía hasta que consiguió dar la voz de alerta.

El 17 de diciembre de 2014, el naufragio del Paquito Dos le costaba la vida a sus tres tripulantes. El barco bateeiro desapareció tras un golpe de mar cuando viajaba desde Cabo de Cruz, en Boiro, hasta Muros. Fallecieron el patrón, Gerardo Fernández, además de Santiago Blanco y Antonio Hermo. Les esperaban a primera hora de la tarde en Muros. Al no llegar, comenzó a cundir la preocupación y se activó el dispositivo de Salvamento.

Unos meses antes, el 1 de abril de 2014, cinco de los nueve tripulantes del Mar de Marín, fallecían en la entrada de la ría de Vigo. El pesquero fue arrollado por el mercante Baltic Breeze, que en ese momento maniobraba para aproximarse a puerto. El Mar de Marín regresaba de faenar y se encontraba a 1,4 millas al sureste del islote Boeiro, al sur de Cíes. Tras ser abordado por el carguero, el barco se hundió en cuestión de minutos.

Comenzaba así una intensa investigación sobre el siniestro que se llevó la vida de Alejandro García, Hassan Boudra, Carlos Santos, Manuel Domínguez y Alexander Nketiah. La jueza determinó que fue el pesquero quien invadió la zona de entrada del mercante.