Podemos intenta desprestigiar a Errejón

T. N. REDACCIÓN / LA VOZ

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Evita expulsar al hasta ahora candidato en Madrid porque dice que ya se ha ido él, lo tilda de traidor y dice que si no dimite es porque «de algo tiene que vivir hasta mayo»

21 ene 2019 . Actualizado a las 16:24 h.

Hasta ahora, lo común era intentar desprestigiar al adversario acusándolo de aferrarse al sillón. Pablo Echenique elevó ayer el grado del insulto añadiendo el adjetivo sobreentendido de muerto de hambre. «Yo, si hubiera decidido presentarme por otro partido dimitiría, pero de algo tiene que vivir hasta mayo», fue la frase del secretario de Organización de Podemos en respuesta a la decisión de Íñigo Errejón de desentenderse de la formación para aliarse con Manuela Carmena. A ese nivel ha llegado la lucha cainita en el seno de Podemos, cuyo proyecto originario, nacido hace ahora cinco años, ha quedado definitivamente enterrado. La asamblea de Vistalegre II, en febrero del 2017, lo quebró; el levantamiento de Carolina Bescansa y su posterior retirada de la política empezó a cavar la fosa, y ahora la deserción de Errejón certifica la defunción de aquella propuesta inicial. Queda solo un fundador, Pablo Iglesias, y, por supuesto, se mantiene una organización que, en una reacción a la defensiva, trata ahora de desprestigiar a quien hasta hace dos años fue el compañero de baile del líder.

Conscientes de que Errejón es más que un simple candidato, que el errejonismo, aunque en retirada, es una de las almas de Podemos, en la cúpula del partido no se atreven a aplicar la cirugía y expulsarlo, como han hecho con otros miembros, en Madrid y en otras comunidades, en el momento en que han presentado sus candidaturas por otras formaciones. Con Errejón han optado por la vía del desprestigio personal, para no entrar en las honduras del debate político. A fin de cuentas, es probable que tengan que enfrentarse en la campaña electoral, porque Podemos tiene intención de presentar su propia candidatura a la Comunidad de Madrid, algo que no harán, en cambio, en las elecciones municipales, pese a que Manuela Carmena pretende llegar su lista con su propia gente.

«Se ha ido»

La tesis en Podemos es que no hay que expulsar a quien se ha ido del partido. «Íñigo ha decidido ser el candidato de otra formación, se ha ocupado de que no se supiera hasta el último momento; no hay que echar a nadie cuando alguien se ha ido», argumentó Echenique, para quien Errejón ha decidido «emprender un proyecto político personal y abandonar Podemos, es una decisión suya». En la misma idea martilleó Irene Montero, al frente del partido mientras su pareja, Pablo Iglesias, disfruta del permiso de paternidad. «Cuando una persona anuncia que se va a presentar por otra formación política a las elecciones, evidentemente se está yendo de Podemos», insistió Montero. Quien, además, vino a calificar de traidor a Errejón al acusarlo de haber urdido un plan secreto con Carmena a espaldas de la dirección de Podemos, de la que él formaba, y sigue formando, parte. Pero ya no asistirá este sábado a la reunión del comité de campaña con todos los líderes y candidatos autonómicos, convocada para poner en marcha la organización de las elecciones de mayo.

Con la insistencia en reducir la maniobra de Errejón a una cuestión personal de quien no solo ha traicionado a la dirección, sino que también ha engañado a la militancia que lo eligió en unas primarias para encabezar la candidatura a la Comunidad de Madrid, la cúpula de Podemos intenta aislar el foco para que no se convierta en una infección que se extienda por el tejido del partido, tanto en la comunidad como en el resto de España. De hecho, la gran incógnita ahora mismo, dada por consumada la desvinculación de Errejón, es qué harán sus seguidores más representativos, como el candidato a las europeas de mayo, Pablo Bustinduy, o el juez Juan Pedro Yllanes; y sus fieles en Madrid -como la diputada Tania Sánchez y Clara Serra, portavoz de Podemos en la asamblea autonómica­-, que podrían encabezar un trasvase de candidatos hacia la lista de Errejón.

Una fractura que podría acabar beneficiando a la izquierda

 A. A.

Si la aritmética lo permite, Íñigo Errejón ya ha adelantado que propiciará un Gobierno de izquierda en la Comunidad de Madrid encabezado por el candidato de la lista más votada. La cuestión está en si Podemos y su futuro cabeza de lista para las autonómicas estaría dispuesto a hacer los mismo para formar un Ejecutivo del que su ex número dos formase parte. Según la opinión del politólogo Pablo Simón, podría darse la paradoja de que la división de la izquierda, por una vez, le favoreciese en las urnas, ya que en un panorama de «multipartidismo de tamaño mediano, el electorado progresista acudiese más a votar al poder elegir entre un trío de opciones la que más se ajusta a sus ideales». Hay otro factor que puede insuflar algo de optimismo en la izquierda. Para acceder a la Asamblea regional se debe superar la barrera del 5 % de votos en toda la comunidad autónoma. Si se logra, el sistema asegura de entrada unos cinco escaños. En las pasadas elecciones, en el que el bloque PP-Ciudadanos se impuso a PSOE y Podemos por tan solo un escaño, IU se quedó en el 4,1 % de los sufragios. Y es de esperar que la suma de la formación de Alberto Garzón a la de Podemos logre superar esa barrera.

Si la izquierda tiene posibilidades de gobernar el 27 de mayo, el socialista Ángel Gabilondo, Errejón e Iglesias deberán sentarse a negociar, por mucha animadversión que pueda haber entre los dos últimos. Más aún cuando la única posibilidad a un acuerdo progresista sería un Ejecutivo de derecha en el que probablemente estaría incluido Vox.