La autopsia certifica que la agonía de Julen en el pozo solo duró unos minutos

A. Frías. J. Cano MÁLAGA / COLPISA

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Los forenses descartan que la causa del fallecimiento esté relacionada con las labores de rescate

16 jul 2019 . Actualizado a las 17:49 h.

El informe final de la autopsia ha terminado por despejar algunas de las incógnitas que se habían planteado en torno a la muerte del pequeño Julen, que se precipitó al interior un pozo de 22 centímetros de diámetro el pasado 13 de enero en una finca de Totalán, adonde había ido con su familia para pasar un día de campo. El cadáver del menor fue localizado después de 13 días de un rescate agónico que supuso una auténtica obra de ingeniería civil y que tuvo en vilo a toda España.

La conclusión principal de la autopsia, conocida el lunes, coincide con la impresión que los galenos tuvieron al realizar las primeras pruebas: Julen falleció como consecuencia de los golpes sufridos en la caída, que le provocaron dos traumatismos craneales. Por tanto, su muerte se produjo en apenas minutos.

En concreto, el informe establece la hora de la muerte sobre las 13.50 horas. Explica que el menor presentaba dos lesiones craneales, una en la región temporal izquierda y otra en la occipital, a la vez que establece que la primera de estas heridas se habría producido con un objeto y, la segunda, debido a la caída. En el documento, que consta de 25 páginas y que ha sido firmado por hasta cuatro médicos forenses, se asegura que la causa fundamental de la muerte del pequeño fue el traumatismo craneoencefálico y raquimedular que sufrió tras caer por el pozo.

El informe definitivo de la autopsia, que se apoya además en todos los análisis complementarios solicitados al Instituto Nacional de Toxicología, despeja de ese modo una de las dudas planteadas por la defensa del hasta ahora único investigado en el caso, David Serrano, que es el dueño de la finca donde sucedieron los hechos y compañero sentimental de la prima de José Roselló, el padre de Julen. La causa se instruye por un posible delito de homicidio por imprudencia. El despacho de abogados que representa a David Serrano presentó a primeros de marzo un informe en el que se planteaba la hipótesis de que uno de los instrumentos utilizados durante las primeras horas del rescate, concretamente una piqueta, pudiera haber golpeado al menor en la cabeza e incluso causarle la muerte.

Sin fundamento

Para llegar a esa conclusión, el arquitecto analizó el atestado de la Guardia Civil y los vídeos incorporados a la causa que fueron grabados con los medios técnicos utilizados en el operativo de rescate. Flores destacó que la piqueta, que se empleó para intentar retirar el tapón de tierra detectado a 72 metros, y que impedía llegar hasta el niño, se fue dejando caer sobre ese lecho arenoso cada vez con más fuerza, profundizando hasta 40 centímetros en el mismo. En una de esas prospecciones, la Guardia Civil encontró varios pelos de Julen adheridos al extremo de la piqueta, lo que sirvió al arquitecto para inferir que pudo haber contacto con la cabeza del menor. El hallazgo de esos cabellos se produjo sobre las nueve de la noche del día de autos, es decir, siete horas después de la caída del pequeño al pozo, de ahí la importancia de determinar la data de la muerte.

En el informe definitivo de la autopsia se establece que la piqueta no provocó ninguna de las lesiones que el pequeño presentaba en el cráneo. De hecho, el objeto con el que el menor sufrió el golpe en la región temporal izquierda es más factible que se hubiera producido con un saliente de las paredes del pozo en los primeros metros.

Asimismo, los forenses exponen que, para que la piqueta la hubiera podido golpear en la región temporal izquierda, la cabeza de Julen tendría que estar inclinada. Aseveran que la posición de la cabeza era recta, además de que la ropa y los brazos del menor impedían la citada inclinación. De esta manera, la autopsia descarta la hipótesis de que la piqueta pudiera estar detrás de las lesiones que causaron la muerte al pequeño.