La revolución de los cantantes deja a Puerto Rico sin rumbo

HÉCTOR ESTEPA BOGOTÁ / E. LA VOZ

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Ricky Martinm Residente y Bad Bunny, en las protestas de julio contra el gobernador Roselló
Ricky Martinm Residente y Bad Bunny, en las protestas de julio contra el gobernador Roselló MARCO BELLO | Reuters

La fuga de los jóvenes mejor preparados ahonda la crisis de un país en bancarrota

27 ago 2019 . Actualizado a las 08:48 h.

Amaina, por ahora, la tormenta política que desafía con cambiar Puerto Rico. La exsecretaria de Justicia Wanda Vázquez se convirtió en gobernadora de la isla, el pasado 7 de agosto. La nueva mandataria sustituyó a Ricardo Roselló. El político centroderechista había dimitido días antes, tras masivas e inéditas protestas populares contra su Gobierno en la llamada revolución de los cantantes. Quienes acudieron a las manifestaciones, espoleadas por cantantes como Ricky Martin o Residente (Calle 13), pidieron la renuncia de Roselló por las investigaciones de corrupción en su Gobierno, la mala administración de los fondos públicos y la filtración de los chats de un grupo privado del Ejecutivo, con mensajes obscenos contra periodistas, mujeres, homosexuales e incluso víctimas del huracán María, que devastó la isla en el 2017.

Puerto Rico llegó a tener tres gobernadores en una semana, pero finalmente será Vázquez quien ocupe el asiento más importante de la isla, al menos hasta las elecciones de noviembre del 2020.

La mayoría de los expertos pronostican un Gobierno débil, por los antagonistas que Vázquez tiene no solo en la oposición, sino en su propia agrupación, el Partido Nuevo Progresista (PNP) del exgobernador Roselló, partidario de convertir a Puerto Rico en el 51º. estado de EE.UU.

Tendrá las manos atadas para reformar la economía de la isla, intervenida desde el 2016 por una junta de control fiscal, nombrada por el Congreso de Estados Unidos, que nació el objetivo de implementar medidas para reducir los 70.000 millones de deuda pública de un territorio en bancarrota, después de 13 años de recesión.

«La respuesta de Washington ante la crisis presupuestaria de Puerto Rico fue restarle autonomía fiscal. Por lo tanto, la nueva Administración es incapaz de emprender las medidas necesarias para revivir la economía local. Eso impide también que haya soluciones concretas para reprimir el gran éxodo de miles de puertorriqueños hacia el estado de Florida», comenta Amílcar Barreto, analista de la Northeastern University de Boston.

Más de 500.000 personas han dejado Puerto Rico, un país de 3,6 millones de personas, en la última década, ante la falta de oportunidades. El proceso se ha acelerado tras el huracán María. «Los jóvenes más preparados para servir al país, como, por ejemplo, los doctores, se están marchando», lamenta Roberto Mori, investigador y profesor emérito de la Universidad de Puerto Rico.

Coincide con otros expertos en que las manifestaciones han despertado el sentir puertorriqueño. «Las protestas han reafirmado la identidad nacional. El despliegue masivo de la bandera excedió cualquier expectativa y estuvo en manos de jóvenes considerados hasta ahora como apáticos políticamente. Por ahora, solo podemos especular hacia dónde va ese proceso, pero se nota una efervescencia para hacer cambios», interpreta Mori.

Sentimiento nacional

Puerto Rico es un estado libre asociado a Estados Unidos desde 1952, un estatus que buena parte de la isla considera colonial. Los boricuas son ciudadanos norteamericanos, pero no pueden votar en las elecciones de EE.UU. a no ser que residan en alguna localidad continental. Tienen autonomía legislativa, pero su jefe de Estado está en la Casa Blanca y están sujetos a la autoridad del Congreso estadounidense.

En los dos últimos referendos sobre el estatus político de la isla, en el 2012 y el 2017, ganó la opción de unirse a Estados Unidos ante las opciones de mantener el actual estatus o independizarse, aunque con grandes abstenciones. «Lo más interesante que está ocurriendo ahora mismo es la celebración de docenas de Asambleas de Pueblos que se han venido generando espontáneamente en los municipios. Son autoconvocadas y no tienen un liderato caudillista típico e ese tipo de fenómenos. Son algo a observar», señala Juan Marcano, politólogo de la Universidad de Puerto Rico.

«La crisis de los partidos políticos tradicionales parece haberse convertido en una realidad en las elecciones de el 2016, donde Roselló ganó con poco más del 40 % del voto», señala, por su parte, Gibran Cruz, analista del CSIC.

«En el 2020 veremos si el descontento ciudadano logra acabar con el bipartidismo y traer las necesarias reforma de la mano de representantes electos comprometidos con el cambio», añade.

Más de medio millón de personas han abandonado el estado tras 13 años de recesión.