La gran decepción que se llevan los turistas cuando llegan a la Casa de la Moneda

Andrea Presedo
andrea presedo REDACCIÓN / LA VOZ

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El director de su museo reconoce que reciben a diario seguidores de la serie «La Casa de Papel» preguntando por la fachada de la producción, que en realidad se grabó en los exteriores del CSIC

10 sep 2019 . Actualizado a las 15:27 h.

Suena el teléfono sobre la mesa. Es un número desconocido:

-Hola, soy el director del museo «atracado».

Sería mucha casualidad que se llamara Arturito. Rafael Feria es el responsable en la vida real del Museo Casa de la Moneda de España. No puede evitar bromear con el símil, consciente de la dimensión que ha adquirido la serie de La casa de papel. No solo en España, sino en el mundo entero. Confiesa que no se ha visto la serie, pero dice saber de qué va: «¡Me atracan el museo!», se ríe.

Rafael Feria es el director del Museo Casa de la Moneda
Rafael Feria es el director del Museo Casa de la Moneda

Ficción aparte, su museo recibe a diario visitas de los fans de esta producción. Pero lo que muchos no saben es que ahí no se grabó la serie. «Para que no se vayan tristes les damos con la visita un mapa de Madrid que los lleva hasta la fachada que de verdad sale en los capítulos»: el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

A la izquierda, la Fabrica de Moneda y Timbre; a la derecha, los exteriores de la ficción que, en realidad se corresponden con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
A la izquierda, la Fabrica de Moneda y Timbre; a la derecha, los exteriores de la ficción que, en realidad se corresponden con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

Un efecto directo de la serie fue el incremento exponencial de las visitas al museo. «Hay turistas que vienen directos desde el aeropuerto sin pasar siquiera por sus hoteles. ¡Todos quieren hacerse una foto!», comenta Rafael. Los extranjeros más interesados en el museo, dice, provienen sobretodo de Iberoamérica, Italia y Francia. «La serie nos hace una publicidad estupenda. Si viene alguien de Guatemala que, en circunstancias normales no se habría interesado por nosotros, pues bendita sea La casa de papel», señala. Como complemento final a las visitas, el museo cuenta con una tienda de souvenirs especializada en monedas y grabados, pero ante el éxito de la producción «vamos a tener que empezar a vender camisetas que pongan: ‘Yo sobreviví al atraco’, acompañadas de una máscara de Dalí».

 «Vamos a tener que empezar a vender camisetas que pongan: ‘Yo sobreviví al atraco’, acompañadas de una máscara de Dalí».

Como anécdota recuerda que un día se acercó una furgoneta a la fachada del museo. «Los guardias de seguridad vieron que de ella se bajaban cuatro jóvenes vestidos con los monos y la careta», explica. Tan solo iban a hacerse una foto, pero cuando salieron los vigilantes a decirles que ahí no podían estacionar el vehículo «salieron corriendo», comenta Rafael. Lo más gracioso, opina, es que «en cuanto vieron que el guardia regresaba adentro, volvieron a aparecer». Y es que para convertirse en un atracador más con nombre de ciudad no hace falta irse muy lejos del museo. «Instalaron justo en frente un scape-room. La gente se disfraza con los monos, les hacen cabronadas durante dos horas y salen de lo más contentos», dice sorprendido.

Presentación de la serie

Rafael Feria confiesa que no sabían absolutamente nada de la serie hasta que ya estaban publicitándola. «Vinieron a pedirnos si podían estrenarla aquí», comenta. La idea no le entusiasmó porque, revela, «las autoridades monetarias de España tenían cierta preocupación porque en Europa pensasen que era fácil atracarnos o que habíamos dejado que filmaran la serie aquí». Lo cierto es que tanto la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre como el Museo Casa de la Moneda -cuyas instalaciones están dentro de la factoría-, tienen un «sistema altísimo de seguridad».

El director, sin perder nunca el humor, reconoce que muchas veces se acerca a los grupos de turistas que están visitando las salas del museo y les dice: «Oiga, que les conste que aquí no nos atracaron». Quiere dejar claro que, aunque como guion es una idea muy buena, en la vida real es una utopía. De hecho, confiesa, «estéticamente la fábrica de la serie recrea más la de París, que es más clásica que la nuestra».