Jordi Roca habla con Buenfuente de la enfermedad que lo ha dejado afónico

Mónica Pérez
M. Pérez REDACCIÓN / LA VOZ

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El concinero confiesa que el diagnóstico le dejó «abatido» al principio pero ahora se ha dado cuenta del «valor del silencio»

16 sep 2019 . Actualizado a las 19:22 h.

Jordi Roca fue el protagonista de una de las escasas ocasiones en las que Andreu Buenafuente abandona el plató de Late Motiv para una entrevista. El postrero de la famosa saga de cocineros de Gerona cautivó al presentador con el documental que protagoniza en Netflix (Chef's Table)  y tras leer una entrevista suya, y le propuso hacer una entrevista con cierto miedo a cómo hacerla técnicamente. «Vi que tenías sentido del humor y me dijiste 'vamos a hacerlo bajito y en una biblioteca' y me dije 'este es mi hombre'», aseguró Buenafuente. 

El cocinero, cuya especialidad son los postres, comenzó explicando la enfermedad que ha provocado que desde hace tres años haya perdido la voz. Los problemas se remontan a mediados del año 2016, como él mismo confesaba en su perfil de Instagram hace años. «Queridos, no soy de compartir mis problemas pero quiero contaros que desde hace más de 7 meses sufro una severa afonía que me impide hablar con normalidad, se relaciona con una distonia cervical que padezco desde hace años. De todo ello espero estar mejor dentro de muy poco para seguir cantando rancheras y contando lo que hacemos en los congresos de cocina. Lo digo más que nada para que no me sigan ofreciendo própolis ni caramelos de eucalipto ni infusiones de miel y limón», aseguraba. 

«Es un tipo de enfermedad que se llama distonía. Es una serie de espasmos que pueden ocurrir en una mano, en un pie, en la cara, en la boca. En mi caso, me ocurrió en el cuello», le detalló Jordi Roca a Buenafuente. «Las cuerdas vocales se me abren, el sonido se me escapa y no puedo controlar la fonación. Puedo empezar una frase con voz normal, pero cuando empiezo a hablar se va, se me abren las cuerdas, me canso muchísimo», añadía. 

Pese a las limitaciones que le supuso y el impacto inicial del diagnóstico, el cocinero, en pleno proceso de rehabilitación y recuperación, esta enfermedad no le ha apartado ni un minuto de los fogones. «Yo me vi forzado a esto y aunque no era alguien muy hablador, al principio lo viví con resignación y estaba un poco abatido por esta nueva situación. El silencio me permite escuchar y entender a las persona de otra manera», aseguraba. «Te vas dando cuenta del valor del silencio, del valor de poder parar, escuchar y entender al otro», matizó. 

El cocinero se mostró convencido de que podrá con la enfermedad: «Sé que voy a superar esto». Y mientras tanto sigue mostrando en las redes sociales sus espectaculares creaciones y sus viajes por todo el mundo. 

En los últimos meses además ha sido padre junto a Ale Rivas, con la que también comparte el proyecto Rocambolesc. Ellos mismos lo anunciaban a través de Instagram posando con su hija Queralt. «Ha nacido Queralt. El mejor postre de nuestras vidas @alerivasg y yo queremos agradecer todo el cariño que nos ha llegado», escribía.