Donald Trump será el tercer presidente de Estados Unidos en afrontar un juicio político

Carlos Pérez Cruz WASHINGTON / E. LA VOZ

ACTUALIDAD

ERIN SCOTT | Reuters

La líder demócrata Nancy Pelosi pide que se redacten ya los cargos para votarlos en la Cámara de Representantes

05 dic 2019 . Actualizado a las 23:32 h.

Salvo deserción masiva de última hora en el Partido Demócrata, Donald Trump será pronto, tras Andrew Johnson y Bill Clinton, el tercer presidente de la historia de Estados Unidos en afrontar un «impeachment». Es decir, Trump se enfrentará con toda probabilidad a un juicio político en el Senado que decidirá la suerte de su presidencia en un momento de extrema polarización social y trincheras partidistas en el país.

La presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, anunció mediante una declaración televisada de tono solemne: «Solicito al presidente [del Comité Judicial] que proceda con los artículos del 'impeachment'». Pide, por lo tanto, que Jerry Nadler, presidente del comité, determine ya los cargos de los que se acusa al presidente. Una vez perfilados, se presentarán al total de la cámara baja, de mayoría demócrata, que los votará uno por uno, probablemente a las puertas de la Navidad. Los que se aprueben serán juzgados en el Senado, donde los republicanos tienen la mayoría.  

El Partido Demócrata adopta la vía rápida para intentar juzgar políticamente a Donald Trump. El anuncio de Pelosi llega tan solo dos meses después de que se iniciara en el Congreso la investigación del escándalo ucraniano. Dos meses de testimonios dañinos para Trump de funcionarios y cargos públicos de la administración frente al Comité de Inteligencia que, sin embargo, no ha tenido acceso a documentos y testimonios clave debido a la negativa a cooperar de la Casa Blanca.

Los congresistas han tratado de determinar si el presidente trató de interferir en las próximas elecciones y abusó de su poder solicitando a su homólogo ucraniano, Volodimir Zelenski, que anunciara la apertura de investigaciones contra el ex-vicepresidente Joe Biden y sobre una supuesta conspiración entre demócratas y ucranianos, de la que no existen pruebas.

Todo ello presuntamente a cambio de concederle a Zelenski una reunión en la Casa Blanca y de entregar a Ucrania ayuda militar aprobada por el Congreso estadounidense por valor de cerca de 400 millones de dólares que el presidente retuvo durante semanas.

El bloqueo de la Casa Blanca ha impedido que el Congreso escuche al Secretario de Estado, Mike Pompeo, al jefe de personal de Trump, Mick Mulvaney o a su exasesor de Seguridad Nacional, John Bolton, testimonios que hubieran podido arrojar mayor luz sobre las acciones del presidente.

No hay una prueba irrefutable de que Donald Trump ordenara la extorsión a Ucrania, no existe por ahora un equivalente a lo que fueron las grabaciones de Richard Nixon ordenando el encubrimiento del Watergate, pero para Pelosi «los hechos son incontestables».

Sin especificar los cargos por los que según ella debería juzgarse al presidente, Nancy Pelosi aseguró que «el presidente abusó de su poder por su propio beneficio político y a expensas de nuestra seguridad nacional». Advirtió además que «nuestra democracia está en juego».

Sin citarla, la demócrata se refirió a la conspiración de Donald Trump con Rusia en el 2016, que la investigación del 'Rusiagate' no pudo probar, al subrayar que, «de nuevo», el presidente «está tratando de corromper las elecciones para su propio beneficio». Trump amenazó a Pelosi a través de Twitter con citarla a declarar en el Senado durante el juicio político.

Trump condena el plan para un juicio político y pide que empiece «rápido»

La Voz / Redacción

El presidente estadounidense, Donald Trump, condenó este jueves el anuncio de los demócratas de que redactarán cargos para someterle a un proceso de destitución, y pidió que la Cámara Baja vote «rápido» sobre el tema para poder tener un juicio político «justo» en el Senado, de mayoría republicana.

«Los demócratas de izquierda radical, que no hacen nada, acaban de anunciar que van a intentar someterme a un juicio político por NADA», tuiteó Trump poco después de que la presidenta de la Cámara Baja solicitara a los legisladores que empiecen a redactar los cargos para el proceso de destitución.

El mandatario insistió en que el caso que ha motivado el proceso en su contra en la Cámara Baja se basa en contactos «completamente apropiados» con el Gobierno ucraniano, y opinó que la decisión de los demócratas sienta un mal precedente.

«Esto significa que el acto tan importante y tan poco utilizado del juicio político se usará de forma rutinaria para atacar a presidentes en el futuro. Eso no es lo que tenían en mente nuestros fundadores. Lo bueno es que los republicanos NUNCA han estado más unidos. ¡Ganaremos!», agregó.

Poco antes del anuncio de Pelosi, Trump había expresado su preferencia sobre el calendario para iniciar el juicio político, algo sobre lo que los demócratas han guardado silencio.

«Les digo [a los demócratas]: si van a votar para imputarme políticamente, háganlo ahora, rápido, para que podamos tener un juicio [político] justo en el Senado, y nuestro país pueda volver al trabajo», afirmó el presidente.

Trump aseguró que, en ese juicio político donde sus abogados tendrán más poder que en el proceso actual, pedirá que testifiquen Biden y su hijo Hunter, además de Pelosi y el líder demócrata en el Comité de Inteligencia, Adam Schiff; y se «revelará, por primera vez, lo corrupto que es el sistema» político estadounidense. «¡Me eligieron para 'limpiar la ciénaga' [de Washington], y es lo que estoy haciendo!», añadió.

Trump también atacó a Pelosi, de la que dijo que había sufrido un «ataque de nervios» por no aceptar el éxito de la Casa Blanca y le preguntó qué pasa con el tratado comercial renegociado con México y Canadá, el T-MEC, pendiente de ratificación en el Congreso.

El mandatario estadounidense retira la ayuda alimentaria a cientos de miles de personas sin recursos 

Sobre el papel es una pequeña modificación burocrática, pero el resultado es fácil de entender: la Administración Trump dejará sin cupones de alimentación (conocidos popularmente como food stamps) a alrededor de 700.000 personas con bajos recursos. El número es elevado, pero refleja tan solo el de afectados por el primero de los tres pasos previstos por la Casa Blanca. Si se consuman los restantes, hasta 3,7 millones de personas podrían quedarse sin una ayuda fundamental para su subsistencia.

El Departamento de Agricultura estadounidense anunció que a partir del 1 de abril del 2020 se aplicará una nueva normativa para limitar el acceso a la ayuda alimentaria. Afecta a adultos de entre 18 y 49 años sin discapacidades ni personas a su cargo, que son, según el propio departamento, el 7 % de los receptores de ayuda. De ellos, asegura la Administración, un 74 % no trabaja y con ello quieren empujarles «hacia la autosuficiencia».

Con esta nueva regulación, Agricultura ofrece las directrices para interpretar una ley que dicta que, salvo que estén trabajando o asistiendo a programas de formación de 80 horas mensuales, las personas que califiquen pueden recibir los cupones durante un máximo de tres meses en un período de tres años. Con la actual interpretación de la ley, los estados podían ignorar estas restricciones en los condados con peor situación laboral, incluso en aquellos donde el paro fuera de apenas el 2,5 %. A partir de abril, se requerirá que el porcentaje sea del 6 %. La Administración calcula un ahorro de 5.500 millones de dólares. 

Las cifras de desempleo

Para justificar la medida, el secretario de Agricultura, Sonny Perdue, se remitió a las bajas cifras del paro en Estados Unidos. «El desempleo es del 3,6 %, el más bajo en 50 años», explicó a los periodistas. «Hoy hay más puestos de trabajo que personas para ocuparlos», aseguró Perdue, que valoró la nueva normativa como una forma de «restaurar el propósito original de los cupones de alimento». El secretario dejó entrever en su discurso el argumento de que hay individuos que se aprovechan de la ayuda.

En el año 2000, con un porcentaje de desempleo del 4 %, el número de beneficiarios era menos de la mitad del actual, que ronda los 36 millones de personas. La precariedad del empleo en el 2019 es una de las razones que explican el dato.