El PSOE calla ante la consulta ciudadana garantizada por Sánchez en Cataluña

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID / LA VOZ

ACTUALIDAD

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez; la presidenta del partido, Cristina Narbona (i); la portavoz, Adriana Lastra (d), y la vicepresidenta, Carmen Calvo (d) durante una reunión de la Ejecutiva Federal del partido, este lunes en Ferraz
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez; la presidenta del partido, Cristina Narbona (i); la portavoz, Adriana Lastra (d), y la vicepresidenta, Carmen Calvo (d) durante una reunión de la Ejecutiva Federal del partido, este lunes en Ferraz Luca Piergiovanni | EFE

El candidato socialista elude someter su acuerdo con ERC ante el Comité Federal y tan solo lo refrendará ante la cúpula de afines

01 ene 2020 . Actualizado a las 22:12 h.

«No quiero vaselina para Reyes», afirmaba recientemente el socialista Emiliano García-Page para maldecir las negociaciones de Sánchez con ERC. Sin embargo, todo apunta que en unos días sus majestades de Oriente obsequiarán al presidente castellanomanchego con un buen tarro de lubricante para que pueda digerir el acuerdo pactado entre el secretario general socialista y Oriol Junqueras. La última concesión de Sánchez a los secesionistas consiste en el compromiso del jefe del Ejecutivo de permitir la celebración de una consulta de lo que se acuerde en la mesa de negociaciones que en breve arrancarán el Gobierno central con el Gobierno catalán. El diario Ara tuvo acceso a parte del documento que someterá hoy Esquerra a una votación de su Consell Nacional: «Los acuerdos serán sometidos a validación democrática a través de una consulta a la ciudadanía de Catalunya». 

Sin embargo, ni Page ni Lambán, dos de los barones socialistas más críticos con las cesiones de Sánchez al independentismo, han alzado demasiado la voz en sus respectivos discursos institucionales de Nochevieja, en los que se han limitado a defender la unidad de España.

El enfado en gran parte de los territorios socialistas es más que notable, pero ni uno solo de sus líderes se atreve a mostrarlo en abierto. Ni siquiera tras conocerse que Sánchez no someterá la votación de su acuerdo con ERC al Comité Federal, tal y como rigen los estatutos del partido, al tratarse del mayor órgano de la formación entre Congresos. Sánchez alega problemas de tiempo y liquidará la búsqueda del apoyo de su formación con una convocatoria exprés de la ejecutiva en la que se cuidó bien de rodearse exclusivamente de afines tras su recuperación de la secretaría general. 

El candidato a la investidura ha decidido solventar el trámite de un plumazo con la convocatoria de la comisión Ejecutiva Federal para el viernes al mediodía, a menos de 24 horas para que arranque el pleno de investidura. Es consciente de que dentro de este órgano de dirección no encontrará ni una sola voz crítica.

«¿Dónde está el PSOE?», se preguntan los principales líderes de la oposición. Bajo el control absoluto de su secretario general. Una vez recuperó el timón de la nave socialista tras sobreponerse al motín que le costó el puesto en el 2016 tras su no es no a Rajoy, uno de sus primeras medidas fue blindarse por completo con una modificación de los estatutos confeccionada a pedir de boca. «Pedro controla prácticamente todo. Casi es mejor que no nos llamen, porque solo serviría para hacernos cómplices», asegura a Colpisa un alto dirigente socialista.

El compromiso de celebrar una consulta ciudadana en Cataluña que refrende los acuerdos alcanzados en la mesa de negociación se une a otras cesiones que ha ido otorgando Sánchez al independentismo a lo largo de su estrategia de alianzas para conservar el poder. ERC, la formación que tienen la llave de la gobernabilidad del país, celebraba recientemente haber logrado que el presidente del Ejecutivo en funciones hubiese abrazado su lenguaje, como las constantes referencias al desafío secesionista en Cataluña como «un conflicto político». Sánchez también aceptó la principal exigencia de Esquerra para abstenerse en su investidura: poner en marcha una mesa de negociación «de igual a igual» entre el Gobierno central y el Gobierno autonómico sin líneas rojas ni vetos. La letra pequeña del acuerdo se conocerá a partir de este jueves.

Y como a río revuelto siempre hay ganancia de pescadores, el soberanismo vasco también ha logrado sacar tajada de sus negociación para apoyar a Sánchez, porque nadie como el PNV para manejarse en estas condiciones. El presidente se comprometió a adecuar «la estructura del Estado» a las necesidades territoriales del País Vasco, a fomentar que las selecciones deportivas vascas compitan bajo su propia bandera o a la marcha de la Guardia Civil de Navarra, Comunidad en la que gobierna el PSOE.