El Eurogrupo repite los errores del pasado

i. sánchez artero BRUSELAS / E. LA VOZ

ACTUALIDAD

STEPHANIE LECOCQ

Nadia Calviño alerta: si las medidas se quedan cortas, la crisis mutará en otra financiera

09 abr 2020 . Actualizado a las 08:47 h.

La ciudadanía europea despertó ayer con un déjà vu: el de un nuevo fracaso de la Unión Europea, que ha dejado al descubierto las diferencias insuperables entre potencias en medio del mayor drama económico y humanitario al que se enfrenta el club comunitario. Después de dieciséis horas de reunión telemática los ministros de Economía y Finanzas tuvieron que aparcar el debate sobre el plan de rescate de las economías. Lo retomarán hoy.

«Mientras contamos las muertes por cientos y miles, los ministros de Finanzas jugamos con palabras y adjetivos», les espetó ya exhausto el ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire, a altas horas de la madrugada. Insistió en que serán juzgados «severamente por los mercados, luego por nuestros pueblos y finalmente por otros países». A pesar de la vehemencia de Le Maire, quien ha dicho que no quiere señalar a nadie, hoy todos los ojos miran en dirección a La Haya. Uno de los mayores puntos de discordia son las condiciones para acceder a la línea de crédito a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE). Fuentes europeas han confirmado que la negociación quedó encallada en este punto, ante la reticencia holandesa de aceptar una condicionalidad ligera, tal y como defendían el resto de socios. Los Países Bajos reclaman una mayor claridad, para que los países que acudan a este mecanismo adopten las medidas estructurales necesarias para corregir sus desequilibrios presupuestarios, una condición que el resto de países, con Italia a la cabeza, no quiere apoyar.

Esto evidencia la falta de confianza entre socios. El experto de Bruegel, Grègory Claeys, no entiende la distinción entre el norte y el sur en esta ocasión. A diferencia de la crisis económica de hace unos años, esta «no tiene que ver con una mala gestión, sino con una pandemia global, que está azotando a todos los países con más o menos virulencia».

Los ministros debaten por ahora un paquete de medidas que rondaría el medio billón de euros, entre los préstamos a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad (250.000 millones de euros), el BEI (200.000 millones de euros) y los 100.000 millones propuestos por Bruselas para el fondo de desempleo. Sin embargo, se trata de una cantidad insuficiente para hacer frente a la gran recesión económica que se espera una vez que Europa supere la crisis sanitaria que sigue librando. Solo Italia anunció un plan de estímulos de 750.000 millones de euros.

La mayoría de países insisten en un cuarto pilar, un fondo de estímulo que financie un gigantesco balón de oxígeno para la economía. Alemania no se opone a esta propuesta respaldada por Francia y España, pero no está de acuerdo en cómo financiarlo. Mientras que la mayoría de los Estados abogan por los conocidos como coronabonos, Berlín cree que debe de financiarse a través del presupuesto de la UE para el 2021-2017.

A pesar de que fuentes diplomáticas señalan que este punto no hará encallar las negociaciones, desde el diario alemán Der Spiegel le han lanzado un dardo a su Gobierno. El redactor jefe del periódico ha escrito un duro editorial en el que tilda el rechazo por parte de su país a los eurobonos como «insolidario, mezquino y cobarde».

Y es que Holanda, Alemania y Austria rechazan de pleno este instrumento. Berlín ya lo vetó en las crisis del 2008 y el 2010. Forzó a la zona euro a extender préstamos vinculados a unos planes de recorte sin estímulos que prolongaron de forma innecesaria la recesión y cercenaron el potencial de crecimiento, añadiendo una pesadísima losa de deuda sobre las espaldas de los países que acudieron a los rescates.

Débiles y divididos

La ministra española de Economía, Nadia Calviño, volvió a insistir ayer en la necesidad de respaldar de forma conjunta el plan de reconstrucción de las economías: «Abogamos por un mecanismo para la emisión conjunta de deuda pública. No es aceptable que cada país haga frente solo a los gastos de esta pandemia», sostuvo. Porque «Alemania puede», pero otros no pueden decir lo mismo: «Los ciudadanos no se merecen y no entendería que no hubiera acuerdo. Estamos ante una emergencia de carácter sanitario que ya se ha convertido en una crisis con un impacto negativo desde el punto de vista económico y social. Es importante que no se convierta también en una crisis financiera», deslizó para que sus colegas de La Haya y Berlín entiendan la magnitud de la crisis a la que se enfrenta la eurozona. «No debemos salir de esta crisis más débiles y más divididos», subrayó.