Las economías del euro ya se despiertan pero la española sigue en coma inducido

Cristina Porteiro
c. porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

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Javier Etxezarreta

Los países vecinos calientan motores, mientras el Gobierno español sigue sin plan ni fecha de reapertura

25 abr 2020 . Actualizado a las 10:51 h.

No hay plan (al menos anunciado) ni fecha para despertar a la economía española del coma inducido en el que se sumió hace un mes y medio. Mientras el Ejecutivo español pergeña complejos rompecabezas para levantar el confinamiento de los más pequeños, los concesionarios alemanes, los comercios galos o las fábricas austríacas ya cuentan con una hoja de ruta exhaustiva para despertar lentamente del letargo de estas semanas de apagón económico. La consigna es clara: planificación, seguridad y seguimiento. Con esas tres claves, nuestros vecinos europeos ya están listos para retomar el pulso y explorar esa «nueva normalidad» que nos ha legado el covid-19. Así será el retorno al trabajo.

Francia

El 11 de mayo. El país vecino registra menores cifras de contagio que España, pero ha alcanzado un umbral de fallecimientos similar. Aun así, Gobierno y empresas francesas (grandes, pequeñas y autónomos) calientan motores para volver a la normalidad. El Elíseo quiere que toda la economía se ponga en marcha el próximo día 11 de mayo. A excepción eso sí, de la restauración. «Nada sería peor para ellos que abrir», aseguró el ministro galo de Economía, Bruno Le Maire, quien estaría estudiando la posibilidad de subir las persianas de restaurantes, bares y cafeterías a mediados del mes junio, según la prensa del país. Para la puesta a punto de las empresas han creado protocolos de seguridad adaptados a multitud de comercios y fábricas. También se han preocupado de poner mascarillas a disposición de farmacias, tiendas minoristas y Administraciones públicas. El Ejecutivo ha desplegado una extensa cadena de producción nacional de estos artículos para garantizar el abastecimento. Las fábricas galas producen 25 millones a la semana.

Bélgica

El 4 de mayo. El despertar de los belgas no será tan repentino porque su economía no llegó a dormir por completo. Además de los supermercados, las tiendas de jardinería y bricolaje tienen permitido abrir sus puertas. No solo eso. El Gobierno federal ha trazado un plan de reactivación económica en tres fases. La primera comenzará el 4 de mayo. Pequeñas tiendas de pintura, azulejos, electricidad o cocina podrán levantar la persiana de nuevo. También la industria y los hoteles que no dispongan de servicio de bar. La segunda fase arrancará el 11 de mayo, cuando podrán reanudar la actividad los pequeños comercios y el 18 de mayo se incorporarán el resto de negocios, incluidas las peluquerías y los museos, con aforo limitado. Si todo va bien, Bélgica culminará la fase de descongelamiento económico el 8 de junio con la reapertura de la hostelería. Eso sí, los festivales quedan aplazados hasta septiembre.

Alemania

20 de abril. Mientras España discutía sobre los paseos de los más pequeños al aire libre, a cubierto, acompañados por progenitores o por hermanos, las empresas germanas reanudaban la actividad. Lo hicieron el pasado 20 de abril. Concesionarios de coches, tiendas de bicicletas y comercios de no más de 800 metros cuadrados ya pueden abrir sus puertas en más de la mitad de los länder. Las peluquerías lo harán el próximo 4 de mayo. Y, como en otros países vecinos, se observarán los resultados de la apertura para decidir cuándo se incorpora la hostelería. Los gigantes textiles y de los electrodomésticos ya están abriendo sus tiendas con estrictas medidas higiénicas y de aforo. Sus vecinos austríacos les han adelantado esta vez. Viena empezó a levantar las restricciones el pasado 14 de abril a los establecimientos de menos de 400 metros cuadrados. El resto de los negocios y fábricas podrán encender las luces de nuevo el próximo 2 de mayo. En función de cómo evolucionen los contagios, podrían permitir la apertura de hoteles, resturantes y bares a mediados del mes de mayo.

Italia

El 4 de mayo. La zona cero de la pandemia en Europa también se prepara para una reactivación gradual de su economía, a pesar de liderar el número de fallecimientos en la UE. Aunque las librerías, papelerías, tiendas de ropa infantil y negocios de primera necesidad ya están abiertos, el próximo 4 de mayo se incorporarán el resto de los comercios y fábricas. Eso sí, la desescalada no será simétrica en todo el país porque algunas regiones como Lombardía, de las más golpeadas por el covid-19, tendrán que esperar hasta finales del mes de junio. El Gobierno de Giuseppe Conte podría anunciar nuevas medidas este mismo fin de semana. El Ejecutivo quiere levantar las restricciones cuanto antes después de conocer que el PIB italiano podría desplomarse hasta un 9,1 % este año, la mayor caída entre las potencias del euro.

Portugal

El 4 de mayo. El vecino luso ultima los preparativos para encender los motores el próximo 4 de mayo, aunque el día 2 expira el estado de emergencia. En el puente de mayo, la circulación entre municipios seguirá prohibida. Habrá que esperar al día 30 de abril para que el Gobierno anuncie las medidas de reactivación gradual de la economía, que será por fases (4 de mayo, 18 de mayo y 1 de junio) y por sectores. Habrá, eso sí, restricciones de capacidad y estrictas normas de protección, tanto para empleados como para, en algunos casos, clientes. El primer ministro portugués, Antonio Costa, ha optado por la lentitud y la seguridad, pero no da por perdida la temporada de verano. A su favor juega la imagen de control y seguridad que han dado en la gestión de la pandemia, un factor que podría generar confianza en los turistas. Tanto es así que creen que será posible abrir algunos hoteles a partir del mes de junio.

 

Tres razones por las que España no puede seguir el ritmo de apertura de sus vecinos

Hay al menos tres razones que pueden explicar la tardanza del Gobierno español en adoptar planes y fijar fechas para el relanzamiento de la economía. El primero es el de la escasez de material de protección y la ausencia de una fuerte de red de producción nacional. Quien no ha tenido problemas para conseguir mascarillas denuncia las astronómicas facturas que les expiden los proveedores para poder adquirir los lotes. Y estos son básicos para reanudar la actividad con todas las garantías. Especialmente entre el pequeño comercio. El anuncio que hizo el Ejecutivo para fijar un precio máximo de venta de mascarillas no vino acompañado de un programa de fabricación nacional masiva de estos artículos, así que las empresas seguirán dependiendo de la importación de material procedente de China al coste que marque el mercado. Un esfuerzo que no pueden asumir todas las empresas y comercios si la demanda está deprimida.

El segundo factor apuntaría a la falta de recursos para mantener las empresas abiertas. Si no hay clientes, más vale tener el establecimiento cerrado para reducir gastos. Es el cálculo que hacen algunos autónomos y empresarios. El día uno después de decretar el desconfinamiento pondrá a prueba la resistencia de muchos negocios. Al margen de que tengan más o menos músculo, necesitarán inyecciones de dinero público para sobrevivir hasta que recuperen cierto volumen de facturación. Abrir la economía sin un plan de apoyo financiero sería lo más parecido a inmolarse. Alemania está preparada. Tiene un buen colchón de ahorros, pero el Gobierno español necesitará el auxilio europeo. Hasta que no haya señales claras de la UE, no podrá arriesgarse a levantar del todo la persiana.

El tercer factor que podría estar ralentizando la puesta a punto de la economía es el impacto desigual que ha tenido la pandemia en los principales polos industriales del país. La pandemia ha impactado de forma asimétrica en la UE y también dentro de España. Hay zonas muy industrializadas donde el nivel de hospitalizaciones sigue siendo alto en relación a la capacidad sanitaria y el riesgo de rebrote, también. Comunidades como Galicia demandan un plan para reactivar la economía de inmediato. Esta solicitud pone al Gobierno español en el brete de tener que optar por una desescalada regional y asimétrica, desencadenando posibles disputas entre Ejecutivos, o postergar la reactivación económica hasta que las regiones ás afectadas se recuperen y alcancen niveles de contagio más seguros para dar luz verde. Otros Gobiernos, como el francés, han optado por una apertura nacional.