Conmoción en Suecia por el cierre en falso del asesinato de Olof Palme

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Lugar de Estocolmo donde fue asesinado en 1986 de dos tiros por la espalda el primer ministro Olof Palme
Lugar de Estocolmo donde fue asesinado en 1986 de dos tiros por la espalda el primer ministro Olof Palme Fredrik Sandberg | Efe

El archivo del magnicidio ocurrido en 1986 ha causado decepción y muchas dudas

11 jun 2020 . Actualizado a las 17:30 h.

El cierre en falso del asesinato del primer ministro Olof Palme ha causado conmoción en Suecia. 34 años después del extraño magnicidio en pleno centro de Estocolmo, que causó un trauma nacional, se archiva el caso adjudicando el crimen a un publicista que se suicidó hace 20 años sin aportar prueba alguna y basándose en el testimonio de unos pocos testigos. Suecia se levantó ayer con más dudas sobre quién disparó a quemarropa y por la espalda el 28 de febrero de 1986 al carismático político

«Un sospechoso, pero ninguna solución al asesinato de Palme», titula hoy en portada el diario conservador Svenska Dagbladet, mientras el liberal Dagens Nyheter, principal diario sueco, habla de que siguen sin responderse «muchas preguntas». «El 10 de junio del 2020, Suecia debía tener una opción concreta para superar su trauma nacional y Olof Palme podría descansar en paz. En vez de eso el disparo seguirá resonando y el recuerdo de la incompetencia de la policía se mantendrá», escribe Dagens Nyheter.

Por su parte, La televisión pública SVT habla a través de un artículo en su página web de «decepción monumental» y «anticlímax» y resalta que ni siquiera se ha establecido un motivo claro ni pruebas técnicas para culpar al publicista y diseñador gráfico Stig Engström.

«Era un mitómano»

A la falta de pruebas también apuntan exmiembros del grupo policial que investigó el caso. «Nunca nos planteamos que Engström pudiese ser el autor, más bien era un hombre confundido que no sabía qué hacía, alguien que quería parecer más de lo que era. A nadie se le ocurrió imputarlo», declaró Hans Ölvebro, al frente del grupo Palme entre 1988 y 1997, informa Efe. De opinión similar es Lennart Gustafsson, quien resaltó que Engström no fue considerado sospechoso porque era alguien que quería «hacerse notar, era un mitómano». Muy duro fue también el ex fiscal general Sven-Erik Alhem, quien en declaraciones a SVT considera que señalar a Engström supone una violación de la Convención Europea de Derechos Humanos porque éste no ha tenido derecho a un juicio justo.

Lo único probado es que Stig Engström abandonó la oficina, situada cerca del lugar del crimen y donde se había quedado a trabajar hasta tarde, poco antes de que Palme fuese asesinado al salir de un cine con su esposa y sin escolta, y que volvió veinte minutos después. El llamado «hombre de Skandia», por la aseguradora para la que trabajaba, ofreció explicaciones contradictorias y su vestimenta coincidía con la del supuesto autor del crimen. Su formación militar previa, que tuviese acceso a armas a través de un conocido y su contacto con círculos críticos con Olof Palme, fueron apuntados también por el fiscal en su endeble relato carente de pruebas.