María José Alonso, investigadora: «Siento presión por dar con la vacuna, luego están el factor suerte y el dinero»

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Sandra Alonso

La catedrática de la USC, premiada esta semana por una sociedad científica internacional, lidera un proyecto para el desarrollo de una vacuna contra el covid-19 basada en ARN, una línea de investigación que exploró en el sida con la Fundación Gates

27 jul 2020 . Actualizado a las 21:29 h.

Su currículo es imposible de resumir en esta introducción y quizás sea la pasión por su trabajo la mejor forma de presentarla. La catedrática de la USC María José Alonso (Carrizo de la Ribera, León, 1959) es una de las científicas más importantes del país y el laboratorio que dirige en el Cimus es pionero en numerosos descubrimientos en la tecnología nanofarmacéutica. La OMS, la Fundación Gates, la Comisión Europea o el National Institutes of Health (EE.UU.) han financiado consorcios de investigación dirigidos por ella. Inventora de 22 familias de patentes, indaga en el diseño de un vehículo diminuto para transportar la vacuna contra el covid-19. Esta semana ha recibido dos nuevos premios del Controlled Release Society. Nos atiende al teléfono en un festivo. San Xoán no es excusa para no madrugar.

-¿Descansó algo en la pandemia?

-No, para nada. Al principio me entró una especie de fiebre. Llevo toda mi vida trabajando con vacunas, desde el doctorando en el MIT. Lo natural era proponer proyectos. Rápidamente surgió en el que estamos, que financia el Ministerio de Ciencia e Innovación y una parte la Generalitat de Cataluña, para el desarrollo de una vacuna tipo ARN. Presentamos otras propuestas a la Comisión Europea para nuevos tratamientos y también a la Xunta que no salieron adelante. Pero seguiremos insistiendo en otras estrategias, como administrar nanofármacos por vía nasal.

-¿Cómo harán más efectiva la vacuna?

-Todo lo que puedo hacer dentro de mi ámbito de la nanotecnología farmacéutica es diseñar vehículos que puedan hacer que la vacuna sea más eficaz y, en su duración, de efecto más largo. Si no hay el antígeno, lo mío no sirve de mucho, pero si hay el antígeno y no el vehículo, quizás no consigamos la respuesta adecuada. Ese es mi objetivo. Conseguir la mejor de las vacunas gracias a la vehiculización del ARN hacia las células diana del sistema inmune.

-¿Ve posible una vacuna española?

-España, como país medianamente desarrollado en términos de investigación, quiere contribuir con su ciencia. Es lógico que el Ministerio y todas las Consejerías autonómicas intenten poner su granito de arena. Lo contrario sería desperdiciar el talento. Hay que aprovecharlo y, a lo mejor, resulta que la vacuna nace de una alianza de colaboraciones entre diferentes países.

Presentamos propuestas a la Comisión Europea para nuevos tratamientos y a la Xunta que no salieron adelante

-¿Sienten la presión en esta carrera?

-Presión y tensión. No quiero pecar de optimista ni generar más expectativas de las necesarias. La investigación es siempre una caja un poco negra. Implica entrar en el terreno de lo desconocido. Luego existe el componente suerte. Y qué duda cabe, cuánto más dinero invertido, más posibilidades hay.

-Y la vacuna... ¿para cuándo?

-Este año lo veo prácticamente imposible porque hay que pasar la fase 2 y la 3 de desarrollo y me cuesta mucho creer que pueda haber una producción masiva para todo el mundo antes de finales de año, como algunos se han aventurado a decir. No hay nada imposible, pero las posibilidades de que ocurra son pocas. También puede ocurrir que las primeras que se desarrollen funcionen medianamente bien y que sigamos trabajando durante años en mejorarlas en su nivel de protección o duración. Lo lógico sería eso. Aquí no se trata de quién es el ganador y tiene la bola mágica, sino de contribuir de manera directa o indirecta en la creación de la vacuna.

-Antes trabajaba en la vacuna del VIH. ¿Es más fácil llegar a una vacuna cuando hay más financiación?

-En el sida se ha invertido mucho dinero a lo largo de muchos años, pero al menos no hubo tanta inversión concentrada en un espacio tan corto. El esfuerzo con el covid es monumental. Nunca vi este despliegue de oportunidades.

-¿Síntomas de agotamiento?

-No, no, no. Aún queda mucho. El grupo de mi laboratorio que trabaja en covid no hemos tenido vacaciones ni fines de semana y estamos mentalizados para trabajar en agosto. El horario es de nueve a nueve, nadie paga esa dedicación, pero creemos en lo que hacemos.

-¿Echa en faltan un plan para la investigación como el anunciado para salvar al turismo, dotado con 4.262 millones?

-Sí, no solo por el covid, por el futuro de España. Llevo años oyendo: «Ahora no nos lo podemos permitir». La espada de Damocles de la financiación es una preocupación constante. Invierto más tiempo del que me gustaría escribiendo proyectos de los cuales me financian uno o dos de cada diez. Los sueldos de mucha gente dependen de eso

Invierto más tiempo del que me gustaría escribiendo proyectos de los cuales me financian uno o dos de cada diez

-«Sin Ciencia no hay futuro», dice la campaña en las redes sociales.

-En ciencia el dinero es importantísimo, pero el talento es fundamental. Tenemos investigadores muy, muy bien formados, casi todos fuera. ¿Que muchos se vendrían a España si tuvieran la oportunidad? No me cabe la más mínima duda. Y a nadie le he oído decir «yo quiero el mismo salario que en Estados Unidos», sino «quiero tener dinero para investigar», es lo que te dicen, empezando por mis sobrinos, ambos con puestos interesantes en el Reino Unido y Alemania. Cuando uno mira el tejido industrial de tantos países que ahora están desarrollando las vacunas, eso viene de décadas y siglos atrás. España se apuntó más tarde a esa senda de la ciencia, pasó una sequía enorme la mitad del siglo XX. Intentó remontar, pero los últimos diez años han sido particularmente sangrantes.

-¿Se sienten olvidados los científicos?

-Siempre hemos sentido un poco esa soledad que, en parte, también está motivada por nuestras dificultades para llegar al público. Somos muy amantes de la precisión, pero si nos expresamos con nuestras palabras habituales, el público general no nos entiende. Y todos hemos pasado por esa fase en la que nos frustra lo que aparece en los medios en relación a lo que decimos. Luego te vas dando cuenta de que tampoco es tan importante llegar al detalle, sino que el público entienda globalmente qué es lo que estamos haciendo y que estamos aquí. Realmente, lo que más nos preocupa es que la gente no sea consciente de lo mucho que trabajamos. Y si no lo es el público general, tampoco lo son los Gobiernos. No invierten en ciencia ni aprecian que sin ella no llegaremos a un alto grado de desarrollo.

A nadie le he oído decir «yo quiero el mismo salario que en Estados Unidos»

-¿Le preocupan los bulos?

-Hay más acceso al conocimiento que nunca, también a bulos y falsedades. Está en nuestra capacidad intelectual discernir lo que es verídico y lo que no. Se hace demasiado caso a wasaps de origen desconocido. Hay amigos que me preguntaron: «¿Crees que Bill Gates está detrás del virus?». Es descabellado, les repito, leed información validada por publicaciones científicas, no os fieis de la palabra de cualquiera.

-Entre los que han acusado a Bill Gates está el cantante Miguel Bosé.

-La verdad, no sé lo que dijo Miguel Bosé, pero no suelo leer las opiniones de gente no experta. Los científicos venimos diciendo desde hace tiempo que el riesgo existía, y que vendrán otros virus. El cambio climático, las mutaciones, la globalización... Estamos en un mundo complejo. Lo que no supimos ver es con qué intensidad nos iba a afectar.

No sé lo que dijo Miguel Bosé, pero no suelo leer las opiniones de gente no experta

-¿Sigue aprendiendo?

-En la medida en que mi capacidad lo permita, aprender siempre va a estar disponible para mí. Ahora aprendo de mis discípulos, de mis compañeros. La mayor parte de las ideas que tuve las cifro de los 30 a los 40. Después, una va adquiriendo experiencia. A medida que nuestra mente se contamina con conocimiento, que es muy útil para muchas cosas, nos cuesta ver más fuera del marco y tener ideas radicales. Cada década tiene sus fortalezas y debilidades.

-¿Sueña con la jubilación?

-No cuento con jubilarme antes de los 70, y si lo tengo que hacer, buscaré alternativas. No puedo desenchufarme de un día para otro. La ciencia y el afán por conocer no se pueden jubilar.