La fibra óptica del fondo marino se usará para detectar terremotos

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

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El CSIC impulsa un proyecto en el lecho de las islas Canarias

07 ago 2020 . Actualizado a las 08:47 h.

El fondo marino es el lugar por el que discurren importantes cableados de telecomunicaciones. Un grupo de investigadores del Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona y del Instituto de Óptica (ambos del CSIC), así como de la Universidad de Alcalá (UAH) y de la Red Española para la Interconexión de los Recursos Informáticos de las Universidades y Centros de Investigación, convertirá las redes de fibra óptica en una red sísmica para la detección de terremotos. Esta iniciativa se llevará a cabo en el lecho marino de las islas Canarias.

Para este proyecto, similar al llevado a cabo en la bahía de Monterrey (California), se utilizarán los cables de comunicaciones submarinos que conectan las islas de Tenerife y Gran Canaria, una zona de alta actividad sísmica. Las medidas se realizarán mediante tecnología de detección acústica, que tiene un gran potencial para la monitorización, al permitir convertir un cable de fibra óptica en una red de sensores sísmicos muy densa. Esto se logrará mediante «un dispositivo que emite pulsos de luz láser a través de la fibra óptica y mide las pequeñas fracciones de señal reflejadas en las imperfecciones microscópicas del interior del cable. Estas imperfecciones se convierten en puntos de referencia que cambian de posición como consecuencia de factores externos, como por ejemplo las vibraciones del suelo, y por lo tanto modifican las propiedades de la luz retrodispersada. Así, un solo cable conectado a un único dispositivo de medida se puede convertir en una red de miles de sensores», explican los investigadores.

«A pesar del incremento en el número de estaciones sísmicas en las islas Canarias en los últimos años, estas se sitúan en tierra, de tal manera que las áreas submarinas no están bien monitorizadas», afirma Arantza Ugalde, del Barcelona Center for Subsurface Imaging del ICM-CSIC.

Asimismo, el experimento permitirá estudiar otro tipo de señales registradas por redes sísmicas marinas, y que están relacionadas con gases o corrientes oceánicas profundas, además de señales que emiten algunos mamíferos del océano.

Según destaca Miguel González Herráez, de la Universidad de Alcalá, «esta tecnología revolucionará la toma de datos en sismología, particularmente en el ámbito submarino, donde la instalación de sensores sísmicos implica un gran desafío técnico y económico».