Giacinto Farina, rider: «Si estás a tiempo completo sacas 1.400 euros limpios»

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ANGEL MANSO

Si la comida a domicilio experimenta un bum, los riders con ella: son una de las profesiones del momento. Hablamos con uno de ellos, que nos explica los detalles del trabajo y de las polémicas

09 nov 2020 . Actualizado a las 09:17 h.

Ser rider está de moda, no nos vamos a engañar. Con los tiempos que corren, la comida a domicilio suena a lo más seguro y es uno de los pocos caprichos que nos podemos seguir permitiendo. «Al principio de la pandemia fue un bajón, porque prácticamente con todos los que trabajábamos cerraron, solo había 8 o 10 restaurantes activos y para la cantidad de repartidores que éramos, era insuficiente. Luego cuando empezaron a reabrir los negocios, sí que notamos más auge, porque la gente cogió miedo a salir a la calle, a sentarse en un restaurante... Ahora incluso muchos se han centrado solo en el reparto a domicilio, de hecho, se han sumado varios nuevos, yo creo que por miedo a un nuevo cierre». Quien habla es Giacinto Farina (Caracas, 1980), un venezolano que lleva cuatro años afincado en España y que conoce la profesión al dedillo. Cuenta que cuando llegó al país le costó mucho encontrar trabajo y que precisamente esta empresa de reparto a domicilio, Deliveroo, se lo puso muy fácil. «La gente me decía que estaba loco porque me tenía que hacer autónomo, y eso es como un sacrilegio aquí en España, pero yo no le vi ningún problema, si voy a tener un trabajo, desde luego ninguno», explica. Durante dos años fue su principal fuente de ingresos, y confiesa que no tenía ninguna queja. «A mí me quedaban limpios al mes unos 1.300-1.400 euros, después de pagar autónomos. Mi esposa también trabaja a tiempo partido, y entre los dos no nos podemos quejar, nos daba para cubrir nuestros gastos y para estar un poco holgados», señala.

Sorprende cuando dice que no lo considera un trabajo muy sacrificado, porque, por lo menos en esta empresa, pueden conectarse cuando quieran al ser autónomos. Pero no solo eso, es que cuando estén disponibles para currar, no tienen ni que avisar con antelación, basta con coger la moto, salir y conectarse a la aplicación de reparto. Y lo mismo cuando se quieran desconectar. Pueden estar dos o tres horas (o las que quieran) en activo y si después se quieren ir a casa, hacerlo sin problema. Al principio, Giacinto trabajaba unas 40 horas semanales, más o menos de 13 a 16 horas y de 21 a 00.00 de la noche, «que es donde está el gran volumen de pedidos», y alguna hora suelta que iba arañando. Advierte que el que trabaja en esto, sabe que los fines de semana es cuando se hace dinero. ¿Se gana más? «Se gana lo mismo por pedido -que se estima por la distancia del local y la dirección de entrega-, pero hay muchos más pedidos. Una buena noche de viernes o sábado, si estás de 20 horas a 00.00 horas, puedes hacer veinte pedidos tranquilamente. A una media de cuatro euros el pedido, supone unos 80 euros en cuatro horas».

COMO AGUILILLAS AL VOLANTE

Reconoce que algo de mala fama les sobrevuela, sobre todo por su temeraria forma de conducir, pero que «no debería ser así». «Hay quien lo coge y tarda 15-20 minutos porque vas tranquilamente, y quien en cinco minutos lo entrega para que le caiga otro -explica-. Pero no hay ninguna presión por entregar en un tiempo, estás geolocalizado en todo momento, ven adónde te tienes que dirigir, y si te sales del recorrido, lo detectan y ahí sí que te pueden dar un jalón de orejas».

Giacinto no considera que ser repartidor o rider sea una profesión de alto riesgo, «todo tiene su peligro, -dice-. Es verdad que en la moto siempre estás más propenso a que te pase algo porque el paragolpes eres tú, pero uno tiene que sortear eso en el día a día, seas lo que seas. Siempre hay peligro».

Es difícil arrancarle alguna desventaja de este trabajo, que ahora él realiza a tiempo parcial porque ha encontrado otro que es su principal sustento, sin embargo, no ha querido dejarlo y lo ve como un complemento adicional para ir más holgado económicamente, siempre y cuando pueda compaginar con la familia. Él dice que no suele tener problema, «obviamente no es el trabajo de oficina de 8 a 15 horas y fines de semana libres, más bien todo lo contrario, pero como es tan flexible siempre tienes tiempo para dedicarle a los tuyos», indica.

Es consciente de que últimamente han aparecido en los titulares de los periódicos arrastrados por la polémica de si son o no autónomos, aunque él lo tiene muy claro. «No le veo el porqué de la polémica, estoy en una app en la que me conecto y desconecto cuando quiero, ¿por qué no soy autónomo si no estoy obligado a trabajar a una hora precisa? Esto en mi empresa, habrá otras, pero no se puede generalizar», explica. Él también se apunta a la comida a domicilio cuando no le toca trabajar y, por supuesto, deja propina: «Les doy porque sé de lo que vamos». Y añade: «Las propinas no han bajado aunque con las aplicaciones de reparto no manejemos dinero, siempre está el cliente que te da un euro cuando llegas a casa. Yo me llevaba 70 euros mensuales en propinas. Ahora en invierno la gente es muy generosa, cuando te ven todo mojado se les ablanda el corazón».