Claudia Castelos, enfermera de uci covid: «Es sobrehumano, no vemos
la luz al final del túnel»

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Asegura que están «destrozadas psicológicamente, medicados con ansiolíticos» y que les afecta el mal comportamiento de la gente

03 feb 2021 . Actualizado a las 09:14 h.

Claudia Castelos (A Coruña, 1994) lleva cuatro años y medio a pie de uci, desde octubre en las dedicadas exclusivamente a los pacientes con covid-19 en el Chuac. Jamás había experimentado nada similar.

«La situación es supercrítica, como el triple de la primera ola. Es que no es solo el número de contagios, sino que hay pacientes muy jóvenes, incluso veinteañeros. Y esto no es que llega uno grave procedente de un accidente y que requiere un par de semanas, sino que en este caso hay muchos y muy graves. Es una patología que requiere unos cuidados intensivos a largo plazo, incluso de varios meses. Lo que es excepción en otro momento, ahora es regla general», describe.

Castelos incluso se dice afortunada de empezar su labor en las ucis covid (en realidad, en la primera que se abrió) cuando la presión hospitalaria no era tanta. «Pero de la segunda a la tercera ola no hubo remisión, y eso desgasta mentalmente. Antes salías del hospital y desconectabas, pero ahora, con las restricciones, ni siquiera lo consigues. Estamos destrozadas psicológicamente, muchos estamos medicadas, con ansiolíticos. Nunca te has visto en una así en tu vida y, de repente, sin comerlo ni beberlo...», explica.

Con todo, mantiene la resiliencia, a pesar de su juventud. «Pienso que es una situación extraordinaria, aunque sea larga y difícil de llevar. Pero como es vocacional, no te ves haciendo otra cosa», asegura, antes de lamentar: «Como somos todos eventuales, llevamos apenas unos años y te preguntas cómo puedes estar tan quemada en tan poco tiempo. Pero te queman las condiciones laborales, no sentimos que se nos valore y estamos saliendo adelante gracias a los eventuales».

«Están sacando ucis de donde no las hay: quirófanos abandonados reconvertidos... hacemos lo que podemos con lo que tenemos. Hay compañeros que llevan desde marzo así con esta intensidad. Es sobrehumano. No ves la luz al final del túnel. Por eso estamos sobrepasados, porque vemos que esto no se acaba. Tenemos el triple de trabajo. ¿Cómo se soporta esto? Las guardias son insufribles. Esto no es lo de la primera ola. Estamos teniendo ahora esa primera ola que sufrieron las grandes ciudades como Madrid o Barcelona», afirma.

Afirma, asimismo, el impacto que le produce observar que algunas personas incumplen las normas sanitarias. «Nos afecta, claro. Veo niños jugando en el parque, pero sobre todo a los padres en corros muy cerrados y pienso en los abuelos, los tíos...», reflexiona antes de concluir: «Mi miedo no es por mí, es por contagiar a mi familia. No tengo vida social fuera del hospital. No los veo. Por simple miedo».