Así puedes vender o alquilar más rápido tu casa

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Isabel Lemos

¿Qué hay que hacer? Primero revisar que todo funcione mínimamente bien, después apostar por un estilo minimalista en colores neutros. Mostrar la casa limpia, despejada y ordenada. Ah, y darle la vuelta a los libros. ¿Por qué? Te lo contamos en YES

09 may 2021 . Actualizado a las 10:35 h.

Si no tienes paciencia, mejor no pongas el cartel. Vender o alquilar una propiedad no es cuestión de horas ni de días. A veces se prolonga semanas o meses, incluso años, pero, ojo, porque hay una técnica que puede hacer que los plazos se acorten. Se llama home staging, un concepto que surgió en los años 70 con Barb Schwarz en Estados Unidos, donde a día de hoy es una religión, que consiste en preparar la vivienda cuando va a salir al mercado para que sea atractiva para el mayor número de clientes posibles y que poco a poco está recalando en nuestro país. En Madrid, Barcelona o A Coruña ya es una realidad, «donde casi hay más homestagers que inmobiliarias», y en otras zonas de Galicia está a punto de serlo. Lorena Curra se está encargando de ello. 

Todo surgió por casualidad. Hace dos años su familia y ella se mudaron a una casa muy «coqueta». El plena pandemia, confinados en casa, el arquitecto les comentó que quería presentarla a un concurso de energía y para ello necesitaba un reportaje fotográfico. Sin poder salir de casa, no había otra. Ella misma se empleó a fondo para sacar las instantáneas. «Lo disfruté tanto, tanto, que me puse a investigar. Me formé y aprovechando el ERTE en el que me encontraba, ya que me dedico al sector del turismo, trabajo en un hotel, me lancé a ello», explica.

A priori, el home staging, hacer que tu casa guste a los posibles compradores, sería el objetivo de cualquier vendedor. Sin embargo, no siempre acertamos, ya que cometemos muchos errores. «Me paso el día visitando las webs de los portales y de las inmobiliarias, realmente no hay pudor en mostrar las fotografías de las viviendas. Nosotros tenemos que vender un producto, no tenemos que vender ni nuestra casa, ni nuestro estilo de vida, ni nuestros artículos personales», indica Lorena que añade que hay algunas propiedades que parecen «la casa del terror». Es muy importante preparar la vivienda para que no refleje tu vida, porque al otro puede no gustarle. Llevado a la práctica, esto se traduce en que no debemos mostrar el colchón y la almohada a pelo, ni los cepillos de dientes en el cuarto de baño o los cacharros en la cocina, hay que bajar la tapa del inodoro y, por supuesto, quitar las fotos de los nietos. Hay mucha gente que estará pensando: «Eso ya lo hago yo», una situación que ha provocado muchos memes entre los homestagers, confiesa esta emprendedora. Pero, ¿qué harían ellos? Lo primero un relooking: arreglar las cosas básicas, es decir, que todo funcione mínimamente bien: el enchufe que no va, o la cisterna, no vaya a ser que el posible comprador le dé por tirar. O, dependiendo del presupuesto, una mano de pintura. «En cualquier país de Europa te vas de una casa donde has estado viviendo de alquiler y la tienes que devolver recién pintada, es lo normal. Aquí no», dice Lorena, que explica que estos trabajos se hacen aún a sabiendas de que los compradores tiren después con todo.

A continuación, se realiza un estilismo decorativo donde prima el menos es más. Se buscan colores neutros, zonas despejadas, muy limpias, que al entrar huela bien, que no te recuerde al antiguo propietario o a lo que come el de arriba o de abajo. También es muy importante poder caminar cómodamente por la vivienda, que no esté llena de muebles, de aparatos, de percheros con ropa... «Cuando compramos o alquilamos una vivienda, el 30 % de la decisión es racional y el 70 % emocional. La primera impresión es bestial, cuando uno entra en una vivienda, ya sabe si es que sí o que no», explica la fundadora de Eido Home Staging.

ROPA NUEVA EN EL ARMARIO

Una de las cosas que funcionan muy bien son las fotos de detalles. Por ejemplo, de la mesa del centro del salón con un libro abierto, con unas gafas de lectura, con un té... para que la gente vaya cogiendo la sensación de hogar. «Esas fotos que nos pone Ikea con la cama deshecha es por algo, porque tú la ves así, y te dan ganas de meterte en ella», apunta a la vez que aclara que ella, de momento, apuesta por presentar las camas lo más parecidas a las de un hotel. Si lo que vas a fotografiar es un vestidor, podemos hacer una vista panorámica, pero también debemos abrir las puertas para que se vea la capacidad. Debe estar vacío, aunque podemos colocar algún elemento decorativo, como una chaqueta, unos zapatos o un bolso, siempre en colores neutros, e imprescindible, que sean nuevos. A las estanterías con libros también hay que prestarles atención. Muchos tamaños, colores, fuentes de letras diferentes, así que lo mejor es darles la vuelta, ponerlos por el canto de las páginas «para que se vea completamente beis, claro, despejado y ordenado». La cocina y los baños son dos estancias muy delicadas de la casa, donde el potencial comprador «te puede tirar el precio para abajo». «Cuando los baños son antiguos, muchas veces se pintan los azulejos de blanco por encima o se cambia alguna pieza importante como puede ser un lavabo cutre, anticuado, descorchado», señala Lorena, que advierte de que todo debe estar limpio y despejado: nada de jabones, sales, flores, toallas, alfombras, cepillos... y la cocina igual. «Tendemos a pensar que con 40 electrodomésticos en la encimera parece una cocina superequipada, y no», apunta.

Lorena confiesa que realmente esta técnica no consiste en colocar cuatro cojines en el sofá, sino que supone mucho trabajo. «Hay que bajar al ruedo, pringar, descargar, limpiar, ordenar, vaciar... —señala—. Por eso es un servicio que ofrece comodidad tanto para los particulares, porque si trabajas, no te puedes permitir igual ese tiempo, y para las inmobiliarias, que están para captar inmuebles, venderlos o alquilarlos, pero no están para hacer home staging porque el tiempo se les va. Además, no es lo mismo un reportaje fotográfico bien hecho que las imágenes que ofrece el propietario, hay algunas que no aportan».

Si la vivienda está vacía, ofrecen la posibilidad de decorar con mobiliario, decoración, incluso electrodomésticos, de cartón. La razón es que los posibles compradores se hagan una idea de las dimensiones, de si les entra una cama de 90 centímetros o 105, pero también porque no todo el mundo sabría como amueblarla o dónde poner la televisión. En cambio, en las viviendas amuebladas la historia se complica. Muchos propietarios suelen ser reacios a retirarlos, aunque Lorena siempre lo aconseja porque los colores ya no se llevan o recargan muchísimo. «No siempre están dispuestos —indica—, entonces les planteamos la posibilidad de pintarlos de otro color más neutro o pastel, despejar alguna zona o de recolocarlos». La última clave: la decoración. Hay que colocar plantas, jarrones, espejos y mucha luz. Este atrezo, dependiendo de las condiciones del contrato, se puede retirar una vez se formaliza la operación de venta o alquiler, lo que abarataría el presupuesto, pero también se puede dejar si se llega a un acuerdo.

Mucha gente, señala Lorena, no entiende la inversión en un momento en el que uno lo que quiere es ingresar y no gastar. Sin embargo, ella sostiene que siempre compensa: «Se va a vender o alquilar mucho antes y a mejor precio». Y apunta: «El 97 % de las personas que contratan un home staging repiten, y a las inmobiliarias, lo que se ofrece es vender y alquilar viviendas más rápido que sus competidores. Pero cuesta todavía meterlo en la cabeza de muchos profesionales del sector». De momento, su ámbito de actuación es la península de O Morrazo, donde asegura hay muchísimo mercado. «Es una zona preciosa, con un potencial turístico tremendo, pero no tenemos el gusto ni sabemos vendernos como lo hacen Baiona o Sanxenxo. Yo busco las viviendas turísticas en alquiler para este verano en esta zona y digo: ‘¡Madre mía!’. El perfil de cliente que consigues también lo marcas con lo que pones a la venta y en alquiler, sobre todo este último», explica.