«Se morían poco a poco, primero los niños y luego las mujeres»

M. Traspaderne RABAT | EFE

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Imagen de archivo. Ejército del Aire | EFE

Un superviviente relata la vida en una zódiac durante 1.000 kilómetros a la deriva

18 ago 2021 . Actualizado a las 23:05 h.

«Se morían poco a poco. Primero los niños y luego las mujeres». Uno de los siete supervivientes de la barca neumática que partió del Sáhara con 54 personas y navegó 13 días a la deriva antes de acabar en una playa de Mauritania relata la última tragedia de la ruta migratoria a las islas Canarias, la más peligrosa de África.

Desde un centro de detención de migrantes en Mauritania, Moussa rememoró este martes al teléfono su «infierno» de casi dos semanas a bordo de una barca semirrígida, esas a las que se tragan las olas en cuanto el mar se encrespa. Su caso ha sido una excepción, relata Helena Maleno, portavoz de la ONG Caminando Fronteras, la interlocutora de Moussa y que ha visto desaparecer decenas de zódiac al poco de partir. Helena es además testigo de cómo este tipo de embarcaciones están aumentando en la ruta canaria, lo que agrava más aún su peligrosidad. «1.000 kilómetros. Es la primera vez que vemos que una zódiac aguanta tanto», dice.

Pero al aguante de la barca de Moussa no acompañó el de sus tripulantes, que fueron murieron de sed y hambre a medida que pasaban los días, a pesar de la ayuda de pescadores marroquíes con los que se iban cruzando. Les daban, recuerda este guineano, dos o tres botellas de agua para 54 personas. Insuficiente.

Desde un puesto policial de Nuadibú, en Mauritania, un agotado Moussa usa para hablar con Helena un móvil prestado por un vecino, que se acerca a darles comida Allí está con otros tres compañeros de viaje: dos malienses y un senegalés. Los otros tres supervivientes están en el hospital.

Sin gasolina ni comida

Su pesadilla empezó un 3 de agosto, cuando esas 54 personas, se subieron cerca de El Alaiún (Sáhara Occidental) a una barca frágil, construida para albergar muchas menos y con la intención de recorrer unos 125 kilómetros hasta Fuerteventura. Al día y medio de partir, se quedaron sin gasolina. La neumática continuó entonces su ruta hacia el sur llevada por el mar y la falta de agua y comida empezó a hacer estragos. Sus tripulantes iban muriendo «poco a poco», explica Moussa. Primero los niños (había tres) y luego las mujeres. De las diez que viajaban en la zódiac solo ha sobrevivido una.

«La gente se quedaba como dormida y moría, otros se tiraban al mar», revive, y recuerda cómo finalmente, trece días después, el capricho de las corrientes llevó a la barca a una playa mauritana. Al llegar a la costa, murieron otras tres personas.

Podría ser peor. El mar podía haberlos llevado hacia adentro, donde les esperaban 4.500 kilómetros de océano Atlántico.