López Otín: «El cáncer no equivale a la despedida de la vida, no es verdad, en absoluto»

m. carneiro A CORUÑA / LA VOZ

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Eduardo Pérez

El científico, Premio Nacional de Investigación y autor del libro que hizo popular Julia Otero, inicia en A Coruña una gira por 20 ciudades españolas

29 abr 2022 . Actualizado a las 23:32 h.

El catedrático de Bioquímica de la Universidad de Oviedo y Premio Nacional de Investigación Carlos López Otín (Sabiñánigo, Huesca, 1958) comienza una gira por España convertido en estrella literaria. Una alusión de Julia Otero en televisión a su último libro —Egoístas, inmortales y viajeras. Las claves del cáncer y de sus nuevos tratamientos: conocer para curar (Paidós, 2021)— agotó la edición en pocas horas y brindó al científico un anticipo del trajín que le espera al calor del Tour del Cáncer, una ronda por veinte ciudades junto con el presidente de la Asociación contra el Cáncer, a la que ha cedido los derechos editoriales. A Coruña fue ayer la primera etapa del viaje. «Queremos darle sentido de realidad a una enfermedad que nos acompaña desde hace miles de años y que nos va a seguir acompañando siempre porque forma parte de nuestro legado evolutivo y surge de nuestras imperfecciones biológicas y moleculares», avanza el científico.

—No es un mal de la sociedad posindustrial, entonces.

—No, el cáncer surgió cuando se produjo la transición de organismos sencillos, bacterianos, unicelulares, a organismos pluricelulares construidos, como nosotros, por distintos tipos de células que tienen que cooperar. Cuando se produjo esa transición, hace 1.000 millones de años, las células necesitaron ganar el altruismo, porque hay doscientos tipos y cada una tiene que hacer su función en cada lugar del organismo y en cada momento. Y si una sola célula (una, ¡eh! y tenemos billones), si una sola célula se transforma y se vuelve egoísta, pierde el altruismo y empieza a crecer desmesuradamente, está sembrando la semilla del cáncer. El egoísmo no tiene sentido en el interior de las células. Es una palabra prohibida. Luego, tenemos defectos que surgen de grandes ventajas. El cáncer surge cuando los organismos adquirieron complejidad, no es una enfermedad moderna. Sabemos que los dinosaurios tuvieron tumores malignos. Las plantas tienen tumores...

—¿Por qué hay tantos casos?

—Por tres cosas, porque vivimos más y la edad es el primer factor de riesgo; porque se diagnostica más y mucho mejor, y por algo que yo llamo interferencia biológica. ¿Cuánto tiempo hace que la vida se abrió camino por primera vez en el planeta? 3.500 millones de años. En todo ese tiempo los seres vivos hemos evolucionado en sintonía con el ambiente. Pero una especie, el Homo sapiens, ha sido capaz de interferir con ese ambiente y no estábamos preparados.

—¿Cómo?

—Modificándolo o modificando su propio organismo a través de agentes tóxicos, tabaco, alcohol, nutrición inadecuada, productos químicos. Eso genera una interferencia entre la biología con la que fuimos diseñados y optimizamos durante 3.500 millones de años y el mundo actual, en el que nos sometemos a muchos daños. Y hemos saturado nuestra capacidad para reparar estos daños. Pero no olvidemos nunca que el azar molecular es un factor esencial para el cáncer. Claro, si decimos, «¡ah, el azar, entonces para qué me voy a preocupar!». Pues no, tienes que preocuparte, porque si compras muchos boletos en la lotería del cáncer te va a tocar más.

—¿Qué diferencia al cáncer de otras enfermedades graves?

—Es fácil. Más de la mitad de los tumores se curan y algunos que no se curan se pueden controlar durante años. Pero otras enfermedades, especialmente neurodegenerativas, no se curan, nadie se cura. Luego, el cáncer genera mucho miedo, nos hace sentir vulnerables, es algo que crece en nuestro interior y no forma parte de nosotros, pero la ciencia y la medicina han logrado curar más de la mitad. Y hoy es más fácil, estadísticamente, poniendo todos los tumores juntos, sobrevivir al cáncer que sucumbir a la enfermedad. No hay que pensar que el cáncer equivale a la despedida de la vida, no es verdad, en absoluto. No hay soluciones mágicas, pero hay muchas formas de abordarlo. Ese es el objetivo del Tour del Cáncer, contar la realidad actual desde la verdad, sin exageración, pero con esperanza.

—¿A cuántos afectará?

—Una de cada tres personas desarrollará un tumor maligno a lo largo de su vida. ¿Sabes cuántos se han diagnosticado en España el año pasado? 286.000, esa es la verdad, que no se nos olvide. Es muy necesario explicarlo porque mucha gente no es como Julia [Otero], que quiere saber, entender, conocer por qué a ella, qué es lo que ha hecho mal, si es que ha hecho algo mal, o cómo va a actuar el tratamiento. Muchos prefieren no saber. Incluso he encontrado familias con cáncer hereditario que no quieren saber, un error tremendo, porque el cáncer hereditario se puede erradicar. Y prefieren no saber. A mí no me da miedo el conocimiento. Me da miedo la ignorancia.

«No acabamos de poner en práctica estrategias absolutamente eficaces»

A Carlos López Otín, que deposita en la educación la esperanza perdida, le complace imaginar que en la sala donde da la charla una joven estudiante, «probablemente una chica, más que un chico», se queda prendida de las preguntas sin respuesta y decide dedicarles parte de su futuro.

—¿Qué queda por hacer? ¿Qué investigaría esa chica?

—Socialmente la prevención es la palabra clave. No acabamos de poner en práctica medidas o estrategias que sabemos que son absolutamente eficaces para reducir el numero de tumores malignos muy considerablemente. Científicamente, pienso que falta trasladar a la clínica, a las aplicaciones prácticas, conocimientos que ya se han desarrollado en el laboratorio. Son las dos fronteras fundamentales, quizás. Y luego hay fronteras científicas concretas, que derivan de la enorme heterogeneidad de los tumores malignos. Todos son distintos, como distinto es cada día y distintos son dos copos de nieve. Y por tanto, tenemos que encontrar los determinantes, las características específicas de la malignidad de cada tumor en cada paciente. Y saber más sobre las metástasis, o por qué los tumores se vuelven resistentes a los fármacos.

—Un grupo de Barcelona acaba de encontrar un anticuerpo contra la metástasis.

—He podido felicitar en la feria de Saint Jordi a Eduard Batlle [investigador principal del grupo], amigo y extraordinario científico, experto en los mecanismos del cáncer colorrectal. Es un avance muy interesante que tiene que ver con las células progenitoras, pero los avances en este campo los asimilo a una lenta marea creciente. No hay nada que diga, ¡hala, vamos a resolver todas las metástasis!. No, radicalmente no. El cáncer tiene futuro. No va a desaparecer de nuestras vidas ni de nuestras sociedades.