¿Qué es la viruela del mono? ¿Cómo se transmite?

R. R.

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CDC | REUTERS

Se trata de una enfermedad menos virulenta que la viruela humana y con una mortalidad que por lo general no supera el 1 %, se han detectados los dos primeros casos en Asturias

16 jun 2022 . Actualizado a las 12:29 h.

Este jueves se confirmaron los dos primeros casos de viruela del mono detectados en Asturias. La Sección de Virología del Laboratorio de Microbiología del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) está secuenciando las dos muestras, que han resultado positivas y el Servicio de Vigilancia Epidemiológica ya ha comunicado al Ministerio de Sanidad la aparición de ambos positivos por monkeypox, que han declarado no tener contactos estrechos. La enfermedad, que se ha extendido singularmente en España y Reino Unido ha sembrado alarma en un contexto en el que la sociedad aún empieza a dar los primero pasos de la postpandemia covid y con la preocupación de que se estigmatice a la comunidad homosexual.

No es la primera vez que esta zoonosis se identifica en Europa ni en Estados Unidos, ya que suele aparecer con cierta regularidad, pero nunca hasta ahora se habían diagnosticado a tantos pacientes en tan corto espacio de tiempo, en menos de un mes. Es probable que las infecciones se extiendan a otros países europeos y también a Estados Unidos, pero los expertos, sin embargo, llaman a la calma. Hay que estar en alerta y extremar la vigilancia, pero hay que evitar la alarma, porque este virus transmitido por animales, desde monos a ardillas o ratones, es mucho más leve que la viruela humana, erradicada por la OMS en 1980. Pero en este supuesto también llama la atención que haya afectado mayoritariamente a homosexuales o a hombres bisexuales que mantienen relaciones con otros varones. Aunque no deja de ser una casualidad. 

¿Qué es la viruela del mono?

«Es un poxvirus de la familia del virus de la viruela que afecta a los animales, aunque también puede infectar a los humanos. Por lo general produce cuadros leves en personas adultas sanas, aunque no es una enfermedad despreciable y hay que prestarle mucha atención», explica Rafael Delgado, jefe de Microbiología del Hospital 12 de Octubre de Madrid. 

¿Es un virus nuevo?

En absoluto. «No es un virus inusual. Aunque en Europa no es muy frecuente en África Central y Occidental es habitual y en el Congo es endémico desde los años 70», responde Juan José Badiola, catedrático de Patología Animal de la Universidad de Zaragoza. El primer caso en humanos se describió por primera vez en 1970 en un niño de 9 años de la República Democrática del Congo. «El monkeypox es un virus que conocemos muy bien y desde la OMS llevamos años preparándonos para una situación como esta. Tenemos herramientas de diagnóstico y sistemas para la vigilancia de los casos», apunta Mariano Esteban, virólogo del CSIC, jefe del grupo de Poxvirus y Vacunas del Centro Nacional de Biotecnología y miembro del Comité Científico Asesor de la OMS para la viruela. 

¿Cómo se transmite?

Habitualmente se transmite por contacto estrecho con animales contagiados, como monos, ardillas, ratas o ratones, algunos animales en los que se ha descrito. Pero también se transmite entre humanos, aunque por lo general se necesita un contacto estrecho. «Es un virus que se transmite por contacto físico muy estrecho, fundamentalmente a través de los fluidos, como la saliva, el sudor, el esperma, la orina o las heces», apunta Rafael Delgado, que también advierte que puede infectarse por secreciones respiratorias, como las gotas al estornudar, aunque, a diferencia de la viruela humana, esta no es la vía más común. «No es un virus respiratorio», aclara Juan José Badiola, que también pone el foco en el riesgo de los animales importados en el tráfico ilegal. Sin embargo, Mariano Esteban advierte que entra por las vías respiratorias y que puede contagiarse a través de aerosoles, «como hemos demostrado en experimentos inoculando el virus a ratones por vía aerosoles».

Eso sí, matiza que el nivel de transmisión no es, ni mucho menos, como el de la gripe o el coronavirus. También lo entiende así Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias aunque en esta ocasión apela a la prudencia para curarse en salud: «No es probable que la viruela del mono tenga una transmisión importante pero no se puede descartar». «En teoría tiene menos capacidad pandémica que el coronavirus, porque obliga a estar conviviendo con algún enfermo», explica Fernando de la Calle, portavoz de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas y Microbiología. 

¿Cuáles son los síntomas?

Los síntomas son similares a los de la viruela humana, pero más leves. Fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares, dolor de espalda, escalofríos, agotamiento.. «El dolor de cabeza es muy fuerte y la fiebre también suele ser muy alta», apunta Badiola. «El virus se multiplica en los pulmones y también puede afectar al hígado, al bazo y a otros tejidos», advierte Mariano Esteban, quien destaca que la característica más común de la enfermedad son las erupciones en el cuerpo que acaban formando costra. Pueden empezar en la cara pero pueden extenderse a cualquier parte del cuerpo como el torso, las manos, los pies y también en los genitales. «Las erupciones cutáneas se inflaman y llenan de virus y al romperse también pueden provocar infección si se está en contacto con ellas», señala Esteban. A diferencia de la viruela humana, la del simio provoca que los ganglios linfáticos se inflamen (linfadenopatía). «Es una enfermedad razonablemente benigna, pero muy molesta al causar unas lesiones muy grandes y llamativas en la piel», mantiene la viróloga del CSIC Margarita del Val.

 ¿Cuál es la mortalidad?

La mortalidad no es muy alta, pero tampoco despreciable y depende de la cepa. «En la mayor parte de los casos la mortalidad no es superior al 1 %», sostiene el virólogo del CSIC quien precisa que es más virulenta la cepa del África Central, la del Congo, que la de África Occidental. En este último caso podría llegar al 10 %. Juan José Badiola matiza, sin embargo, que estos datos se corresponden con los casos observados en África «donde la atención sanitaria no es la misma que en Europa».

 ¿Hay tratamiento?, ¿funciona la vacuna contra la viruela humana?

Para la viruela del mono no existe ni una vacuna ni un tratamiento específico, pero sí se podría utilizar para combatirla, si se diera el caso, la vacuna de la viruela para humanos, que dejó de utilizarse a finales de los años 70, y antivirales empleados también para el virus humano. «Se podría vacunar a la población expuesta con la vacuna MVA, que está aprobada por las agencias de Estados Unidos y Europa, y que se ha utilizado en sanitarios que están trabajando en primera línea en la República Democrática del Congo», explica Esteban. El microbiólogo Rafael Delgado también lo ve posible, pero entiende que existe un riesgo y que antes de administrarla habría que hacer nuevas pruebas de seguridad. «No es una vacuna —dice— que se pueda sacar del almacén y vacunar a toda la población. No es tan sencillo, porque estamos hablando de una vacuna que tiene más de un siglo y habría que volver a valorar su seguridad, porque no va a ser tan inocua. Y lo mismo con los antivirales aprobados para la viruela humana».

¿El virus afecta a los homosexuales o los casos detectados son casualidad?

Tanto en el Reino Unido, como en Portugal y en los casos sospechosos en España la viruela del simio ha contagiado a hombres, tanto homosexuales como bisexuales que mantenían relaciones sexuales con otros varones. Pero no es una infección que incida exclusivamente en este colectivo. «Es una casualidad, porque afecta por igual a hombres, mujeres, niños y ancianos», indica Esteban. Y lo mismo apunta Delgado: «en estos casos la enfermedad se ha producido por un estrecho contacto sexual, en hombres que tienen sexo con hombres. Es una nueva vía de contagio, pero no es la única». Badiola también cree que es casualidad y que el hecho que se haya extendido puede deberse a las mayores relaciones sociales que mantienen los homosexuales y a su mayor movilidad.

 ¿Los jóvenes tienen un mayor riesgo de infección?

Sí. Sobre todo los menores de 50 años, porque nunca han recibido la vacuna contra la viruela humana, por lo que tampoco tienen sus defensas preparadas para enfrentarse al virus del mono. Por contra, los que sí están inmunizados, están más protegidos. De hecho se cree que el reciente aumento de la incidencia, de hasta 20 veces superior a los valores normales, se debe al cese de la vacunación contra la viruela en 1980, que se ha empezado a notar en los últimos años.

 ¿Qué diferencia a este brote de otros episodios ocurridos en Europa?

No es la primera vez que se detectan casos de la viruela del mono en Europa y Estados Unidos. No son del todo habituales, pero tampoco infrecuentes, especialmente en el Reino Unido. Los contagios, por lo general, suelen ser transmitidos por personas procedentes de África, aunque también se han descrito infecciones en animales de importación. El origen de las infecciones del Reino Unido se asocian con un hombre que llegado de Nigeria, aunque la investigación sigue abierta. En Europa, el primer caso se describió en Dinamarca en los años 70 causada por un mono importado que se había traído para probar la vacuna contra el polio.

Pero a diferencia de los episodios precedentes, lo llamativo del nuevo brote es el elevado número de casos registrados, que lo convierten en el mayor de la historia identificado en el continente. Y, en el caso del Reino Unido, varios de los afectados no tenían relación entre ellos. También lo convierte en especial el hecho de que la mayor parte de las infecciones se hayan producido en varones que han mantenido relaciones sexuales con otros hombres.

 ¿Qué otros brotes importantes hubo en humanos?

El precedente más importante ocurrió en Estados Unidos en el 2003, cuando roedores infectados importados de África como mascotas diseminaron el virus a perros de las praderas, que luego infectaron a personas en las regiones occidentales y centrales del país. Durante el brote epidémico se confirmaron 35 casos, 13 resultaron probables y 22 sospechosos en seis estados, aunque no se produjeron muertes.