La luz sería un 17 % más cara sin las rebajas fiscales

F. Fernández LA VOZ

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C. Porteiro

La reducción al máximo de los impuestos que gravan la factura y el recorte de costes regulados contribuyen a la contención del alza de precios para los consumidores domésticos

25 jun 2022 . Actualizado a las 10:21 h.

La factura de la luz de un consumidor doméstico con contrato en tarifa regulada sería un 17 % más cara si no fuese por las rebajas fiscales aprobadas en el último año por el Gobierno. Ese cálculo, realizado por este periódico a partir de un caso real, incluye la que tiene previsto aprobar este sábado, en un Consejo de Ministros extraordinario, para que el IVA pase del 10 al 5 %, el tipo mínimo permitido por la Comisión Europea. Este último recorte deja la carga fiscal del recibo de los hogares en su nivel más bajo posible, pues el impuesto especial de electricidad pasó en septiembre del 5,11 % al 0,5 %, de donde, según Bruselas, no puede bajar más.

El cálculo del impacto de estas medidas se ha realizado a partir de un recibo real, para el mismo período de facturación (del 18 de abril al 15 de mayo, en este caso) de los años 2021 y 2022. El tipo de tarifa y la potencia contratada (3,3 kilovatios) también son las mismas para ambos casos.

Así, el año pasado, ese cliente abonó por su consumo de luz 40,68 euros. El IVA estaba al tipo general del 21 % y el impuesto especial de electricidad, en el 5,11 %. En aquel momento tampoco habían entrado en vigor los tramos horarios que rigen, sí o sí, para los clientes de mercado regulado y que establecen precios diferentes según las horas del día.

Un año más tarde, con un IVA al 10 % y un impuesto especial del 0,5 %, la factura de ese mismo consumidor alcanzó los 42,83 euros, un 5,4 % más alta. Esto con un consumo ligeramente más bajo que doce meses atrás (121 kilovatios hora frente a los 147 de los 27 días del 2021). Yendo al detalle de los recibos se aprecia que ese consumidor pagó un 25 % menos por el término fijo, el de la potencia contratada; pero, en cambio, abonó un 44 % más por el término variable (el de la energía).

La rebaja de impuestos en vigor (IVA al 10 % e impuesto especial al 0,5 %) hizo el resto del trabajo para evitar un incremento del 13 % del importe final. Sin ese recorte fiscal, ese mismo hogar hubiera pagado 49,19 euros. Con el IVA al 5 %, ese consumidor habría abonado en su factura de este año 40,88, un 17 % menos que si no se aplicase rebaja impositiva alguna.

El recorte se explica no solo por la bajada de los dos gravámenes directos que se aplican en el recibo. También porque otra de las medidas adoptadas por el Gobierno para enfriar los precios finales que pagan las familias por la electricidad es una rebaja de los costes regulados (los cargos) que se reparten tanto entre el término fijo como el variable de la factura.

El tope al gas

Estos cálculos no incluyen todavía los efectos de la hasta el momento medida estrella del Gobierno para contener los precios eléctricos: el tope al gas. Este mecanismo actúa sobre la otra parte del término de energía que no son los costes regulados: el precio puro y duro de la electricidad consumida. Con él, el Ejecutivo despliega barreras de contención sobre todos los flancos que componen el recibo eléctrico.

El mecanismo se empezó a aplicar el 15 de junio en los precios de mercado mayorista de electricidad que determinan el coste minorista de la luz. De momento, sus efectos no están siendo los esperados, pues el megavatio hora se sigue cotizando por encima de los 200 euros, el doble que en junio del 2021. Sin embargo, sería incluso más elevado si no existiese ese mecanismo temporal, autorizado por la Comisión Europea hasta el 31 de mayo del 2023. Según datos facilitados hace unos días por la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, el tope ha logrado contener los precios mayoristas un 11 %.

Una inflación galopante (del 8,7 % en mayo), arrastrada, en parte, por el fuerte incremento de los precios mayoristas de la electricidad —que se han duplicado en el último año—, han precipitado la adopción de un cuarto gran paquete de medidas de urgencia (tope al gas aparte) en el último año para aliviar las economías familiares.

El primer salvavidas del Gobierno llegó en junio del 2021 con la rebaja del IVA del 21 al 10 % y la suspensión del impuesto a la generación, que pagan las eléctricas, pero repercuten en el coste de la electricidad; siguió en septiembre con la bajada del impuesto especial y de los cargos; y continuó en marzo con el descuento a los carburantes y en mayo, con el tope al gas.