«Ni el cáncer es un bichito ni los pacientes son unos valientes», dicen los expertos

B. Fernández MADRID /EFE

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Técnica para la planificación de tratamiento de cáncer mediante resonancia magnética
Técnica para la planificación de tratamiento de cáncer mediante resonancia magnética

Los especialistas piden desterrar el lenguaje bélico y consideran necesario mencionar la palabra enfermedad y usar un lenguaje verídico sin eufemismos a la hora de hablar con los pacientes

04 jul 2022 . Actualizado a las 09:53 h.

Cuando se habla de cáncer a un niño o a un adolescente, hay que mencionar la palabra enfermedad, usar un lenguaje verídico sin circunloquios ni eufemismos porque el cáncer «ni es un bichito ni un monstruo» ni el paciente es «un guerrero o un valiente» capaz de superar la «batalla».

Lo explican la psicooncóloga Alba Plata, la filóloga Pilar Úcar y la pedagoga y presidenta del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (Gepac), Begoña Barragán, que apelan a hablar con el menor e interesarse por cómo se siente, pero desterrando el lenguaje bélico que, en su opinión, genera una falsa sensación de control de la enfermedad que, al final, deriva en ansiedad y frustración. «No se puede cargar al paciente con esa mochila porque está derrotado y lo que necesita es un tono de calma y tranquilizador», dice Úcar, que superó hace dos años una leucemia mileoide aguda y que durante el tratamiento se convirtió en ese 4 % de pacientes que están en contra del lenguaje beligerante y a favor de normalizar la enfermedad.

Emoticonos de superación

«¿Qué nos pasa con el cáncer?», se pregunta Úcar, que se exaspera cuando recuerda los emoticonos de victoria y fuerza que le mandaban sus amigos durante el tratamiento y los mensaje de «sé valiente», «tú puedes» y «no dejes de luchar». Y se cuestiona por qué no se usan otros emoticonos mucho más amables y realistas como una flor, un corazón o un simple beso. Úcar afirma que esto no pasa con otras enfermedades, no ocurre con una tetraplejia o una amputación, todas esas palabras siguen en el diccionario, se pronuncian sin reparo, mientras que el cáncer continúa dando mucho miedo, sobre todo a los adultos, que lo convierten en un tabú.

Esta filóloga insiste en que el cáncer no es una carrera de obstáculos, ni una carrera de fondo, es una enfermedad y para sobrellevarla precisa de un lenguaje «facilitador». En esa línea, Barragán recomienda que al paciente se le hable con una actitud racional, «ni demasiado optimismo ni excesiva pena». Según explica la experta, deben evitarse expresiones en los medios como «una larga enfermedad». «Al cáncer hay que llamarlo por su nombre», concluye.