Ana Belén Marín-Arroyo, profesora de Prehistoria de la Universidad de Cantabria: «El panorama de la especie humana no es muy alentador»

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«Una pandemia, el clima, la sobreexplotación de recursos, la escasez de agua... Ahí tienes una combinación perfecta» para la extinción, dice esta experta que demostró que el frío y la llegada del «Homo sapiens» provocó la desaparición de los neandertales

25 ene 2023 . Actualizado a las 14:14 h.

A veces es necesario echar la vista atrás para coger perspectiva, pero también para saber hacia dónde nos encaminamos. Nunca mejor dicho. Porque solo hay ver cómo acabaron nuestros hermanos, los neandertales, para hacerse una idea de lo que nos puede acabar pasando. Precisamente, un grupo de investigadores de la Universidad de Cantabria, dirigidos por la profesora de Prehistoria Ana Belén Marín-Arroyo, acaban de plantear una última tesis sobre las causas que provocaron la extinción de esta especie. Hablamos con ella de este descubrimiento, pero también de la importancia de cuidar nuestro hábitat si queremos permanecer más tiempo en el planeta como especie.

—Lleváis casi 5 años investigando las causas que llevaron a la extinción a los neandertales...

—Hay dos hipótesis. Una es el clima y otra es la llegada de nuestra especie a un mismo territorio, al continente europeo. Pero lo que ocurre con el clima es que la información que teníamos era muy global, no había tanta información de la zona en la que ese grupo de neandertales estaban viviendo. Con el proyecto pretendemos contemplar esa información. Si reconstruyes las condiciones ambientales y climáticas de ese momento, eso puede ayudar a evaluar su estrategia de subsistencia. Es decir, su dieta. Y el primer paquete de trabajo es reconstruir la dieta de estas últimas poblaciones cuando todavía están solos, cuando están ambas especies en el continente y cuando solo están los Homo sapiens, para ver cómo adaptan su dieta a las condiciones.

—¿Cómo era el clima entonces en Europa?

—Era un momento en el que los cambios climáticos eran muy rápidos y bruscos. Hubo oscilaciones de temperatura muy marcadas en apenas un siglo. Imagínate que a nosotros en un período de cien años la temperatura nos sube o nos baja diez grados. Obviamente, eso va a afectar muchísimo al ecosistema y por tanto, a la vegetación y a los animales. Por eso estamos investigando estos dos factores. Cómo el clima pudo afectar a su dieta, pero al mismo tiempo, llegó otra especie humana para competir por esos mismos recursos. Una especie humana más preparada, tecnológicamente más avanzada, intelectualmente también, el desarrollo de su cerebro es diferente... Aunque en realidad, ahora sabemos que somos más parecidos de lo que pensábamos. Hay esa idea de que los neandertales era unos simios, primitivos, rudos... mientras que la investigación nos ha dicho que no. Que son más parecidos a nosotros, aunque no iguales.

—¿Y qué conclusiones sacáis de vuestro trabajo?

—Lo primero que hicimos fue marcar la distribución espacio temporal de la desaparición de los neandertales en la península Ibérica. Y calculamos cuántos animales podrían sustentar la vegetación en el momento en el que desaparecen y nos quedamos solos como especie humana. Vemos que la vegetación a lo largo de este tiempo va cambiando. Y que en el norte de la Península, aproximadamente hace 48.000 años, hay un desequilibrio del ecosistema que provoca un quiebro en los animales que hasta ese momento esta especie humana estaba explotando. Los neandertales, que no eran tontos, lo que hacen es ir bajando hacia la meseta. Pero ahí tampoco encuentran un panorama muy favorecedor y progresivamente van desplazándose hasta las zonas meridionales mediterráneas, hasta que finalmente hace 35.000 años desaparecen.

—Habéis detallado la ruta de la extinción de los neandertales en la Península.

—El estudio marca la distribución espacio temporal de la desaparición de los neandertales. Y luego desmiente esa idea de que se replegaron hacia el sur cuando llegaron los humanos modernos hasta que finalmente desaparecieron. Es todo lo contrario. Efectivamente, sí bajan hacia el sur, pero moviéndose por esas manadas de animales que están consumiendo. Ciervos, caballos, bóvidos, hasta que finalmente desaparecen del sur de la Península, pero no parece indicar que haya una única causa, [la llegada del Homo sapiens] sino una explicación multicausal.

—¿El frío, el hambre y una especie competidora?

—Son poblaciones que ya están tocadas. Cuando llegan los humanos modernos, lo que sabemos por estudios genéticos, es que las poblaciones neandertales ya tienen una alta endogamia. También les afecta el contexto climático, a pesar de que ellos habían superado fases climáticas bastante marcadas y momentos glaciares, pero entonces eran la única especie humana en el continente. Ahora tienen otra especie compitiendo por los mismos recursos y tecnológicamente mejor preparada. Y esto no les favorece. Al final no deja de ser un compendio de causas que llevan finalmente a su desaparición.

—El paleontólogo Bermúdez de Castro opina que acabaremos desapareciendo como especie, aunque no sabe si dando lugar a otra o no. ¿Este estudio te lleva a la misma conclusión?

—A mí, a lo que me lleva es a plantearme que, efectivamente, el clima es un factor determinante en la historia de la evolución humana. Es tan determinante que tuvo un rol importante en la desaparición de las poblaciones neandertales, algo que no podemos olvidar que podría pasarnos a nosotros. Podríamos analizar la situación que estamos viviendo climáticamente. Es un momento de alta aridez, muy bajas precipitaciones, unas temperaturas más elevadas de lo normal..., y eso tiene efectos en la vegetación, en la fauna y, por consiguiente, nos va a llegar a nosotros.

—¿Puede decirse entonces que el cambio climático puede acabar acelerando nuestra extinción aunque no sea de una manera inmediata?

—Efectivamente. El problema del agua, apenas estamos teniéndolo en cuenta aquí en España. Pero ya hay otros países europeos que ya están tomando medidas para cuando haya períodos continuos y marcados de sequía. Y nosotros lo hemos tenido este verano. Pero no se está actuando lo suficiente.

—¿La escasez de agua será un grave problema que acabará afectando a la humanidad?

—A nivel mundial es uno de los problemas que se plantea. Y nosotros lo hemos vivido ya este verano. Lo que pasa es que tenemos memoria a corto plazo. Y esto es un problema a largo plazo en el que tendríamos que tomar medidas ya. Justo esta semana hemos publicado en otra revista, que se llama Quaternary Sciencie Reviews, que cuando desaparecen los neandertales hay un período más frío, con muchas menos precipitaciones, que llevan a paisajes muy abiertos, marcados por esa aridez... entonces son indicaciones de que si les pasó a los neandertales, que no eran tan primitivos como pensábamos, por qué no nos puede pasar a nosotros. Esto no es un mensaje alarmista, pero sí reflexivo.

—La edad media de vida de una especie es de cerca de un millón de años, ¿si no cuidamos nuestro hábitat, podemos reducir esta esperanza de vida?

—El período de duración de la especie neandertal son 350.000 años. Desde luego, no lo vamos a ver ni tú ni yo, pero igualmente nuestra desaparición se deberá a un fenómeno multicausal. Hemos tenido una pandemia mundial, el clima nos está afectando, la sobreexplotación de los recursos, escasez de agua... Ahí tienes una combinación perfecta para que el panorama para la especie humana no sea muy alentador.

—El paleontólogo Eudald Carbonell habla abiertamente de que llegará el colapso de la especie. ¿Son estos factores un punto de partida?

—Pues deberíamos interpretarlo como señales. Además, mi colega Carbonell es bastante crítico con todo el tema de la globalización y yo estoy de acuerdo con él. Desde luego, ahora mismo no nos beneficia. Y nos estamos cargando todo lo que tenemos por debajo de la cadena trófica. Nos estamos cargando la vegetación, por tanto, la fauna autóctona que debería haber. Entonces va a llegar un punto en el que los recursos se acaben porque son finitos. Además, creo que el problema de la especie humana es que no tenemos una visión a largo plazo. Nuestra actuación es del día a día. Es difícil hacer un plan conjunto, pero eso sería lo más adecuado.

—A lo mejor de tanto repetirlo, tomamos conciencia.

—No es que mi entrevista vaya a servir para algo, porque no le vamos a hacer caso hasta que lo tengamos en la punta de la nariz y, a lo mejor, ya es tarde. Pero esto ya ha pasado. Justo en el momento en el que dejamos de ser cazadores y recolectores y adoptamos los primeros comportamientos de agricultores y ganaderos. Fue una situación en la que nos vimos tan apurados que dio lugar a una nueva estrategia económica. Entonces, a lo mejor adoptamos una nueva estrategia económica a la situación actual. No sé cuál será. Si vivir en el campo o que la mitad de la población perezca. No lo sabemos.

—¿Por qué dices que los neandertales no eran tan primitivos como pensábamos?

—A partir de los años 70, la imagen de los neandertales va cambiando. Hoy sabemos que eran hábiles cazadores, que tenían una tecnología muy desarrollada, que su capacidad craneal era superior a la nuestra en tamaño, aunque esto no quiere decir que fuesen más inteligentes que nosotros, pero sí que tenían un desarrollo del cerebro muy similar al nuestro. Incluso podían tener algún tipo de lenguaje. A nivel genético se ha comprobado en un hueso, que se llama hioides, también en la forma de la nariz. Al principio se decía que eran totalmente carroñeros, pero se ha comprobado que cazaban exitosamente y que estaban organizados en grupos. Su tecnología no les permitía cazar de lejos con arco o flecha, tenían una caza muy de cerca con grandes animales, y eso les producía diferentes traumatismos. También recolectaban marisco en zonas de costa. Sabemos que se decoraban y que tenían cierta cohesión social. Hay evidencia de esqueletos de individuos con diferentes patologías que para llegar a estar vivos tuvieron que ser cuidados por sus congéneres. Hay cierto sentido de cuidar a los más desvalidos. También, del tratamiento de la muerte. Todos estos datos nos muestran una visión más cercana y, sobre todo, más humana de los neandertales.