Polvo de la Luna para enfriar el planeta y frenar el calentamiento

redacción REDACCIÓN / LA VOZ

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Ben BromleyUtah University

Investigadores de Estados Unidos han comprobado mediante simulaciones por ordenador que las propiedades de las partículas lunares son adecuadas para funcionar eficazmente como parasol y bloquear así la radiación solar

13 feb 2023 . Actualizado a las 09:21 h.

Desde hace años se considera la posibilidad de usar pantallas para bloquear la radiación solar suficiente ­—entre el 1 % y 2 %— con el fin de mitigar los efectos del calentamiento global. Ahora, simulaciones por ordenador constatan que el polvo lunar podría servir, a modo de escudo, para este cometido. Los resultados se publican en Plos Climate en un artículo que firman científicos del Centro de Astrofísica de Harvard y Smithsonian y de la Universidad de Utah, quienes subrayan que su estudio solo explora el impacto potencial de esta estrategia y no evalúa si los escenarios descritos son logísticamente viables.

«No somos expertos en cambio climático ni en la ciencia espacial necesaria para trasladar masas de un lugar a otro. Solo estamos explorando diferentes tipos de polvo en una variedad de órbitas para ver la eficacia de este enfoque», aclaran los investigadores. En concreto, proponen que el polvo lanzado desde la superficie lunar o desde una estación espacial situada entre la Tierra y el Sol podría reducir la radiación solar lo suficiente para mitigar los efectos del cambio climático.

Así, estos expertos apuestan por el polvo lunar como posible alternativa para dar sombra a la Tierra. «Si tomamos una pequeña cantidad de material, lo ponemos en una órbita especial entre la Tierra y el Sol y lo rompemos, podríamos bloquear una gran cantidad de luz solar con poca cantidad de masa», argumenta Ben Bromley, de la Universidad de Utah.

Los investigadores exploraron dos escenarios. En el primero de ellos, situaron una plataforma espacial en el punto de Lagrange L1, el más cercano entre la Tierra y el Sol. En las simulaciones, dispararon partículas desde la plataforma a la órbita L y rastrearon dónde se dispersaban las partículas. Descubrieron que, lanzado con precisión, el polvo seguía una trayectoria entre nuestro planeta y el Sol, creando sombra al menos durante un tiempo.

En el segundo escenario, estos expertos dispararon polvo lunar desde una plataforma en la superficie de la Luna hacia el Sol y comprobaron que las propiedades inherentes del polvo lunar eran las adecuadas para funcionar eficazmente como parasol. Las simulaciones probaron cómo se dispersaba el polvo lunar a lo largo de varios recorridos hasta que encontraron trayectorias excelentes dirigidas hacia L1.