El libro que da la vuelta al mundo en cuarenta panes

Marta Otero Torres
marta otero LA VOZ

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El creativo audiovisual Edu Lavandeira recorre en un libro decenas de países a través de sus recetas

07 abr 2023 . Actualizado a las 13:45 h.

A Edu Lavandeira esto del pan le atrapó mucho antes de que la gente se pusiera como loca a amasar en la pandemia. Este director, realizador y creativo audiovisual confiesa que se aficionó a cocinar este alimento básico en el 2016, y fue perfeccionando su maña con la harina y levadura mientras lo compartía todo en sus redes sociales. «Un día en Instagram se me ocurrió preguntar a la gente si pagarían por una receta —explica—. Me contestaron que por una receta no, pero por un libro sí». De ahí nació Planeta Pan, una idea que pudo hacer realidad con la editorial Oberon.

Admite que «es difícil de explicar lo que tiene el pan». «Realmente creo que lo que atrae —afirma— es que te parece algo increíble el hecho de que tú puedas hacer en el horno de tu casa un pan, porque tiene algo de alquimia, o magia. Es una experiencia muy bonita, sobre todo porque es un elemento vivo y ves cómo va evolucionando, creciendo... Y que todo eso acabe en una pieza de pan bonita, y si encima rico, ¡pues mejor todavía! Es la magia ante lo desconocido».

Planeta Pan reúne cuarenta recetas de panes, muchos desconocidos para el lector profano, elaborados en los países más recónditos, salpicados por diversos continentes. «Quise esquivar un poco los más conocidos y me fijé en panes que están fuera de la órbita, pero, sin embargo, son muy importantes en algunos países que también están fuera de la órbita comercial —asegura—. Yemen, por ejemplo, es un país del que solo se habla por la guerra, y tiene un pan muy bonito de origen judío que está incluido. O Guyana, con un pan supuestamente francés que es como un cruasán, con mantequilla. Yo prácticamente tengo todos los libros que hay en el mercado sobre el pan, y la mayor parte de las recetas se repiten en todos: hay una baguete, una chapata, un bagel...».

Cada receta incluye una breve introducción sobre el país, y un desarrollo que incluye la elaboración, paso a paso, con fotografías que apoyan el seguimiento. Y hay de todo: «dulces, salados, planos, voluminosos, enriquecidos, aromatizados, bellos, espectaculares, extravagantes, extraños, impactantes...». Cuarenta excusas como panes para meter las manos en la masa.

Dice Lavandeira que su libro «no es para principiantes, pero tampoco es para expertos». Esto quiere decir que «si tú alguna vez hiciste pan habrá algunos panes que se te den muy bien y puede que vivas más la experiencia. Sin embargo, hay otros muchos que simplemente son mezclar cosas, ponerlas en un recipiente y meterlas en el horno. Hay algunos de esos panes que no son difíciles de elaborar, porque al final no son ni una barra ni una baguete. El pan puede adoptar múltiples maneras y, en el fondo, en su origen fue harina, agua... y listo».

Tan sencilla es la propuesta que en este libro el autor no incluye recetas con masa madre. «Yo soy muy fan de la masa madre, es genial, pero de manera tradicional hay muchos panes que no se elaboran con masa madre porque se hacen, básicamente, sin fermento, que es una de las claves. Muchos son panes en los que se mezclan agua, harina y poco más. Quise ser muy fiel a los panes de cada país, y, además, no me quería meter en temas técnicos, porque no los iba a explicar tan bien como ya está explicado en otros libros».

Como elaborador de pan, Lavandeira cree que «la observación es la clave, el clásico aprendizaje, ensayo-error. Tienes que pensar que al principio te va a salir mal, te vas a pegar cabezazos. Tienes que fijarte y anotar los tiempos, ver dónde fallaste, y las cosas van saliendo».

 «Es como una mezcla ligera de Ken Follett, Lonely Planet y un libro de Arguiñano»

Planeta Pan no es un libro gastronómico al uso. «Yo quiero pensar —explica Edu Lavandeira— que es como un libro que mezcla un poco de historia, un poco de viajes y un poco de gastronomía; así que es como una mezcla ligera o superficial de Ken Follett, la Lonely Planet y un libro de Arguiñano. Tiene un poquito de cada uno de ellos, porque al final para entender un pan hay que entender a la gente que lo elabora y el contexto en el que se hace, y para saber lo que tienes entre manos tienes que saber cosas del país».

Se trata, pues, de abrir la mente y el espíritu. «Porque saber más de los demás, de los diferentes a nosotros, nos hace mejores personas y nos ayuda a entender mejor el planeta en el que vivimos», dice el autor. Por eso presume de un detalle que incluye en cada una de sus recetas. «Hay una cosa muy bonita que me propuse y me dio mucho chollo, pero al final salió. Es que en cada receta hay una foto del pan en su contexto original, para que la gente vea que esto que van a elaborar en sus casas se hace de la misma manera o parecida a miles de kilómetros, en un universo o una cultura totalmente distinta. Así uno puede trasladarse de algún modo a ese sitio». Trasladarse igual que Edu se trasladó, aunque reconoce que, gracias a Internet, no se ha movido de su casa, a pesar del trabajo que le ha dado recopilar y documentar todas las recetas. «Gracias a eso me siento como si hubiera pisado las calles de sus ciudades y como si hubiera conocido a sus gentes», concluye.