Díaz-Canel seguirá al frente del Gobierno cubano a pesar de la grave crisis que vive el país

Amanda Pérez LA HABANA / E. LA VOZ

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El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, el pasado 24 de enero.
El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, el pasado 24 de enero. AGUSTIN MARCARIAN | REUTERS

Se cumple así la transición diseñada por Raúl Castro

20 abr 2023 . Actualizado a las 09:05 h.

Sin sorpresas, Díaz-Canel fue ratificado este miércoles al frente del Gobierno cubano por la Asamblea Nacional del Poder Popular. Fue reelegido a pesar de la crisis generalizada y las críticas a su gestión, tal como lo diseñara el expresidente Raúl Castro hace un lustro. «Sus dos mandatos debe cumplirlos, como los vamos a establecer en la Constitución, de cinco años cada uno», dijo en abril del 2018, cuando nombró a su sucesor.

Tras las elecciones del pasado 26 de marzo, en las que se ratificaron 470 diputados de igual número de candidatos, estos tuvieron la tarea de proponer y elegir al nuevo presidente. Nada difícil, pues los aspirantes a la presidencia y la vicepresidencia también eran uno para cada cargo, en un país en que el Partido Comunista es el único legal y está por encima de la Constitución, mientras la oposición está prohibida. De este modo, Miguel Díaz-Canel Bermúdez debe mantenerse al frente del país cinco años más, a pesar del descontento popular. 

«Continuidad» del descalabro

Con un Gobierno que ha hecho de la «continuidad» su bandera, Díaz-Canel repite como presidente en un momento marcado por una aguda crisis en todos los aspectos, solo equiparable a los momentos más oscuros (nunca mejor dicho) del llamado Período Especial en los años 90.

Más allá de la pandemia y el endurecimiento de sanciones de la era Trump, las causas hay que buscarlas en la pésima gestión económica y política del Gobierno. Entre otras cosas, implementó la llamada «tarea ordenamiento», que ha venido a desordenar más, si cabe, la maltrecha economía del cubano. La inflación ha multiplicado hasta el infinito los precios de una imposible cesta de productos básicos, en medio del desabastecimiento total, y obliga a la gente a enfrentarse a precios de Suiza con ingresos de Burundi. La supuesta unificación monetaria simplemente ha cambiado el nombre de la doble moneda, ahora más inasequible para cualquier cubano común.

El sistema energético ha caído en una crisis profunda, que provoca a veces más alumbrones que apagones, mientras que la falta de combustible es cíclica, y en su actual episodio está obligando a las personas a dormir varios días en una larga cola para repostar combustible. 

Durante su gobierno, ni siquiera los llamados «logros de la revolución», la justicia social y los sistemas de salud y educación, se han salvado de la debacle.

Todo esto ha provocado un éxodo migratorio sin precedentes y algunos estallidos sociales, el mayor el 11 de julio del 2021, en el que el presidente jugó un triste papel incitando prácticamente a la violencia al decir que «la orden de combate está dada». «Siento una enorme insatisfacción por no haber sido capaz de lograr, desde la conducción del país, los resultados que necesita el pueblo cubano para alcanzar la anhelada prosperidad», reconoció en diciembre Díaz-Canel. Pero a pesar de eso, y de que el país hace aguas, seguirá al mando.