Yolanda Díaz reduce a 250 contratos los realizados en el extranjero para puestos de difícil cobertura

Ana Balseiro
ana balseiro MADRID / LA VOZ

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Eduardo Parra | EUROPAPRESS

Insiste en que elevará el coste del despido para que sea disuasorio

23 ene 2024 . Actualizado a las 08:53 h.

El problema de las vacantes en España no es tal. Así lo señaló ayer la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en su comparecencia ante la Comisión de Trabajo del Congreso, donde hizo un exhaustivo repaso por las reformas lideradas por su departamento en la pasada legislatura, así como por las líneas que pretende desarrollar en la que ahora comienza, con la reducción de la jornada laboral o el despido disuasorio a la cabeza del listado de prioridades.

En su respuesta a la intervención de la portavoz del PNV, Idoia Sagastizabal, Díaz se refirió a las vacantes insistiendo en que España es de los países de la UE con menor porcentaje, un 0,9 %. «Creo que es un asunto importado de EE.UU. tras la gran dimisión, pero que aquí no tenemos», dijo. La ministra respaldó su argumento recordando que, tras la mesa de diálogo social en la que la patronal se quejó de que algunos sectores concretos (como la construcción o el transporte) no encontraban mano de obra para cubrir la demanda existente, se decidió abrir el catálogo de ocupaciones de difícil cobertura para buscar personal en el extranjero. «Hemos abierto el catálogo. ¿Saben ustedes cuántas contrataciones ha habido, haciendo lo que las patronales decían que era lo que había que hacer? 250», respondió Díaz.

«Esto era una gran petición. Pero con los datos hay que operar», insistió la vicepresidenta. Desde el Ministerio de Trabajo precisaron que fueron 257 las solicitudes de julio a noviembre en el catálogo de ocupaciones de difícil cobertura, que es el que permite cubrir con trabajadores de otros países la mano de obra que no se encuentra aquí.

La clave: las condiciones

Díaz hiló lo anterior con la sobrecualificación, corrigiendo a la portavoz del PSOE, al asegurar que no existe tampoco tal problema. «Lo que hay es que exigir trabajos dignos y poder trabajar en aquello para lo que nos hemos formado», dijo, enfatizando que «el problema que tenemos [para no encontrar personal en algunas áreas de actividad] es que si trabajamos en algunos sectores se trabaja de sol a sol, no se pagan las horas extra y las condiciones no son las mejores. En nuestro país hoy ha cambiado la situación y ni los jóvenes ni el resto de los trabajadores están dispuestos a trabajar en estas condiciones».

Es decir, que volvió a recordar lo que ya dijo en su día, antes del verano, cuando se hablaba de la falta de mano de obra: no es que no haya trabajadores, es que no se ofrecen las condiciones adecuadas, ya sea salariales o de jornada. «Todo parece indicar que son otros factores los que hace que la gente no quiera trabajar aquí. Y hay que señalar que un tercio de las vacantes son en el sector público», añadió.

Reformas pendientes

En lo que respecta a las reformas en las que Trabajo se centrará en esta legislatura, Díaz destacó la reforma del despido, que no se abordó en la anterior porque no formaba parte del acuerdo de Gobierno con el PSOE. «Pero esta vez sí está, así que ahora sí, lo vamos a cumplir y lo vamos a acomodar a la Carta Social Europea. No vamos a esperar a que se pronuncie el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE)», indicó.

Los cambios que pretende ejecutar es elevar el coste del despido para que sea «disuasorio» y se ajuste a las peculiaridades de cada caso, 'a la carta', en lugar de tener una indemnización fija, que es «una anomalía» en la UE.

Advierte a la patronal de que bajará la jornada aunque se opongan

La ministra de Trabajo también envió un mensaje claro a los empresarios, al asegurar que a partir de esta semana comenzará a negociarse en el diálogo social —la mesa está convocada para el jueves— la rebaja de la jornada laboral semanal a 38,5 horas para este año, pero que lo harán con o sin su apoyo, igual que la subida del salario mínimo interprofesional (SMI), que acaba de pactar con los sindicatos pese a la negativa de CEOE y Cepyme.

De hecho, Díaz tensó aún más las ya difíciles relaciones con los empresarios, al insistir en que su negativa a subir el SMI respondía a intereses diferentes a los del país.

Las palabras de la ministra tuvieron una rápida respuesta del presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, que mostró su malestar por cómo se había desvirtuado el diálogo social y se preguntó cómo se podía denominar así a algo ya decidido: «Si vas a una mesa donde ya está marcado el final...», se quejó, asegurando que la bajada de jornada debía verse «sector a sector».