Seis meses de Trump: deriva autoritaria, guerras, aranceles y éxitos legislativos
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Su popularidad está a la baja, solo el 44 % de los estadounidenses lo aprueban
20 jul 2025 . Actualizado a las 18:47 h.«El gran punto positivo de la Administración Trump es que está haciendo lo que prometió; el gran punto negativo es que sus promesas eran casi siempre espantosas», asegura con cierta ironía el politólogo y escritor Roger Senserrich, autor de Por qué se rompió Estados Unidos. Populismo y polarización en la era Trump (Debate). «Muchos votantes escogieron a Trump porque o no prestaban atención a sus palabras o porque creían que bromeaba; por desgracia, hablaba en serio», concluye. Es cierto que está siendo tan autoritario o más de lo esperado y que sus anuncios no eran bravatas, pero, cuando se cumplen seis meses de su llegada a la Casa Blanca, se ha encontrado con obstáculos insalvables que le han impedido, contra su voluntad, cumplir promesas como acabar con la guerra de Ucrania y la masacre de Gaza o deportar a tantos inmigrantes como quería. «Ha tenido éxitos y fracasos, siempre en un marco de disrupción y polémica, como le gusta», señala Carlota García Encina, investigadora principal del Real Instituto Elcano. La popularidad de Trump ha caído; solo el 44 % de los estadounidenses aprueban su gestión, frente a un 53 % que la rechazan.
Política nacional
Victorias legislativas con medidas impopulares. «Trump ha conseguido dos grandes victorias legislativas», destaca Senserrich, Por un lado, «la ley que contenía gran parte de su agenda fiscal, el llamado (increíblemente) One Big Beautiful Bill, fue aprobado por el Congreso, combinando enormes rebajas fiscales para ricos a corto plazo con grandes recortes en el Estado de bienestar y la sanidad, disparando el déficit fiscal». Por otro, «ha conseguido que los tribunales, especialmente el Supremo, le permitan desmantelar departamentos enteros del gobierno federal sin ponerle pega alguna». «El problema para Trump es que ambas medidas son horriblemente impopulares, y que, probablemente, no harán nada para mejorar la economía», sostiene. García Encina coincide en que «su mayor éxito a nivel doméstico ha sido sacar adelante el One Big Beautiful Bill, su paquete legislativo, algo que intentan todos los presidentes y no siempre lo logran».
Política exterior
Aranceles, Ucrania sigue en guerra e Israel hace lo que quiere. «En política exterior, los aranceles han marcado el tono, Trump está siendo aún más errático que en su primer mandato, sin una estrategia clara, alienando aliados de forma inexplicable», afirma Senserrich. «Su tono y su total falta de lógica en política comercial, aparte de generar inflación en EE.UU, está haciendo que el resto del planeta intente buscar alianzas alternativas en la medida de lo posible», explica. En su opinión, «sus ‘‘victorias’’ en política exterior son en gran medida ficticias, el aumento de gasto de la OTAN es falaz, y los miembros no llegarán al 5% exigido en casi ningún caso, Ucrania sigue en guerra, e Israel esencialmente hace lo que quiere».
«A escala internacional, su mayor éxito ha sido el ataque a Irán, militarmente extraordinario, y que no ha escalado», resalta García Encina. Pero «no ha logrado acabar con las guerras de Ucrania y Gaza». Para ella, «los aranceles son una herramienta que va mucho más allá del ámbito comercial, le sirve para negociar más cosas. Por ejemplo, para que México y Canadá actúen contra la migración y el fentanilo y Europa suba el gasto en defensa».
«Todos los intentos de mediar, las promesas de paz y declaraciones y manifestaciones de fuerza no dejan de ser un teatro de cara al exterior que en el fondo no afecta a los estadounidenses», opina Sara Núñez de Prado, profesora de Historia del Mundo Actual en la Universidad Rey Juan Carlos. Considera que «solo ha agitado el avispero, pero no ha hecho nada que sea irremediable, y ello a pesar de los fuegos que ha abierto con los aranceles, con los que lleva meses amenazando, pero aun sin una clara consecuencia, pues el juego para él no ha terminado».
Economía
Preocupación por la inflación. «A pesar de algunos éxitos, eso no se está traduciendo en un aumento de su valoración y popularidad, sobre todo por el tema económico, que es por lo que le votaron junto a la inmigración. Los estadounidenses siguen estando preocupados por la inflación y por las repercusiones de los aranceles», asegura García Encina. «La economía va bien, al menos de momento, lo que pase en el futuro más o menos inmediato en función de lo que finalmente ocurra con los aranceles es impredecible», estima Sara Núñez de Prado.
Inmigración
Menos deportados. «El número de deportados no ha sido el que prometió, 11 millones. Ya se veía que era imposible, se está encontrando con impedimentos, los tribunales están anulando algunas órdenes ejecutivas», señala García Encina. «La ley de Trump incluye un enorme aumento de gasto en políticas migratorias, permitiéndole ampliar su campaña de deportaciones indiscriminadas; esto, aparte de ser un lastre para la economía, es tremendamente impopular», explica Senserrich.
Deriva autoritaria
Uso excesivo del poder sin precedentes. «Es temprano decirlo, pero la deriva autoritaria es clara», según Senserrich. «Trump está centralizando tanto poder como puede en la Casa Blanca, usando el poder del gobierno federal para intimidar a instituciones y empresas e investigar a sus enemigos, y creando un programa de deportaciones masivas sin control judicial alguno», añade. «Los tribunales han opuesto algo de resistencia, pero el Supremo se ha mostrado increíblemente deferencial», concluye. Eso, «sumado a sentencias anteriores que otorgan al presidente una inmunidad casi absoluta, ha situado al país en una senda peligrosa». «El partido republicano, por supuesto, se ha rendido por completo», destaca. Aunque el caso Epstein «se le ha vuelto en contra y ha provocado críticas incluso en el MAGA», apunta García Encina. Esta sostiene que «hay una deriva autoritaria. Trump está haciendo un uso superexcesivo de su poder presidencial, lo ha llevado a un límite que no habíamos visto, poniéndose por encima del Congreso y del sistema judicial, testa el sistema hasta el límite y luego tiene que recular, porque los jueces o los Estados se lo echan atrás». Ve «tendencias autoritarias» en Trump, pero no que sea un fascista. Núñez de Prado no cree que, «en ningún caso, EE.UU. se encamine, al menos a día de hoy, a una dictadura ni a un régimen autoritario, aunque su presidente sí ejerza formas autoritarias».
Actor, bravucón, imprevisible y negociante, con el freno del «checks and balances»
«El checks and balances es un mecanismo constitucional que funciona, lo que pasa es que tiene mayor o menor capacidad en función de las mayorías que existan en cada caso», asegura Núñez de Prado. «Trump se ocupó en su anterior presidencia de, por ejemplo, dejar piezas afines bien situadas dentro del poder judicial, pero eso no le ha permitido controlarlo todo y sigue funcionando», explica. «El hecho de que las elecciones legislativas no coincidan con las presidenciales y que se celebren a la mitad del mandato del presidente es un elemento importante que permite que el sistema funcione», añade. «A Trump le quedan cuatro años y, nos guste o no, fue elegido por una mayoría abrumadora. Lo que hay que hacer es trabajar, haciendo las cosas bien, para que haya relevo cuando pasen esos cuatro años, y el sistema y la democracia seguirán funcionando», concluye.
Los tribunales responden
Según García Encina, «los tribunales están respondiendo y a pesar de que Trump ha sacado adelante su gran paquete legislativo en el Congreso, teniendo mayoría en las dos cámaras, le ha sido bastante difícil, ha habido republicanos que han votado en contra». «El sistema sigue funcionando», sostiene. «Son solo seis meses, las cosas se van a ir moderando, al menos en cuanto a la velocidad de los acontecimientos. Las elecciones del medio mandato son en un año y medio, y creo que la Cámara de Representantes va cambiar de signo y pondrá límites», prevé García Encina.
Núñez de Prado destaca que Trump «sigue la tónica de las formas antidiplomáticas, las bravuconadas propias de un hombre de negocios que tiene como lema que si resiste, gana». «Es el antipresidente en política, ya que considera al país su empresa y así actúa; y no se puede olvidar que Trump es un gran actor y que actúa de una u otra forma según a quien tiene enfrente, de ahí, precisamente, su imprevisibilidad», señala. Resalta su «imprevisibilidad, sus cambios de opinión, su volatilidad, su mala educación… todo ello son puntos negativos». «Favorece a los sectores empresariales y perjudica a los vulnerables en general y en particular a los inmigrantes, pero el país sigue funcionando», concluye.