Europa vetará este año en sus aguas la pesca de arrastre a más de 800 metros

espe abuín REDACCIÓN / LA VOZ

ASTURIAS

SIMÓN BALVÍS

El sector carga contra una medida sin base científica, defendida por los ecologistas

01 jul 2016 . Actualizado a las 07:31 h.

Finalmente, la pesca de arrastre de fondo estará prohibida en aguas comunitarias por debajo de los 800 metros. El acuerdo informal adoptado ayer por el trílogo tendrá que ser ahora ratificado por el Consejo y por el pleno del Parlamento Europeo y se prevé que entre en vigor a finales de este año, con la nueva legislación sobre la pesca de especies de aguas profundas.

La decisión constituye, a juicio del sector pesquero, una victoria de los ecologistas radicales, que han logrado introducir, «sin base científica alguna», una peligrosa limitación y un gran avance hacia su objetivo de extender esa prohibición, aumentada incluso en profundidad, a todos los océanos del mundo, dice Javier Garat, secretario general de la patronal Cepesca. Por eso es una «mala noticia». Porque a pesar de tener escaso impacto práctico, supone el triunfo de una «campaña política» sobre una filosofía que coloca los argumentos científicos en la cumbre de la pirámide.

Por lo demás, el sector pesquero cree que las demás disposiciones mejoran el anterior reglamento de especies de aguas profundas y admite que, limitación de profundidad arbitraria al margen, van en la línea de lo que defendía la industria pesquera. Primero, solo atañe a la flota europea cuando opera en aguas comunitarias, no en alta mar, por lo que la medida apenas tendrá incidencia sobre un puñado de barcos que de vez en cuando, no siempre, faenan en el cantil de Asturias. Por tanto, quedan fuera otros bancos como el Rockall o el Hatton Bank, en el que no solo operan barcos comunitarios, sino también de otras banderas frente a los que la flota de la Unión estaría en inferioridad de condiciones.

Huella del arrastre

La UE también ha optado por congelar la huella del arrastre; es decir, permitir pescar en aquellas zonas en las que ya ha habido actividad pesquera, al tiempo que permite la pesca exploratoria allí donde no ha habido trabajo previo siempre bajo observación científica y evaluación de impacto. Se expedirán autorizaciones específicas para capturar especies de aguas profundas y el barco que en sus tareas dé con un ecosistema marino vulnerable informará sobre el hallazgo y guardará una distancia de cinco millas con la zona.

Asimismo, el reglamento refuerza las obligaciones de recogida de datos e impone que el 20 % de las embarcaciones que se dirigen a especies de aguas profundas lleven observadores a bordo. Especies que lejos de ser el pez duende, el pulpo dumbo y demás criaturas abisales extrañas son tan comunes como el besugo, el alfonsino, el sable negro, la cherna que en Galicia conocemos por mero, o el congrio.

Culpas al «lobby» español

Ni que decir tiene que las oenegés conservacionistas han aplaudido a rabiar el acuerdo que veta el arrastre en determinados fondos y protege los ecosistemas marinos vulnerables, aunque lamentan que el lobby español haya impedido que esta prohibición se extienda a las aguas internacionales. En este sentido, Iván López, presidente de Agarba y miembro de Cepesca, replica que «ni lobby, ni nada», que los representantes españoles fueron a defender sus posturas en Bruselas como representantes de la flota comunitaria, porque es cierto que hay barcos de España pescando en alta mar, pero también los hay alemanes, británicos o polacos y recuerda que solo defendían la medida países sin mar o sin flota.

López pregunta si alguien se ha parado a plantearse cómo se van a sustituir los 20 millones de toneladas de proteínas marinas que aporta el arrastre a la alimentación mundial. Por último recuerda que la huella del arrastre solo ocupa el 3 % de todo el fondo marino.