Asturias sufre más de una plaga vegetal al año

ASTURIAS

Patata afectada por la polilla guatemalteca
Patata afectada por la polilla guatemalteca

La globalización económica y el hecho de que las temperaturas altas cada vez se alarguen más, principales causas de que aparezcan nuevos parásitos o que los asentados evolucionen

07 mar 2017 . Actualizado a las 20:59 h.

La última de las plagas que atacan a los cultivos, plantas y árboles ha sido la de la polilla guatemalteca de la patata, pero cada año entran 1,5 nuevas plagas en España que pueden afectar a Asturias. «Con la globalización, mercancías y personas circulan de unos países a otros y, aunque existan más o menos restricciones, hay componentes que se escapan a la hora de que entren patógenos nuevos. Si voy a Grecia y traigo una planta o unas semillas que hay allí porque me gustan mucho, las meto en la maleta y no digo nada, es lo que puede ocurrir», explica el jefe de servicio de Sanidad Vegetal del Principado, Máximo Braña. Para controlar e intentar erradicar la plaga de la polilla guatemalteca, el Ministerio de Agricultura publicaba el pasado sábado un real decreto en el Boletín Oficial del Estado (BOE) que prohíbe la plantación de patatas durante al menos dos años en siete concejos del occidente de Asturias bajo multa de 300 a tres millones de euros. 

La polilla guatemalteca llevaba en Canarias al menos desde los años 90, pero se detectó en la península por primera en Galicia hace dos años. A principios del año pasado, la web del servicio de Sanidad Vegetal de la Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales ya advertía de que se estuviera alerta ante la posible aparición de esta plaga de cuarentena que causa graves pérdidas económicas. Las plagas, por definición, son organismos nocivos de cualquier especie, raza o biotipo vegetal o animal o agentes patógenos dañinos para los vegetales y los productos vegetales. Para detectarlas, se realizan prospecciones periódicas en los territorios que determinen la situación de los llamados organismos de cuarentena, que son precisamente los que pueden llegar a causar un importante daño económico y que, por ello, aparecen en las listas europeas. «En la Unión Europea están reguladas por directivas comunitarias, que establecen una serie de cuarentenas ligadas o no a productos vegetales o no vegetales y restricciones de entrada y salida de mercancías», explica Braña.

¿Por qué aparecen las plagas vegetales por primera vez?

Según el técnico del área de Experimentación Agroforestal del Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (Serida), Guillermo García, dos son las circunstancias que tienen que darse a un mismo tiempo para que las plagas aparezcan en un territorio por primera vez o, si ya están presentes, evolucionen y causen problemas serios. «La primera es que llegue la plaga, que aparezca de repente y eso se debe sobre todo a los movimientos de material vegetal o bien al consumo como planta o semilla», explica, en referencia a esa globalización económica de la que habla también Braña. 

«Hace sesenta u ochenta años, los intercambios de material vegetal, por ejemplo, entre Asturias y León eran muy pequeños. Nadie de León traía fabes para Asturias y nadie llevaba manzanos para allá  pero, en la actualidad, el intercambio de productos de consumo es enorme y vienen de cualquier parte del mundo: frutas, hortalizas y plantas vivas que, a veces, pueden traer patógenos», indica. Existen, de hecho, casos de plagas que han podido entrar de esta manera: «Si esos productos, aparte de comprarlos para comerlos, a alguien se le ocurre sembrarlos pues podría darse el caso de que algún patógeno que viniera en ellos se instalara aquí».

¿Influye el cambio climático en el comportamiento de las plagas?

Por otro lado, García habla del alargamiento de los ciclos de las plagas como el el segundo factor que además tiene que ver con los efectos del cambio climático, «que ya es una evidencia que ningún científico del mundo discute y que además prácticamente todos podemos ir comprobando en el día a día». Así, indica que los inviernos no son tan fríos y «los ciclos biológicos de los insectos y de los patógenos en general están muy relacionados, entre otras cosas, con la temperatura. Si el periodo de temperaturas altas, por encima de los 20 grados por ejemplo, se alarga mucho, las plagas de los insectos pueden tener más generación al cabo del año, con lo que puede aumentar la población de insectos de tal manera que ocasionen daños de importancia en los cultivos».

¿Cuántas plagas existen en Asturias?

La de la polilla guatemalteca es una de esas plagas importantes, dice, sobre todo porque no se ve. «La planta de la patata está aparentemente sana y, cuando vas a ver la patata, resulta que está dañada. Es difícil de ver en campo, y aparte hay que combinar varias prácticas agrícolas con fitosanitarios, con medidas preventivas y es complicado parar esta plaga», considera García. La de la polilla, en cualquier caso, es una de muchas. «En Asturias tenemos muchas y nuevas plagas y enfermedades que han ido apareciendo. Toda esa circulación de mercancías no te libra de nada», dice Braña, mencionando por ejemplo la avispilla del castaño que hace cuatro años no existía en Asturias, el chancro bacteriano del kiwi, la pulguilla de la patata que también es relativamente reciente o el gorgojo del eucalipto, que ya lleva 10 años en Asturias. En la web de Sanidad Vegetal aparecen casi una treintena de fichas técnicas de plagas y enfermedades vegetales desde 2001. «Llevo 35 años en Sanidad Vegetal y siempre hemos tenido plagas nuevas, que pueden afectar además a muchos cultivos. En el momento en el que pones un cultivo que se dé en una zona, es susceptible de ser atacado», indica. Algunas tienen más incidencia que otras, como ahora la polilla guatemalteca en Asturias o la Xylella fastidiosa en Mallorca y Andalucía, y la mayoría se van estableciendo.

¿Es preocupante que aparezca una plaga al año?

«Prácticamente cada año aparece una nueva plaga. Ahora es la polilla de la patata, hace unos años era la del tomate, hace tres años la mosca del vinagre que afecta a los arándanos y así sucesivamente. Y esto ocurre desde hace muchísimos años, aunque ahora puede que se haya acentuado un poco, como consecuencia de la globalización económica y los cambios en el clima», coincide Guillermo García, que en todo caso insiste en que es algo que siempre ha ocurrido. «De cuando en cuando aparece una nueva plaga, provoca muchos daños cuando lo hace y crea una cierta alarma entre los productores, pero se va encontrando soluciones y medidas para controlarlas y los daños son asumibles». Recuerda, en este sentido, que hace 20 años apareció una minadora, que es una mosca pequeña que hace unas galerías en la hoja del tomate. «Fue un desastre grande cuando apareció, pero se acabó controlando y, por ello, hay que insistir en que no se trata de alarmar pensando que cada año o cada poco vamos a tener una plaga que no va a haber manera de controlar, sino que es un proceso que de alguna manera ya se viene produciendo desde hace años».

¿Qué ocurre con las plagas una vez controladas?

En 2016, también a quienes cultivan patatas también les trajo de cabeza los ataques del mildiu, un hongo que se conoce como la mancha de la patata, pero «que lleva con nosotros desde la época de la patata», según dice Máximo Braña. Al igual que el escarabajo del mismo tubérculo, «que en su momento también fue una plaga nueva. Cualquier cultivo es susceptible de ser atacado por cualquier bicho que esté en el mundo y que se alimente de él», insiste Braña. Y, una vez que aparecen, se adaptan de tal manera que se vuelven autóctonos. «A finales de los años 90, apareció el gorgojo del eucalipto, que es de Australia, y ya tiene montera picona. Es autóctono. El escarabajo de la patata es de Sudamérica y ahora ya es de aquí; convivimos con él», explica. 

Para detectar los primeros focos de plagas vegetales, se realizan prospecciones en cultivos, masas forestales y viveros y, en función de ellas, se inicia un procedimiento de erradicación si aparece alguna plaga. Cada dos o tres meses se realizan reuniones a nivel nacional para actuar de forma coordinada. Si el tratamiento no es efectivo, se busca otro sistema de control. Además, existen partidas presupuestarias específicas para ayudar al control de plagas de cuarentena. «En los años 80 se empezó dando el producto fitosanitario, pero ahora se aportan ayudas en materia de sanidad vegetal. Así, cuando aparece una plaga nueva, se cubren todas las actuaciones que tengan como consecuencia intentar eliminar o erradicar el patógeno en colaboración con el Ministerio de Agricultura», explica Braña.