Vacaciones de piscina, pizza, fútbol y tortilla

Noelia Rodríguez AVILÉS

ASTURIAS

La comida y las actividades acuáticas son las aficiones favoritas de los saharauis que son acogidos por familias asturianas en verano

06 jul 2017 . Actualizado a las 16:37 h.

Piscina, pizza, tortilla o jugar al fútbol. Son las palabras más repetidas entre los niños saharauis que hoy llegaron a Asturias cuando se les pregunta por lo que más les gusta de su estancia en el Principado. 260 menores participan en el programa «Vacaciones en paz», que les permite salir durante dos meses de los campos de refugiados de Tinduf (Argelia) y de los mas de 40 grados que sufren allí en estas fechas. Muchos de los niños que esta mañana se han encontrado con su familia de acogida llevan años viniendo, de ahí que sepan hablar castellano casi a la perfección y tengan claro qué es lo que más les gusta: la nocilla, la pizza cuatro quesos, las salchichas… vamos, lo mismo que cualquier otro menor de su misma edad. Se acostumbran rápido a la comida española, a pesar de que es muy diferente a la que consumen durante el resto del año en su casa del Sáhara. Y también al tiempo de aquí. «En Sáhara hace mucho calor», apunta Mohamed, mucho menos que en Oviedo, donde pasará el verano. Su capacidad de adaptación es memorable viendo lo rápido que degustan un pincho de tortilla que les sirvieron a su llegada a Avilés. Los nuevos y los ya veteranos.

Para muchos de los que han venido éste es su último año. Es el caso de Mohamed, que a sus 13 años sabe que no volverá a participar en el programa «Vacaciones en paz». «Me da pena no volver porque me gusta estar aquí», explicaba. Mariem, también de 13 años, es otra de las que este verano se despedirá del Principado. «Me gusta todo, estar con la familia», señala antes de dirigirse a Pola para disfrutar del verano asturiano. Ella permanecerá en Asturias mientras que su hermano se ha ido a Cataluña con otra familia. Ellos también sufren ese adiós porque algunos niños llegan a pasar cuatro y cinco veranos con la misma familia, lo que hace que los lazos se refuercen aún más. Llega a tal punto que hay quien acogerá este año a niños que son sobrinos de otros que acogieron hace varios años. La Asociación Asturiana de Solidaridad con el Pueblo Saharaui lleva organizando estos acogimientos más de 20 años.

Belén Fernández lleva participando en el programa desde hace seis veranos y ya ha pasado por el proceso de tener que despedirse, si no para siempre sí para un largo tiempo. «Cuando acaba el verano no es triste despedirse porque se van contentos, porque vuelven a casa. Lo difícil es cuando es el último año porque sabemos que tienes que ir tú a verlos, ellos aquí no van a volver», explica esta vecina de Piedras Blancas. Ha acogido a dos niños, pero al primero que tuvo no lo ha vuelto a ver porque para eso debería viajar hasta Tindulf. «Queda para más adelante, es un gasto económico importante ya sólo el viaje», explica. Ella es de las que recomienda la experiencia y reconoce que «es una forma de poder ayudarles, no hay otra manera».

Asturias, de las que más acoge

En los últimos años el número de familias de acogida ha descendido en Asturias, un descenso que ha sido progresivo. Este verano se encargarán de cuidar y mimar a 260 niños, una cifra que es muy superior a las de otras comunidades. Es el caso de Cantabria, a donde sólo han llegado 40 menores. Los números del Principado descienden, cuentan con 30 o 40 familias voluntarias menos, pero se siguen manteniendo a la cabeza respecto a otras comunidades. La crisis económica es uno de los motivos que justificarían este descenso. «También es una cuestión de falta de compromiso. Se asustan, creen que es difícil y no lo es, tampoco es cuestión de dinero», explica Carmen Brianso, madre de acogida y colaboradora del programa. Asegura que el hecho de hacerse cargo de a un menor «es un gesto generoso, pero no cuesta tanto hacerse cargo de un niño en verano y la gente se vuelca en ti y te da muchas cosas». Ella tiene claro que «sabemos que esto es darles vida dos meses, que dejan de vivir penurias en este tiempo y que gracias a esto luego viven allí los otros diez meses del año».

«Vacaciones en paz» es más que un programa lúdico, se aprovecha la estancia de los menores en Asturias para hacerles una revisión completa prestando especial atención a la vista, los oídos y también posibles restricciones alimentarias. En los últimos años se han registrado varios casos de celiaquía y también se ha aumentado la edad máxima de los participantes, que ahora llega a los 13 años. Es una forma de que las familias que ya llevan años con el mismo año no abandonen el programa y sigan un verano más. Unas vacaciones más de piscina y pizza para los niños saharauis.