Temor entre los socialistas a que la crisis interna mine al Gobierno

Luis Ordóñez
Luis Ordóñez REDACCIÓN

ASTURIAS

Javier Fernández y Adrián Barbón
Javier Fernández y Adrián Barbón

La cascada de reprobaciones a la gestión de Javier Fernández prolonga la tensión en el partido antes del congreso

23 sep 2017 . Actualizado a las 12:22 h.

La reprobación de la gestión de la última ejecutiva de Javier Fernández como secretario general de la FSA en la asamblea de la AMSO en Oviedo tensó el epílogo de unas primarias en las que el partido había llegado muy dividido, aunque tanto partidarios de una como de otra candidatura en liza trataron de restarle importancia achacándolo a singularidades de la agrupación y sus avatares para la formación del gobierno local tras las elecciones municipales. Sin embargo, la cascada de votaciones adversas a la dirección saliente y en agrupaciones especialmente importantes --a Oviedo se han sumado Gijón, Langreo y Mieres-- amenaza con convertirse en una crisis interna que se arrastre hasta el congreso autonómico e incluso se prolongue más allá.

Lo cierto es que, a la par que en en grandes agrupaciones en cuanto a número de militantes, se sucedían las reprobaciones de la ejecutiva saliente, el aprobado llegaba en localidades en las que los partidarios de Barbón son notoria mayoría, de hecho en la propia agrupación de Laviana, donde el nuevo secretario general es alcalde, la gestión saliente fue aprobada con 45 votos a favor, 2 en contra y 10 abstenciones. Llegados a este punto, partidarios de una u otra familia en el seno del socialismo asturiano se han lanzado a interpretaciones de lo más variadas algunas de ellas rozando en la conjura. Los vencedores de las primarias insisten en que no hay ningún tipo de consigna para votar contra Javier Fernández y ponen como ejemplo precisamente el saldo de aprobados en concejos como Laviana, Corvera o Castrillón, entre otros. A la vez señalan que estos resultados con consecuencia del voto libre de los militantes y afirman que en Oviedo fueron pocos los partidarios de la candidatura derrotada (la de José María Pérez) los que acudieron a la asamblea y que en Mieres no se presentó ninguno (tampoco el secretario de Organización saliente, Jesús Gutiérrez).

En el otro sector no creen en casualidades y apuntan a que el interés final es que el congreso se salde con una votación favorable a la gestión de Javier Fernández pero «con un aprobado raspado», de manera que los votos negativos sean una minoría considerable, quizá en un porcentaje del 40%. Otros partidarios de Barbón han llegado a plantear que las ausencias de afines a Pérez en algunas asambleas (apuntando a Mieres y Oviedo) son intencionadas con el propósito de «generar un caldo de cultivo de tensión» hasta la celebración del cónclave regional el próximo fin de semana. En algunos casos se apunta a que parte del descontento entre militantes de varias agrupaciones no van dirigido tanto hacia la figura del presidente asturiano como contra quien fuera su secretario de Organización, Jesús Gutiérrez, y afirman que «es una evidencia que hay casi diez gestoras en Asturias». Entre los partidarios de Pérez se destacó también su extrañeza y zozobra por el hecho de que la comisión ética recibiera un varapalo en Gijón al estar dirigida por una figura como la de la exalcaldesa de la ciudad Paz Fernández Felgueroso.

El Gobierno

El propio José María Pérez apuntaba este viernes que «este tipo de cuestiones internas, que son públicas, sirven para alimentar esa estrategia de oposición, aunque esa no sea la intención de los militantes». Sea una estrategia intencionada o sea simplemente puro descontrol, lo cierto es que cunde el temor de que la tensión interna acabe por debilitar a un Ejecutivo socialista que mantiene un precaria mayoría en la Junta General de apenas 14 escaños y que ha encontrado serias dificultades a lo largo de toda la legislatura para consolidar alianzas con los partidos que se suponen más afines, Izquierda Unida y Podemos.

De forma reiterada, a lo largo de la campaña Adrián Barbón aseguró que su elección serviría para fortalecer el gobierno. Sus partidarios insisten en que será así toda vez que pase el congreso y «todos rememos en la misma dirección». Apuntan además que en el caso de que otros partidos tercieran en las discusiones internas de los socialistas «sería entretenido escuchar qué dice cada uno cuando en Podemos tienen a 11 comisiones enfrentadas con la federal, IU tiene un cisma interno con Llamazares presentando otro partido, en Ciudadanos hay media escisión de UPyD y luego está la derecha con PP y Foro».