Artesanía de Asturias, más de una década sin relevo generacional

ASTURIAS

«Es muy raro ver artesanos por debajo de 30 años», advierten en el sector, que sigue reivindicando una marca propia que les aporte visibilidad como en Galicia y que se impulse la formación a través de una escuela de oficios tradicionales y el desarrollo de la figura de maestro artesano

15 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Taramundi dedicaba recientemente su feria monográfica de artesanía a la talla de madera. El alojamiento y la asistencia eran gratuitos, pero solo acudieron cinco artesanos asturianos que se dedican a la talla de madera. La razón es muy sencilla: no quedan muchos más. La artesanía en Asturias, que como cualquier otro sector no pasa por su mejor momento debido a una crisis que ha supuesto recortes en el consumo y en subvenciones, suma otros obstáculos como la falta de relevo generacional, de la necesaria formación a través de una escuela de oficios que impulse ese relevo y, sobre todo, de una firme apuesta institucional que los artesanos que quedan en Asturias esperan desde hace más de una década a través de una marca propia que les distinga de quienes no lo son y que les vuelva a poner en valor como antaño. La artesanía en Asturias tiene una larguísima tradición y, aunque iniciativas con 15 años de trayectoria como el Mercado Artesano y Ecológico de Gijón son reconocidas a nivel nacional y se consolidan como reclamo turístico, aún son muchos los flecos que quedan pendientes para garantizar su futuro, que en el sector consideran que debe estar fuertemente vinculado al turismo. 

El tirón turístico del único mercado artesano de España que se celebra todos los meses

Javier Ruiz-Cuevas, presidente del mercado gijonés
Javier Ruiz-Cuevas, presidente del mercado gijonés

El Mercado Artesano y Ecológico de Gijón, que estos días se celebra en la plaza Mayor, fue este año uno de los tres finalistas de los Premios Nacionales de Artesanía, que concede el Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital, en la categoría de mejor entidad privada que esta misma semana recaía finalmente en la Asociación de Ceramistas de Cataluña. «Es la primera vez que un mercado es finalista y, además, no hay ningún otro en España que se celebre como este una vez al mes desde hace 15 años. Y eso es lo que han sabido ver. A veces cuesta mucho mantener el tipo pero ha sido un estímulo estupendo para seguir mejorando», agradece Javier Ruiz-Cuevas, artesano de pintura sobre madera y reciclaje desde 2003 y presidente del mercado gijonés, que también es una de las cinco asociaciones de artesanos que existen en Asturias. 

Esta asociación está formada por 60 socios que son los que participan en el ya tradicional mercado. «La plaza está limitada a ese espacio. ¿Que si podríamos crecer y ocupar otras calles? No tendría sentido», considera Ruiz-Cuevas, que explica al respecto que existe un tope por gremio precisamente para que haya una diversidad de productos que hagan el mercado más atractivo para quienes lo visitan. La iniciativa había surgido a raíz de un proyecto liderado en 2002 por la entonces Sociedad de Turismo y Festejos de Gijón, y hoy, tras superar varios momentos difíciles a lo largo de los años, el mercado está completamente asentado e incluso el gobierno local ha manifestado su apoyo para que sea declarado actividad de interés turístico. 

Ruiz-Cuevas explica que, en su momento, intentaron buscar referencias similares en otras comunidades autónomas, pero no existen. «Es al revés, vienen a buscarnos a nosotros para tomarnos de ejemplo», dice, recordando que la inclusión de productos alimenticios, que «a priori podría haber sido visto como una pega, fue todo lo contrario: realmente nos hemos combinado perfectamente y no hubiéramos aguantado tanto tiempo. Los puestos de alimentación fidelizan mucho a la gente y, entre los clientes de unos y de otros, tenemos la simbiosis perfecta». Hace cinco años, además, «nos pusimos el listón alto» y los nuevos productos de alimentación tienen que ser ecológicos, con la correspondiente certificación del Consejo de la Producción Agraria Ecológica del Principado de Asturias (Copae). 

En este sentido, explica que con las bajas, que suelen deberse a que los socios cambian de estilo de vida, a que dejan Asturias o el oficio «porque no les renta», van entrando nuevos artesanos y productores ecológicos, aunque siempre hay lista de espera. El mercado está asentado, pero la situación de crisis no le ha sido ni mucho menos ajena y, por ello, la organización ha sido fundamental. «Está bien estructurado, hay un cupo de gremios, unos horarios, la alimentación tiene que ir en vitrina o envasada al vacío, si eres artesano tienes que estar en el Registro de Artesanos de Asturias o, si no lo estás, se valora el trabajo en una asamblea… Hay que distinguirse por la excelencia, por ofrecer calidad y también una buena estética. Cuando hicimos todos los puestos (de madera y con lonas blancas) fue un desembolso importante, pero mereció la pena, al igual que el sistema de luz, autónomo en cada puesto y con leds para ser sostenibles», indica.

Los artesanos que participan en este mercado también lo hacen en otros y, entre los obstáculos que se encuentran, Ruiz-Cuevas menciona que no exista un mayor número de espacios de artesanía 100% y que las ayudas para mantenerse se hayan reducido. «Entiendo que existen otras prioridades, pero la artesanía es un patrimonio de Asturias. Los oficios tradicionales son un signo de distinción de Asturias como lo son el paisaje y la gastronomía. Y lo cierto es que desde algunas instituciones no existe la sensibilidad suficiente para valorar la artesanía y cuidarla», indica, pensando en mercados que organizan por ejemplo algunos ayuntamientos en los que se demandan artesanos, como quien dice, para rellenar huecos y en los que, al final, no es artesanía todo lo que se oferta.

«Es muy raro ver artesanos por debajo de los 30 años»

Luis Sánchez, presidente del Sindicato de Artesanos de Asturias
Luis Sánchez, presidente del Sindicato de Artesanos de Asturias

Luis Sánchez, que también pertenece al mercado de Gijón, es el presidente del Sindicato de Artesanos de Asturias y uno de los dos únicos artesanos de cosmética registrados en toda la comunidad. Oleum es el nombre del taller en el que elabora jabones naturales desde el año 2000, que primer asentó su laboratorio en Gijón y, desde 2010, en Cabranes. Tiene muy claro cuál es uno de los grandes problemas de los artesanos en Asturias: «No hay un relevo generacional y es muy raro ver artesanos por debajo de 30 años». A esta falta de reconversión se une también la ausencia de formación a través de una escuela de oficios artesanales, que es una de las viejas reivindicaciones del colectivo al igual que la aplicación de la figura de maestro artesano, que aparece en un decreto ley de hace años pero que nunca llegó a materializarse en la práctica. 

Sánchez recuerda, al respecto, que ya en 2004 el Gobierno del Principado realizó un estudio sobre artesanía en Asturias que ponía de manifiesto esta situación y en el que se establecían recomendaciones para favorecer los oficios tradicionales de la región. «No solo se ha mantenido la misma situación de entonces y es uno de los problemas, sino que cada vez somos más viejos. Han pasado más de diez años. Por eso, intentamos reclamar un apoyo institucional que no estamos teniendo, aunque tenemos buena sintonía con la Administración, pero no se traduce en nada concreto. Otra recomendación que apuntaba ese estudio era que, al igual que en el resto de España, se creara una marca de artesanía de Asturias», subraya. El primer paso se llegó a dar y, de hecho, existe un logotipo que les sonará a quienes compran artesanía asturiana «pero falta hacer la marca, nunca se llegó a dar el siguiente paso y sería interesante darlo, porque no requiere de apoyo económico, sino simplemente institucional. Nos daría visibilidad y nos distinguiría de los que no son artesanos».

También explica que, con la crisis, los recortes en las subvenciones provocaron que «muchos talleres no hayan podido seguir adelante». El gran evento de artesanía que existe en Asturias es la Feria de Navidad de Oviedo, la Rosaleda de Artesanos, en la que suelen participar alrededor de 80. «Hemos tenido picos de 100 participantes, pero es lo máximo que podemos ver», indica, calculando que el Registro de Artesanos de Asturias estará bastante por debajo de 300, «además de que incluye otros oficios que no son tradicionales o que son otro tipo de profesiones que no participan en ferias de calle». 

La Feria de Oviedo, que dura medio mes y organiza la Consejería de Empleo, Industria y Turismo, es un salvavidas para muchos artesanos. «Lo que se factura en ella permite a la mayor parte de los artesanos mantenerse un montón de tiempo. Esa feria es importante y es un apoyo, siempre se puede organizar mejor, pero sin ella estaríamos mucho peor». También incide en que es fundamental para la supervivencia de la artesanía asturiana que se ponga en marcha un proyecto de formación a través de una escuela de oficios artesanales y que se aplique la figura de maestro artesano. «El consejo de artesanía está pensando para proyectos de futuro pero se ha convertido en un trámite para admitir nuevos artesanos. La excusa de que faltan recursos la entendemos, pero no puede ser siempre», indica. Cada año, añade, se recibirán entre 10 y 20 solicitudes de nuevos artesanos.

El gran referente de la artesanía siempre es Galicia, que tiene marca de artesanía propia desde 2001. «Tienen muchísimos artesanos y, aunque Galicia tenga más habitantes que Asturias, no hay correlación. Algo están haciendo que nosotros no hacemos. Han conseguido una simbiosis entre la artesanía y el turismo que aquí se ha dejado de lado», considera, poniendo como ejemplo que a Fitur, la feria nacional de turismo que se celebra una vez al año en Madrid, no suelan ir artesanos en representación de Asturias.

«La mayoría de los ceramistas buscamos salida en las ferias de Castilla»

Nieves Alonso, ceramista y alfarera
Nieves Alonso, ceramista y alfarera

Nieves Alonso, que también participa en el Mercado Artesano y Ecológico de Gijón, empezó a trabajar la cerámica y la alfarería en los años 80. Asentada en La Barganiza, en Siero, pertenece a la Agrupación de Ceramistas de Asturias, que aglutina a más de una veintena de estos artesanos. «En los años 80 y 90 fue cuando empezó el apoyo a la artesanía. Se cuidaba bastante en Asturias», recuerda, enumerando como principales obstáculos actuales los ya mencionados por Sánchez. «No hay jóvenes en Asturias, no nos dan la carta de maestro artesano y ya no es como antes que podías vivir de la artesanía. Antes te apoyaban, pero ahora te exigen pagar y pagar. Sacamos para pagar, para sobrevivir», insiste. 

La cerámica, que estuvo tan arraigada en Asturias, es además una profesión, según añade, «muy cabrona». «Tienes que tener unos conocimientos bastante extensos, un taller, hornos, un punto de venta, etcétera, etcétera… Es complicado además en Asturias porque ya no quedan más que dos alfarerías», indica, «y las subvenciones son mínimas cuando salimos de Asturias». En concreto, existen tres tipos de subvenciones para los artesanos en Asturias, para renovar herramientas, para asistir a ferias fuera de la región y para asociaciones. Y la crisis, que ha convertido a la artesanía en un artículo casi de lujo, empeora el asunto. 

«La mayoría de los ceramistas buscamos salida en las ferias de Castilla, en las que se valora más la alfarería y la cerámica como artesanía creativa. Allí tienen talleres alfareros y aquí eso ya no se ve», explica, indicando que cuando la asociación organiza ferias siempre se incluyen talleres gratuitos de cerámica para dar a conocer y poner en valor el laborioso proceso que requiere cada pieza, cómo se crean los esmaltes y por qué son necesarios los horneados dobles, para cocer y esmaltar, en alta y en baja temperatura (de 1.000 a 1.200 grados). «Con la crisis, hubo talleres que lo han dejado, o bien por los años o para buscarse la vida de otra manera. La venta de cerámica es más difícil y más ahora sobre todo. Siempre estuvo guiada por la nueva construcción. La gente compraba un piso y lo decoraba, pero ahora ha cambiado el mundo y la forma de venta», dice, refiriéndose a internet, que muy pocos ceramistas utilizan y solo para pequeños productos.