«Pido ayuda a la opinión pública y a las instituciones para recuperar a mis hijos»

Susana D. Machargo REDACCIÓN

ASTURIAS

La ovetense Miriam Ruiz.La ovetense Miriam Ruiz
La ovetense Miriam Ruiz

Miriam Ruiz busca apoyo para localizar a su marido, que se llevó a sus dos bebés de la vivienda que compartían en Alemania. La ovetense está tramitando la adopción de los gemelos nacidos por gestación subrogada

23 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Espero que la Justicia me reconozca como madre y que proteja a mis hijos». Miriam Ruiz se encuentra desesperada por recuperar a sus gemelos, que están a punto de cumplir 10 meses y a los que no ve desde que el 30 de noviembre su marido se los llevara de la casa que compartían en Alemania. Esta ovetense tiene por delante una complicada batalla legal. El primer paso es que los tribunales reconozcan la adopción de los bebés, que nacieron por gestación subrogada en Ucrania. Su marido, José Zapata, es el padre biológico y en España no necesita realizar ningún trámite. Pero Miriam, sí. Así que, en realidad, las autoridades todavía no consideran que se haya producido un secuestro parental. «Pido ayuda a la opinión pública para recuperar a mis hijos. Necesito apoyo jurídico y de las instituciones», señala con angustia.

La batalla legal está ya en marcha. Hay dos denuncias presentadas en España y Alemania por la desaparición de los bebés. El juicio para determinar la adopción también tiene la fecha fijada. Pero Miriam Ruiz pretende ir más allá. Lleva cuatro meses sin ver a Aiden y Skye, que es como se llaman, y teme que todo se alargue demasiado. De ahí que esté abierta a cualquier recomendación. La vía del diálogo parece cerrada, porque su marido, también de Oviedo, no responde a sus llamadas. Ni él ni tampoco nadie de su familia. Pero está convencida de que ese era el camino para alcanzar un acuerdo. «No me gustan las polémicas estériles», argumenta.

Hace memoria

Repasa sus últimos años en pareja, su boda y la convivencia en Alemania pero no encuentra motivos que justifiquen su comportamiento. «Éramos un matrimonio bien avenido. O eso creía yo», reconoce. Insiste en que la decisión de ser padres la adoptaron de mutuo acuerdo. Por eso eligieron Ucrania, un país que no acepta la gestación subrogada de una familia monoparental. Pese a todo, está preocupada. Su marido lleva años sin trabajar y, en teoría, no tiene ingresos. Además, explica que hace unos años intentó suicidarse. Estos antecedentes unidos al secuestro incrementan su intranquilidad. Lo único que la consuela es que no parece que haya un móvil económico por el medio, ya que no ha recibido ninguna llamada haciéndole chantaje.

Quería ser madre pero no podía quedarse embarazada, ya que es transexual, por lo que la gestación era su alternativa. Sin embargo, denuncia que la actual legislación española la sitúa en desventaja con respecto a su marido. A él se le reconoce como padre porque aportó material genético a la fecundación in vitro pero a ella no. De nada sirve que la partida de nacimiento de Ucrania los reconozca a los dos como los padres biológicos de Aiden y Skye. «Por ser mujer estoy en situación de desventaja», argumenta.

«Es lo más duro que te puede pasar, que te roben a tus hijos». Cuando pasa de los hechos a las emociones los ojos se le llenan de lágrimas. Rememora las jornadas de teletrabajo desde casa para poder más tiempo con los bebés, el vínculo que existe entre los gemelos, la forma en la que se tocan y se intuyen en la cuna. Asegura que son muy buenos y que comenzaron a dormir toda la noche muy pronto. Cuando se pierde en estos pensamientos, regresa a la realidad consternada. No se puede creer que su todavía marido -ya que no tiene constancia de que exista ninguna demanda de divorcio- pretenda negarle la adopción alegando que es una mala madre, porque no los cuida y alimenta bien. «Puedo demostrar con los informes de hasta tres pediatras diferentes que no es así», reitera. 

Su familia está siendo su mayor consuelo. La multinacional para la que trabaja en Ulm le ha dado permiso para trasladarse a Oviedo para pelear por sus hijos, así que está trabajando a distancia. Esto le sirve para sentirse arropada por sus padres, por sus hermanos y por sus amigos. No son momento para estar sola a miles de kilómetros de distancia. De quien no sabe nada es de su familia política. No quieren hablar con ella. Teme que José Zapata les haya intoxicado con todas esas denuncias sobre su falta de cuidado de los bebés.