Una detractora del carbón será la ministra de Energía

Luis Ordóñez
Luis Ordóñez REDACCION

ASTURIAS

Teresa Ribera
Teresa Ribera Caty Arévalo

Teresa Ribera apuesta por una descarbonización rápida y el cierre de las térmicas contra los planteamientos del PSOE asturiano

05 jun 2018 . Actualizado a las 12:35 h.

Apenas falta la toma de posesión formal para confirmar el nombramiento de Teresa Ribera como nueva ministra de un departamento que podría denominarse de Transición Energética y que englobará áreas de Energía, Agua, Medio Ambiente y Cambio Climático en el nuevo gobierno de Pedro Sánchez. Ribera, que fue secretaria de Estado de Cambio Climático durante el segundo mandato de José Luis Rodríguez Zapatero, cuenta con una amplia trayectoria sobre la materia, sobre la legislación y tratados internacionales en acuerdos energéticos y un intenso conocimiento de la situación estatal. Ribera es una contundente defensora del cambio a energías renovables y de la descarbonización, no de forma paulatina sino tajante, y ese es un enfoque que choca frontalmente con las posiciones del Ejecutivo socialista asturiano y también por las defendidas tanto por el SOMA como por el secretario general de la FSA, Adrián Barbón tanto en su etapa al frente de la dirección del partido como siendo presidente de la asociación de comarcas mineras, Acom.

La cuestión del carbón en Asturias no se trata tanto sobre la viabilidad de las explotaciones de la comunidad (la producción de las minas es marginal y el debate se centra en si las rentables tendrán que devolver las ayudas) ni tampoco sobre el cupo de mineral nacional en las centrales térmicas, sino sobre la misma viabilidad a corto plazo de las centrales en sí. Iberdrola anunció que cerrará de manera anticipada la planta de Lada lo que provocó la formación de un frente de partidos, gobierno y agentes sociales para pactar con el anterior Gobierno un decreto que frenara o retrasara esa decisión. El propio presidente asturiano, Javier Fernández, advirtió de que el cierre anticipado de las térmicas derivaría en una segunda reconversión industrial en Asturias con importantes implicaciones para el empleo, el sector del transporte y el suministro a la industria regional. Pero todos estos argumentos han contado con poca o nula consideración por parte de la nueva ministra en varios mensajes publicado en su cuenta en tuiter.

Respecto a las alianzas que Asturias intentó trenzar con otras comunidades para defender el sector, Ribera señaló que eran un «marrón» que podría suponer «despilfarro de dinero público» a costa de «nuestra salud».

En el Principado distintos dirigentes socialistas, tanto en el gobierno de la comunidad como en el partido, han apelado al concepto de «transición justa» para aceptar el cambio energético que todos consideran irreversible pero aminorar su impacto en el empleo. Pese a todo, Ribera lo consideró una excusa para no aceptar la transición.

También llamó a asumir que el sector debe desaparecer.

Uno de los argumentos principales de los socialistas asturianos es que la descarbonización repentina dispararía los precios de la electricidad, y podría afectar al suministro de la industria, pero la nueva ministra afirma que es al contrario por «lógica» «más allá de los datos.

 

La cuestión de la solidaridad con las comarcas afectadas por el cierre de las térmicas no conmueve a Ribera que destaca que ante todo debe primar el «proyecto del futuro del país».

En varios de sus mensajes, y también en otros retuiteados, es una constante la apuesta de Ribera por un abandono rápido del carbón (dado que es muy contaminante) como fuente de energía.