Los criminólogos ponen sus ojos en Twitter

Pilar Campo / EFE OVIEDO

ASTURIAS

Un estudio presentado en Oviedo refleja que esta red social es «un difusor efectivo de miedo al crimen», sobre todo en caso de atentados

01 jul 2018 . Actualizado a las 11:55 h.

Twitter, un vehículo de intercomunicación en el ciberespacio muy popular, también ha empezado a convertirse, según un estudio de criminólogos españoles y alemanes dado a conocer en Oviedo, en «un difusor efectivo de miedo al crimen cuando se trata de eventos de enorme magnitud social como los últimos atentados terroristas registrados en Europa».

Así se refleja en un estudio realizado por investigadores de Centro Crímina para el estudio y prevención de la delincuencia de la Universidad Miguel Hernández de Elche y del Instituto de Estudios Ingleses, Americanos y Románicos de la Universidad alemana RWTH Aachen de Aquisgrán.

Miedo en 140 caracteres: dos estudios en Twitter tras los ataques terroristas en la revista Charlie Hebdo y en la ciudad de Barcelona es el trabajo que los investigadores Francisco Javier Castro Toledo, Miriam Esteve Campello y Tobías Gretenkort han presentado esta semana en la capital asturiana dentro del XII Congreso Español de Criminología.

Los dos estudios, enmarcados dentro del proyecto europeo Pericles, son pioneros e innovadores en investigación criminológica, al combinar técnicas de Big Data con los análisis propios de la lingüística de las emociones aplicadas en Twitter.

Las experiencias emocionales ante la delincuencia han concentrado el interés de los investigadores desde los años 60 debido, entre otras razones, a su enorme impacto sobre la calidad de vida de la ciudadanía y su gestión pública, pero los expertos han reconocido a Efe que la evaluación sobre Twitter es «aún prácticamente inexistente».

Para el primer estudio se recogieron en tiempo real y evaluaron alrededor de 6 millones de twits publicados con motivo de los atentados de Charlie Hebdo, en 2014 y de Barcelona, en 2017. Los análisis temporales muestran cómo el valor emocional de las publicaciones de los usuarios evoluciona durante las primeras 48 horas, «siendo el valor emocional más negativo al inicio y ganando en positividad con el paso de las horas».

Castro Esteve y Gretenkort han analizado también cómo existen patrones temporales similares de distribución del valor emocional de los tweets en eventos de la misma naturaleza, como los atentados de Barcelona y París, lo que permite hacer predicciones para eventos futuros.

El segundo estudio muestra que la emocionalidad transmitida en el material lingüístico tiene un impacto sobre la preocupación cotidiana por el delito. De la misma manera, aquellos tweet con mayor negatividad emocional son los que nos inducen, como potenciales lectores, una mayor preocupación por la criminalidad de nuestro entorno.

Sus resultados permiten crear las bases metodológicas para diseñar en un futuro un estimador del miedo al crimen que se concentra en Twitter por medio de la programación de máquinas de clasificación de contenidos online.

El objetivo general de Pericles (Policy recommendation and improved communication tools fo law enforcement and security agencies preventing violent radicalisation) es desarrollar un enfoque integral para prevenir y combatir la radicalización violenta y el extremismo, centrándose especialmente en los procesos de radicalización de individuos.

Para alcanzar sus objetivos, Pericles considera ideologías violentas religiosas, extremo-derechas y extremo-izquierdas, y se centra en los riesgos relacionados con la propaganda violenta consumida a través de entornos digitales. La estrategia integral de prevención propuesta desde Pericles se dirige tanto a las agencias de seguridad y justicia, como a técnicos penitenciarios, trabajadores sociales, formadores e incluso familiares de las personas afectadas.

Crimina es el Centro de Investigación y Formación Criminológica de la Universidad Miguel Hernández, dirigido por el catedrático de Derecho Penal y Criminología Fernando Miró Llinares, y está conformado por juristas, criminólogos, filósofos, psicólogos, investigadores de distintos ámbitos, así como policías y profesionales de la seguridad.