En sus alturas sobresalen cumbres como la Peña 'l Vientu, Cantu l'Oso y la Rapainal, esta última alcanza el punto más alto del parque con 2.002 metros. Sin olvidar sus valles completamente abiertos, bordeados por ríos cuya acción sobre las rocas a lo largo de los años han formado asombrosos desfiladeros de caliza, como el río Alba o el de los Arrudos, que dan nombre a las rutas preferidas por los aventureros.
También en el interior de sus frondosos bosques descansan las especies más características del norte, como el oso pardo, el urogallo o el lobo, así como las mayores poblaciones de rebecos y ciervos de Asturias.
4. Una piscina en un lugar inusual
A la vera de la sierra de San Isidro, justo al lado del campo de fútbol, el viajero se encontrará con un paraje de montaña sin paragón. Se trata del área recreativa de montaña situada en el Alto del Folgueiróu, en Illano, cuya piscina permitirá refrescarse a la par que se disfruta de una grandiosa vista a la naturaleza.
Además, dispone de bolera, campo de fútbol y de tiro al plato, también está el centro de interpretación de la Naturaleza. Desde la zona se divisan diversas localidades del entorno y sus bosques, y está abierta al sur, lo que la convierte en perfecta para visualizar el cauce del embalse de Doiras. Con tantas opciones, se plantea como un plan perfecto para pasar el día con buena compañía.
5. Una escuela como las de antes
Para plan diferente nada como visitar una antigua escuela construida en 1908 y conservada como si aún estuviera viva. Un viaje en el tiempo que tiene lugar en Cabranes con el fin de que el viajero sienta cómo era la vida escolar en este concejo del interior de Asturias.
Allí, cada detalle está cuidado al mínimo, ya que se incluyen también los utensilios que cada alumno llevaba en la época, así como los libros, mapas y mobiliario del pasado. Además, cuenta con un piso superior formado por dos viviendas destinadas a residencia del maestro, la maestra y sus respectivas familias.
La visita ofrece un recorrido cronológico que permite conocer las características de la educación en Asturias de manera didáctica y recreativa. Un reflejo fiel de antes que reluce con el presente.
6. Un descenso despejado
¿Sabía que también se puede hacer el descenso por otros ríos de Asturias? Entre ellos, por el río Nalón, menos conocido que el Sella por los viajeros pero igual de adecuado. De hecho, se beneficia de ese factor ya que no se ve afectado por la masificación. El Nalón es el río mayor de Asturias, que abarca desde San Román a Pravia. Gracias a que es una actividad que siempre se realiza bajo la supervisión de monitores, es apta para realizar en familia.
Además de ser una aventura divertida, es una actividad llena de deporte, ya que permite acercarse a la vida de un piragüísta desde el principio, con clases de remo, culturales y medioambientales para entender las características del entorno y fauna presente en el Bajo Nalón.
Su gran caudal y la corriente continua ayuda a la canoa a descender gran parte del recorrido sin apenas tener que esforzarse, por lo que los niños no sentirán gran cansancio pero sí mucha diversión.
7. Una iglesia peculiar
Quizás sea extraño entrar a una iglesia y descubrir que en lugar de arte sacro hay arte urbano, que en lugar de bancos hay pistas de skate. Si se acerca a Llanera podrá descubrir este santuario un tanto peculiar. Se trata de la iglesia de Santa Bárbara. Por fuera mantiene la arquitectura propia de un templo de esas características. Por dentro, como estaba desacralizada desde hace años, un grupo de creativos llamado Church Brigade, entre los que se encontraba el conocido grafitero Okuda, decidió lanzar una campaña de crowfunding para convertirla en una pista de skate.
Gracias a que pudieron superar la cifra estimada para la rehabilitación, el lugar se ha convertirdo en un espacio lleno de luz, color y vida. Un cambio total que deslumbrará a todo aquel que la quiera descubrir.
8. Un paisaje pintoresco
En el occidente hay playas más que conocidas por turistas y locales, pero si se mira más allá podrá dar con una menos explotada. La playa de Barayo, entre Valdés y Navia, y el paisaje que la rodea se han ganado la protección bajo el sello de Reserva Natural Parcial. Su arenal es de grano fino y oscuro y tiene una longitud de unos 670 metros. Se puede acceder a ella desde Vigo (Navia) o Sabugo (Otur). Una vez allí, si el viajero decide adentrarse al mar, podrá encontrarse algunas cavernas denominadas Las Sántinas que, con marea baja, pueden visitarse.
Esta playa tiene todo lo que hace falta para disfrutar de la naturaleza y la tranquilidad: río, mar y bosque. Sus aguas poco peligrosas y con ausencia de corrientes submarinas son idóneas para el baño. Además, su fisonomía abierta al mar y su oleaje moderado la convierte en el lugar perfecto para la práctica de deportes acuáticos como vela, surf, windsurf o buceo. No obstante, en su parte más oriental el estuario confluye con el mar y garantiza el baño para los más pequeños gracias a una piscina fluvial que se presenta idónea cuando baja la marea.
9. El arte de la otra cueva
No todo el arte rupestre está en Tito Bustillo. Y es que en la segunda mitad del siglo XIX, un paisano apodado como Cristo descubría en San Román, Candamo, una cueva plagada de pinturas rupestres. Pero no sería has el año 1914 cuando se produciría su descubrimiento científico de manos del Catedrático de Geología de la Universidad Complutense Eduardo Hernández Pacheco, al identificar la existencia de pinturas y grabados. Seguidamente, el prehistoriador asturiano Conde de La Vega del Sella reconoce la cavidad identificando su arte. Así comienza la historia contemporánea de la cueva de La Peña, declararada Monumento Nacional en 1942 y Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde julio de 2008. La cueva se localiza concretamente en el curso bajo del río Nalón, muy cerca de su desembocadura, y constituye la cavidad con arte paleolítico más occidental del continente europeo.
Tras varios estudios la cueva fue datada en 18.000 años, en el llamado periodo solutrense, aunque se discute si algunos de los grabados pertenecen a momentos anteriores o posteriores. Diversas interpretaciones del arte de esta cueva aseguran que sus pinturas tuvieron un sentido mágico-ritual para los hombres paleolíticos que las plasmaron. Esta hipótesis se ve reforzada por investigaciones arqueológicas en las que no se encontraron apenas restos ni utensilios propios de haber hecho vida dentro de la cueva. Esto ratifica que las entradas que realizaron fueron limitadas y en momentos muy concretos.
Sin duda, en su interior se encuentran secretos, arte y magia. Valdrá la pena acercarse para dejarse llevar por la curiosidad de lo nuevo.
10. Un queso de categoría
Asturias es tierra rica en quesos. En el exterior se ha dado a conocer mucho el cabrales; sin embargo, las variadades son infinitas. Entre los mejores se encuentra el Gamonéu, un queso con Denominación de Origen Protegida (DOP) que se elabora con mucho mimo en Onís.
Ubicado en un lugar privilegiado, el concejo se rodea de monte, aldea, majadas y pastores. A su llegada, si hace parada en Benia, la capital, podrá saborear este teroso gastronómico de textura y sabor inolvidables. Además, sus habitantes estarán encantados de compartir tiempo y experiencia con las dudas del viajero.
Si después de visitar el pueblo aún tiene ganas de más, puede tomar dirección hacia los pueblos de Gamonéu de Onís y de Cangas, donde podrá disfrutar durante el camino de hermosas vistas, de vida rural, de pureza.
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