El protocolo de la droga desde el decomiso hasta su incineración

Pilar Campo REDACCIÓN

ASTURIAS

Quema de un alijo de droga
Quema de un alijo de droga Rodrigo Sura | EFE

Los agentes custodian los alijos hasta su traslado al juzgado y a los laboratorios para su análisis y su posterior quema, previa autorización judicial, en los hornos de Cogersa

27 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La droga intervenida por los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en Asturias pasa, desde su aprehensión hasta su completa destrucción, por un largo proceso donde es vital el control y mantenimiento de la cadena de custodia.

Las asociaciones profesionales de la Guardia Civil en el Principado de Asturias reconocen que en esta tarea se actúa con diligencia y todos los pasos se siguen escrupulosamente para que no haya problema alguno.

Una vez que la droga se ha intervenido, se somete a una prueba de campo con reactivos, drogatest, que orientan sobre el tipo de sustancia y su pureza. Además de las diligencias judiciales correspondientes, se inicia un protocolo establecido de cadena de custodia en el que queda registrado documentalmente cada movimiento de la droga, tanto fecha como hora, dónde está, quién la vigila o traslada, hasta su almacenamiento en dependencias policiales o el lugar donde establezca el Juzgado competente. Cualquier movimiento hasta que se destruya se debe recoger en el registro de la cadena de custodia.

«Los paquetes se miden, fotografían, pesan y se documenta sus características, cantidad, forma, tipo de embalaje y marcas. En Asturias, actualmente, no hay centros específicos donde almacenar los efectos incautados, por lo que lo normal es que se custodien en cuarteles o comisarías, en habitaciones más o menos preparadas o cajas fuertes», explica el secretario general de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) en Asturias, Alberto García Llana.

Posteriormente se cogen muestras que se envían al laboratorio de Sanidad para la verificación del producto y el análisis de pureza. Cualquier intervención de sustancias estupefacientes se registra en el documento de custodia y en una aplicación informática de Sanidad operada por los cuerpos policiales.

Esta oficina de Sanidad depende de la Delegación del Gobierno correspondiente y, según comenta García Llana, hasta hace aproximadamente un par de años estuvo en la casa del Mar de Avilés y con anterioridad en Oviedo, «pero hoy por hoy en el Principado no hay y se lleva a Santander, aunque conste que procede de Asturias», apostilla.

En teoría, después de la entrega en Sanidad de una muestra representativa y previa comunicación al Juzgado correspondiente se puede proceder a la destrucción de la droga en un plazo de un mes y, según afirma el representante sindical, aunque no es obligatorio es lo habitual ya que «genera un problema importante de seguridad, almacenamiento y de salubridad».

Sin embargo, lo normal es esperar hasta que el Juzgado autorice su destrucción, sobre todo en casos de investigación con detenidos ya que, a juicio de Llana, son la prueba «fundamental».

Un portavoz de la Unión de Guardias Civiles de Asturias (UniónGC) asegura que la droga incautada se almacena «el tiempo mínimo imprescindible» y las muestras recogidas son las que demostrarán su pureza y las que queden a disposición judicial.

Las drogas se trasladan posteriormente a las instalaciones del Consorcio para la Gestión de los Residuos Sólidos de Asturias (COGERSA) y, dentro del recinto de incineración, los operarios trabajan bajo la atenta vigilancia de la Guardia Civil.

«La droga, tonelada a tonelada, se va introduciendo en el horno. Cada una de estas toneladas tarda en quemarse una hora, en un proceso que se realiza a una temperatura que oscila entre 850 y 1.100 grados», señalan desde la UniónGC.

Desde hace seis años, Cogersa quema la mayoría de la droga aprendida en España y, según los datos que maneja la asociación profesional, ha llegado a incinerar hasta el 90% de las sustancias incautadas. 

Cogersa fue elegida para la quema de la droga intervenida por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad por sus medidas de seguridad, ya que es un recinto cerrado y vigilado por cámaras, y debido a que su horno de incineración es uno de los primeros de estas características, según explica el portavoz de UniónGC: «Cogersa es una de las pocas plantas que hay en el país que cumple la normativa medioambiental vigente en la incineración de residuos peligrosos».