La plantilla teme que el incendio adelante el cierre definitivo de baterías de coque en Avilés

Susana D. Machargo REDACCIÓN

ASTURIAS

La empresa señala que la prioridad es abrir una investigación para determinar la causa del fuego. CCOO recuerda otros accidentes similares

17 oct 2018 . Actualizado a las 13:35 h.

La alarma saltó a las cuatro y cuarto de la tarde. La cinta transportadora que abastece las baterías de coque de la planta de ArcelorMittal en Avilés estaba en llamas. En esos momento, había 90 trabajadores en el turno de tarde asignados a ese puesto y unos 200 en total, en toda la acería. Una densa nube de humo negro comenzó a elevarse al cielo y a generar una gran preocupación tanto en el personal como entre los vecinos. Era visible varios kilómetros a la redonda. El fuego consumió la cinta que colpasó sobre un depósito de gas y sobre una sala eléctrica, lo que afectó al suministro e impidió que los captadores de humos funcionaran. La rápida actuación de los bomberos permitió controlar el incendio en algo más de dos horas, aunque las labores de refrigeración continuaron mucho más. El desolador panorama que se pintó al anochecer es que, al menos, cuatro de las ocho batería de la planta están afectadas directamente y hay que evaluar las otras cuatro. A solo un año del cierre definitivo de estas baterías, los trabajadores temen que sea la excusa perfecta para no volver a echarlas a andar. Esto tendría consecuencias directas sobre el empleo.

ArcelorMittal señala que todavía es pronto para determinar las causas del accidente y también para especular sobre el grado de afectación de las instalaciones. La compañía muestra su alivio porque no haya habido heridos y porque la respuesta haya sido rápida. También matiza que la planta no está totalmente parada y que solo se desalojó al turno de tarde de las baterías. No quiere especular sobre el tiempo que continuará sin actividad. La prioridad será abrir una investigación para ver el origen y para garantizar la máxima seguridad.

Más crítico se muestra José Manuel Castro, secretario general de Comisiones Obreras (CCOO) en Arcelor, que recuerda que ya se produjo otro accidente similar hace unos años. Entonces, también ardió la cinta transportadora que abastece a las baterías y también se generó una inmensa columna de humo y una gran alarma social. Ahora la baterías afectadas van de la uno a la cuatro. En aquel momento, fueron de la cinco a la ocho. Este antecedente no deja nada tranquilo a Castro que de las similitudes extrae conclusiones. Falta solo un año para el cierre definitivo de las baterías pero las de Gijón que las sustituirán todavía no están listas. Así que Castro teme que se decida no arreglarlas. Solo el traslado ya supondrá una importante pérdida de empleo, así que este incidente puede incrementar los daños colaterales. CCOO permanecerá vigilante. 

Las imágenes grabadas por los propios trabajadores de la planta, por vecinos y conductores que viajaban alrededor de la factoría hicieron temer lo peor en los primeros minutos. Los vídeos corrieron como la pólvora en redes sociales y grupos de whatsapp desde todos los puntos de vista. Las llamas eran bien visibles desde una larga distancia y la densa columna de humo impactaba. Los colectivos ecologistas reclamaron rapidez de reacción ante una previsible crisis ambiental. El Principado activó el protocolo que tiene para estos casos y puso en marcha el plan de emergencias pero en el nivel más bajo, el de control y seguimiento. La rápida intervención de los bomberos pronto dio sus frutos y el plan pudo desactivarse en apenas unas horas. El efecto sobre la contaminación todavía no se ha medido. Las estaciones pronto comenzarán a arrojar sus datos y a demostrar cuál ha sido la huella ambiental, más allá de la perceptible a simple vista.

Aunque todavía es pronto para buscar culpables, existen intereses cruzados en este caso. José Manuel Castro reconoce que se ha estirado al máximo la vida útil de estas baterías y que se ha «jugado con fuego», utilizando una expresión que viene muy al caso. Ha explicado que las baterías de Gijón han sufrido múltiples retrasos por las más variadas razones y que eso ha tenido consecuencias, entre otras, la prolongación de las baterías de Avilés, donde se produce algo más de 1.100.000 toneladas. Sin cuatro baterías, como mínimo, operativas, la producción puede quedar por los suelos. «Lo principal es que no haya habido heridos» reconoce el dirigente de CCOO. Pero ahora que ya sabe que ha sido así, trata de tomar una fotografía mucho más amplia de la situación y lo que ve le intranquiliza.