Prueba de fuego para una revolucionaria terapia contra el cáncer

Susana D. Machargo REDACCIÓN

ASTURIAS

Terapia contra los tumores cerebrales investigado por el asturiano Juan Fueyo
Terapia contra los tumores cerebrales investigado por el asturiano Juan Fueyo

Los virus modificados genéticamente por el asturiano Juan Fueyo tratan, por primera vez en el mundo, a pacientes con tumores cerebrales. Navarra pone en marcha el ensayo clínico

26 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El sueño de Juan Fueyo el asturiano que hace décadas hizo las maletas para irse a Houston, a la prestigiosa clínica MD Ánderson, a luchar contra el cáncer está más cerca de materializarse. Tras décadas de investigaciones y ensayos, codo con codo con un grupo de colegas entre los que está su mujer Candela Gómez, sus avances han dado el salto definitivo y comienzan a probarse en pacientes, en concreto, en la Clínica Universitaria de Navarra. La idea revolucionaria en la que Fueyo ha invertido miles de horas pasa ahora la prueba de fuego. Los tratamientos comenzarán a aportar resultados en solo unas semanas.

El médico asturiano, que completó su formación en Cataluña, trabaja con virus modificados genéticamente. La idea de partida parece hasta lógica. Los adenovirus, los más comunes de los virus que atacan el sistema inmunitario de las personas, son alterados mediante procesos genéticos para que, esta vez, ataquen a los tumores. Su trabajo se está centrando en los gioblastomas, que es el tumor cerebral más común y, además, el más agresivo. De hecho, se diagnostican tres nuevos casos al ño por cada 100.000 habitantes.

La gran novedad es que, por primera en el mundo, en Navarra se van a aplicar tratamientos completos en pacientes. Hasta ahora, se había realizado algún ensayo puntual que había demostrado que se prolongaba la supervivencia de los pacientes. La terapia será más amplia. El virus se inoculará directamente en los tumores y los médicos esperan que su tamaño se reduzca en cuestión de semanas. «Es un paso importante en la lucha contra el cáncer», señala el neurocirujano Ricardo Díez Valle, que será uno de los encargados de llevar a cabo el procedimiento. Se trata de estimular una proteína del virus que estimula el sistema inmunitario para luchar contra el cáncer.

«Grandes neurocirujanos y geniales biólogos de la clínica universitaria de Navarra conseguirán que los tratamientos, incluyendo la viroimmunoterapia, para pacientes con tumores cerebrales sean cada vez más efectivos», ha señalado Juan Fueyo. Por su parte, el centro sanitario ha señalado que este ensayo clínico en paciente es «un ejemplo de la investigación traslacional en beneficio de la sociedad. Investigar es avanzar». Incluso ha difundido un vídeo en el que muestra cómo va a ser el ensayo clínico y en el que muestra al equipo médico que trabajará con los pacientes y en el que intenta divulgar en qué consiste exactamente el proceso.

Fueyo -que también ha escrito un libro que toma a Severo Ochoa como referente- trabaja en la clínica Anderson, a la que también está adscrito el premio Nobel de Medicina 2018, el inmunólogo James P. Allison, al que el asturiano cita como referente. El trabajo de Allison consiste, precisamente, en utilizar la inmunoterapia como principal aliado en la cura del cáncer. Fueyo ha calificado su línea de investigación como «muy creativa». En su caso, todo el proceso de cura se produce dentro del paciente. Lo que intenta es que genera anticuerpos. No es necesario inyectar nada al tumor en el tumor. 

En la línea de investigación de Fueyo, la clave son los virus. Esta vertiente se centra en los tumores cerebrales -tal y como corresponde a un neurólogo- y consiste en inyectar en las células cancerígenas virus modificados que toman como base la genética del tumor. En una primera fase, el virus se multiplica. En el 80% de los casos el sistema inmune de los pacientes destruye el virus y no pasa nada. Pero, de nuevo, hay un 20% de los casos en el que el virus se alía con el sistema inmune y juntos acaban con el cáncer. No es el virus el que elimina el tumor sino el propio enfermo. «Es una cura desde dentro», argumenta el científico.