Estas son las epidemias que amenazan a los montes asturianos

s.d.m. REDACCIÓN

ASTURIAS

Santi M. Amil

Los propietarios reclaman a la Administración del Principado medidas urgentes

05 nov 2018 . Actualizado a las 08:32 h.

Chancro y avispilla, en el castaño; gonipterus y mycospharella, en el eucalipto; banda marrón y banda roja, en el pino. Estas son las plagas que traen de cabeza a los propietarios forestales asturianos, que reclaman a la Administración del Principado medidas urgentes para paliar sus efectos. Iván Castaño, presidente de la Asociación de Propietarios Forestales de Asturias, explica que el cambio climático es ya una realidad imparable en la región y que en su caso se manifiesta en forma de epidemias importadas desde otras zonas del planeta, que aniquilan sus bosques.

La última en llegar, a través de Galicia, es la banda marrón, que afecta fundamentalmente al pino radiata, el más común en el Principado. El árbol enfermo comienza a secarse de abajo hacia arriba y a contagiar a todo su entorno. Una vez que está infectado, ya es imposible salvarlo. La banda marrón es un hongo que proviene de América del Norte y América Central y que está en Europa desde la década de los 70. Es un problema grave en País Vasco, que ha creado incluso grupos de trabajo para ver cómo se puede frenar, y comienza a serlo en Galicia. En Asturias, los tres concejos más afectados son Castropol, Vegadeo y Taramundi.

Los propietarios forestales reclaman a la Administración una respuesta ágil. Lo primero sería poner a trabajar a los centros de investigación y al Centro Tecnológico Forestal y de la Madera, situado en Pumarabule, para que busquen soluciones. Urgen, sobre todo, en el caso de la banda marrón, que es la última plaga detectada y la que podría pararse antes de que el grado de afectación la convierta en un desastre ambiental y económico. Pero también tendrían que dar soluciones para la avispilla o el gonipterus.

El siguiente paso, igual de importante, consistiría en agilizar los permisos de tala para poder sacar de los bosques los árboles afectados y que la tala sirva en este caso de cortafuegos para impedir que se propague. Aunque parece una obviedad, la realidad es bien diferente. Iván Castaño explica que una autorización para cortar puede prolongarse hasta un año. «Cada permiso tiene su peculiaridad. Si una línea eléctrica cruza un bosque, hay que tramitar un permiso. Si además linda con un río, hay que recurrir también a Confederación Hidrográfica. Así que igual tienes que hacer gestiones ante un montón de departamentos diferentes. Mientras la plagas continúa extendiéndose», explica Castaño. 

El colectivo está a la espera de que el Principado les reciba. Han solicitado una reunión para tratar todos los temas urgentes que tienen pendientes. No quieren esperar a que el grado de afectación sea tan grande como en el País Vasco o en Galicia. Prefieren actuar para cortar de raíz.