Los alumnos rurales comen la «tostada tecnológica» a los de ciudad

Susana D. Machargo REDACCIÓN

ASTURIAS

El consejero Genaro Alonso, con alumnos del Colegio Rural Agrupado (CRA) Castrillón-Illas
El consejero Genaro Alonso, con alumnos del Colegio Rural Agrupado (CRA) Castrillón-Illas

Un informe de la Consejería de Educación determina que la escuela corrige la desventaja con la que los estudiantes de los pueblos entran en la escuela

21 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Son peores en Inglés pero les comen la «tostada tecnológica». Los alumnos de la zona rural son más competentes que los de ciudad en algunas materias pero fallas en otras. Eso concluye, al menos, un estudio realizado por la Consejería de Educación que trata de rebatir algunos estudios internacionales, como el de Pisa, que sostienes que los estudiantes de los pueblos obtienen siempre peores resultados en todas las materias. El Gobierno del Principado utiliza como referente la Evaluación de Diagnóstico que hace en cuarto de Primaria y segundo de Secundaria y tiene en cuenta el contexto socioeconómico de cada familia para ver el esfuerzo de aprendizaje que realiza cada uno. De hecho, utiliza este contexto como elemento corrector. Con todos estos elementos en la coctelera, el trabajo sostiene que la escuela rural asturiana tiene «tiende a compensar las diferencias de entrada». Es, por tanto, cara pero útil.

La consejería mantiene abiertos 27 Colegios Rurales Agrupados (Cra) con aulas situadas en 82 localidades de 21 municipios. También cuenta con nueve Centros Públicos de Educación Básica (CPEB) que ofertan tanto Primaria como Secundaria. Otros 16 colegios públicos son, en realidad, escuelas unitarias, es decir, centros donde todos los estudiantes, de todas las edades, forman un único grupo. Otros cuatro colegios público (y un CRA) imparten toda la Primaria y los dos primeros cursos de Secundaria. La estructura se completa con tres escuelas-hogar y cuatro residencias. En total, escolarizan a 3.183 estudiantes de Primaria y otros 494 de Secundaria. En cuarto de la ESO los colegios rurales osn el 20% del total pero solo escolarizan al 5% de la población estudiantes de ese ciclo

El informe explica que todos estos centros comparten dos características. Pertenecen a la escuela pública y no compiten en su territorio con ningún centro privado y, además, exigen de una mayor inversión en recursos humanos y materiales. Un ejemplo que mide ese esfuerzo es la proporción de alumnos por aula. Si de media en Asturias es de 17,85, en las escuelas unitarias baja a nueve. La inversión por alumno es seis veces superior en los pueblos. Nueve de cada diez cuenta con servicio de transporte escolar y el 90% de su alumnado usa el bus o se queda al comedor. 

Rebatir estereotipos

Las evaluaciones de los sistemas educativos a gran escala concluyen que los centros urbanos obtienen resultados significativamente superiores a los rurales en todas las áreas y en todas etapas. Esta es la premisa que se rebate con este trabajo del Servicio de Orientación Educativa. Los autores explican que exámenes con Pisa, TIMSS o el PIRLS -todos ellos comparan los sistemas educativos de los países analizando diferentes competencias- «corren el riesgo de devolver una imagen distorsionada de la escuela rural, ya que parecen señalar que la inversión no se corresponde con los desempeños obtenidos en los centros». 

Esta investigación introduce novedades con respecto a esos grandes estudios. Las dos más significativas es que no descarta ni los centros más pequeños, que tradicionalmente no tienen hueco en el resto, y además contempla el entorno socioeconómico y cultural del alumnos. Lo hacen con el denominado ISEC, que tiene en cuenta los estudios y las profesiones de las familias. La administración cuenta con estos datos porque es una parte del cuestionario de la Evaluación de Diagnóstico que se realiza dos veces a lo largo de los cursos obligatorios, en cuarto de Primaria y en segundo de Secundaria. 

La primera conclusión es que el entorno socioeconómico y cultural de los alumnos de centros rurales es inferior a los de los centros urbanos. Así que implica que el punto de partida de esos estudiantes es peor. Comienzan con más dificultades. Señala que la conclusión es definitiva y que no presenta ninguna duda estadística. La segunda es que en la mayoría de las competencias estudiadas el alumnado rural obtiene peores resultados. La brecha es especialmente significativa en Inglés, aunque también lo es en Matemáticas y Lengua Castellana. Solo se imponen en un área: en el tratamiento de la información y en competencia digital. 

Los investigadores dan un paso más. Relacionan los resultados y el contexto, es decir, las notas y el nivel socioeconómico y cultural de los padres. Utiliza este último elemento como elemento corrector. La premisa es que si los estudiantes de la zona rural parten con desventaja los resultados no se pueden medir de una manera idéntica. Con ese índice corrector, descontado el efecto que genera el contexto, recortan toda la diferencia en Inglés y su ventaja en competencia digital se incrementa